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¿Cómo se negoció el acuerdo con Brasil y por qué el gobierno espera inversiones en Artigas y Rivera?

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Francisco Bustillo y Carlos França. Foto: Presidencia.

“ES UN GRANITO DE ARENA”

Negociador del acuerdo, Juan Labraga, afirma que esto puede traer inversiones para “instalarse en Artigas y Rivera para establecerse en el mercado brasileño”.

El acuerdo que el canciller Francisco Bustillo firmó en la noche del jueves con su homólogo brasileño, Carlos França, en Los Ángeles, mientras se desarrollaba la Cumbre de las Américas, no fue algo improvisado. Fue el último paso de una larga negociación que llevó cinco meses y que incluyó viajes (del ministro del Exterior y también de su par de Economía, Azucena Arbeleche) y largas sesiones de discusión a través de la plataforma Zoom, en las que uno de los principales protagonista fue Juan Labraga, asesor de política comercial de esta última cartera, que hoy advierte que, “desde el día uno, el plan era avanzar en un trípode de temas” que, a su entender, implican varios “beneficios para Uruguay”.

Estos fueron la baja del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur -una prioridad para Brasil-, el apoyo explícito de la administración de Jair Bolsonaro a la flexibilización del bloque -una prioridad para Uruguay- y llevar a cero el arancel que se paga por las exportaciones desde zonas francas -un tema que se empezó a discutir a raíz de la situación de Pepsico, que tiene su planta de concentrados de bebidas en la zona franca de Colonia.

Labraga define esta baja del arancel como “ambiciosa”, por ser de un 20%, y sostiene que a partir de este paso, “que es verdad que era la prioridad uno para Brasil”, el consumidor uruguayo se podría ver beneficiado. El razonamiento del gobierno es el siguiente: los empresarios bajan sus costos, esta baja se refleja en precios y así se consigue bajar la inflación. “Es un granito de arena y uno no puede garantizar que los empresarios efectivamente lo hagan, pero creemos que va a ser así”, señala el asesor de Economía, que también tiene entre sus tareas llevar adelante la negociación con China y Turquía de cara a los posibles Tratados de Libre Comercio (TLC).

Por eso, también, para Labraga es importante que Brasil acepte ir hacia un camino de flexibilización dentro del Mercosur que -ante la negativa de Argentina y el silencio paraguayo- deje consolidada la posibilidad de negociar con terceros países. “Brasil con esto nos muestra un consentimiento a buscar procesos de flexibilización. Nos está diciendo que el bloque se comporta de manera no adecuada a los tiempos modernos, y que está dispuesto a buscar nuevos mecanismos”, dice Labraga. Sin embargo, en cuanto a si esto es un apoyo a la concreción de los TLC con China y Turquía, el experto es más cauto: “Es un no veto”.

La situación de Pepsico, en tanto, fue el puntapié inicial para sentarse a conversar, sin embargo Labraga sostiene que era parte de un paquete y que el “beneficio” que Uruguay logra con el acuerdo va más allá de esta empresa, porque a su entender permitirá que firmas ya instaladas en zonas francas tengan mayores facilidades para llegar al mercado brasileño, al mismo tiempo que cree viable que varias empresas quieran instalarse en zonas francas para vender al vecino país.

“Por el otro lado, conseguir el acceso preferencial con un cero de arancel para toda la producción que se realice en zonas francas uruguayas, es equivalente a conseguir un acuerdo comercial. Hasta diciembre del año pasado había accesos puntuales, para algunas zonas francas y productos, y por tiempos determinados. Ahora es 0% para todos a partir de la vigencia de este acuerdo. Para todos los productos que estén en el acuerdo del Mercorsur”, remarca Labraga, lo que se traduce en todos menos los que provengan de la industria automotriz o azúcar. El experto insiste en que esto implica un “perfeccionamiento en la zona de libre comercio”, porque implica que hoy el pacto entre los países no tiene restricciones territoriales. “Fue en 1994 que decidieron excluir las zonas francas del Mercosur, pero esto no tiene mucho sentido”, añade.

El acuerdo firmado el jueves no entra en vigencia de forma automática, y el gobierno calcula que pasarán dos meses antes de que esto suceda. Este primero debe ser protocolizado en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y luego cada país deberá emitir un decreto. Desde ahí, en forma automática, el arancel de las zonas francas pasa a ser cero para todos los productos que ya salen de allí, lo que incluye a los concentrados de bebida, pero también a otros productos. Labraga destaca los que se producen en el Parque de las Ciencias, o sea medicamentos, y a las firmas que están desarrollando cannabis medicinal, “y que tienen interés en acceder al mercado de San Pablo”. También hay emprendimientos vinculados a la celulosa.

“Que este acuerdo tenga una duración indefinida permite traer inversiones. Es esperable que esto pase, porque uno da garantías por tiempo indeterminado y hay una previsibilidad en cuanto al acceso al mercado sin pagar aranceles. ¿Qué tipo de inversión habrá? Hay que esperar. Pero parece tentador instalarse en Artigas y Rivera para establecerse en el mercado brasileño”, señala Labraga.

El gobierno también siente que puede ser un beneficio que la zona franca de Brasil esté en Manaos, a 4.830 kilómetros de Uruguay. Esto implica que habrá ciudades -muchas- para las que los costos de transporte y logísticos desde Uruguay serán mucho menos cuantiosos. Al mismo tiempo, no se espera que sean demasiados los productos brasileños que lleguen al país.

Por las elecciones del 2 de octubre, a partir de setiembre el gobierno brasileño ya no podría firmar pactos de este tipo. Esto lleva a una pregunta, ¿qué pasará con este acuerdo en caso de que haya un cambio de color político en el vecino país? ¿Qué pasa si el próximo presidente pasa a ser Luiz Inacio Lula da Silva? “A priori esto no debería cambiar el acuerdo -confía Labraga- Siempre un nuevo gobierno puede denunciar los acuerdos, pero no es la política de Estado que ha adoptado Brasil en materia de cumplimiento de acuerdos. Ningún gobierno los ha denunciado masivamente”.

No hubo demasiadas reacciones por parte de Argentina y Paraguay a este nuevo pacto. El gobierno tampoco espera que la haya. Y aunque no hay nada en carpeta, también aspira que se puedan firmar acuerdos similares -sobe todo en cuanto a la eliminación del arancel en zonas francas- con estos otros dos países.

“El estudio de prefactibilidad con China por el TLC está muy avanzado”

Juan Labraga reconoce que el estudio de prefactibilidad para el Tratado de Libre Comercio (TLC) con China está en etapa avanzada, pero se excusa de dar demasiados detalles porque está firmado un documento de confidencialidad. “Estamos muy avanzados”, insiste varias veces, sin embargo, el asesor de política comercial del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Una vez que la cartera termine con este trabajo, que implica acordar los aspectos más técnicos del posible pacto, este pasará a cancillería y los tiempos serán los que se determinen a nivel político.

En cuanto a Turquía, la primera reunión virtual para evaluar los aspectos técnicos de un posible acuerdo está programada para el mes que viene.

El pacto firmado el jueves señala que el gobierno uruguayo informó al brasileño sobre cómo venían las negociaciones en cuanto a acuerdos bilaterales, lo que incluye a estos posibles tratados de libre comercio. Labraga, sin embargo, sostuvo que la información que se le dio a la administración de Jair Bolsonaro fue aquella que no implicaba una violación a dichos acuerdos de confidencialidad. “Tampoco Brasil ni ningún país nos va a preguntar detalles, porque saben que en una negociación en curso no se puede adelantar mucho”, señaló.

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