Redacción El País
A través de una muestra de ADN de los restos se confirmó que los huesos hallados en una vivienda abandonada del barrio Pérez Castellanos pertenecen a Carlos Rivero, un joven de 21 años que estaba desaparecido desde 2019.
Como informara El País, el descubrimiento fue a principios de mes luego de que la Policía obtuviera, a través de una denuncia anónima, la pista de que en una vivienda en el barrio Pérez Castellanos podría haber restos humanos ya que el denunciante tenía conocimiento de que años atrás habían matado a una persona y la habían enterrado allí, para luego construir un piso encima. Actualmente la vivienda se encuentra deshabitada.
Ya entonces el fiscal a cargo, Fernando Romano, se puso en contacto con el Departamento de Personas Ausentes de Interpol con la sospecha de que el cuerpo podría corresponderse con el de una persona cuya desaparición fue denunciada en 2019.
El padre de la víctima, Alexis Rivero, dijo que desde el primer momento supo que se trataba de su hijo porque la familia también había recibido una comunicación anónima de alguien que les avisaba que Carlos había sido asesinado. "Yo le había dicho a la Interpol y a la Policía que el cuerpo estaba ahí, que si querían que yo los acompañaba, pero nunca me dieron bola", contó a Telenoche (Canal 4).
Manifestó que años atrás, al recibir esa comunicación, su pareja "anotó" toda la información y que coincidía con lo descubierto por la Policía. Las sospechas se confirmaron el pasado fin de semana cuando recibieron los resultados del examen de ADN.
Consultado sobre si Carlos frecuentaba la zona, Alexis dijo que sí pero que sabía que su hijo había sido asesinado "en otra boca" y que luego lo llevaron a este predio, prendieron fuego el cuerpo y lo enterraron.
"Yo nunca lo vi consumir, pero creo que andaba en malos pasos. Eso sí", manifestó el padre de la víctima.
"Fue muy difícil, el momento en el que nos dijeron que lo habían matado fue muy doloroso. Con los años que transcurrieron no sabíamos si era verdad si era mentira, si era cierto. Siempre uno tratando de mirar para adelante y viendo por uno mismo y por la familia, pero fue muy duro", contó por su parte María Rivero, hermana de la víctima.
Ambos coincidieron en que este descubrimiento los ayuda a "cerrar un ciclo" y darle "una sepultura digna", pero que esperan saber qué fue lo que le pasó "y que los culpables paguen".