Lo balearon, no se animó a denunciar y a la semana lo acribillaron a tiros

Camioneta de la Policía. Foto: Archivo de El País.

CRIMEN

A uno de los jóvenes asesinados la semana pasada en Piedras Blancas ya lo habían intentado matar.

Dos jóvenes fueron asesinados por más de 20 disparos en la medianoche del martes pasado en el barrio Piedras Blancas (Montevideo). La Policía presume que ambos jóvenes estaban involucrados en el comercio de drogas, aunque la investigación continúa para determinar el motivo del doble homicidio y por qué se produjo con tanta saña.

Una de las víctimas, de 17 años, había sido baleada una semana antes, pero al ser trasladada a la policlínica de Capitán Tulapara que lo asistieran ni él ni sus padres quisieron denunciar la agresión ni aportar datos. Mientras su hijo estaba siendo atendido, la madre le dijo a las autoridades que ella no declararía nada si el menor no lo hacía primero, dijo a El País una fuente del Ministerio del Interior. Tras esto, entonces, el joven regresó a su hogar sin protección.

“Sabían que lo iban a matar, pero no dijeron nada”, sostuvo la fuente. E informó que si bien las víctimas no tenían antecedentes, estaban vinculados a varios delitos vinculados al narcotráfico.

Según supo El País, el adolescente de 17 años -el otro asesinado tenía 18- jugó en el Club Atlético Boston River hasta 2020 y si bien en aquel entonces no estudiaba, “tenía una vida sana”, señalaron. La situación cambió cuando ya no lo citaron al equipo y a partir de allí el adolescente se metió en “negocios turbios”.

Por otro lado, la fiscal de Homicidios de 3er Turno, Adriana Edelman, que está a cargo de la investigación, dijo a El País que hasta ahora se “avanzó muy poco” porque no hay testigos de los homicidios ni cámaras de seguridad que ayuden a identificar a los agresores o que aporten pistas en cuanto a cómo fue el hecho.

A pesar de que no cuenta aún con los resultados de la autopsia, Edelman señaló que se hallaron más de 30 casquillos 9 milímetros en la escena del crimen.

Doble asesinato

Hace una semana, los vecinos de Piedras Blancas escucharon decenas de disparos de armas de fuego en horas de la madrugada y se comunicaron con el 911 para dar aviso, informó Subrayado (Canal 10) y confirmó El País con fuentes policiales. Fue así que en primer momento la Policía se dirigió al pasaje 5 de julio, entre las calles Teniente Galeano y Rafael, y encontró al mayor de edad muerto en el suelo con impactos de bala en la cabeza y el tórax. Al costado del cuerpo había una moto con orificios por disparos.

La otra víctima fue trasladada a la policlínica de Capitán Tula -como había sucedido una semana atrás- en estado crítico y con más de 20 disparos en su cuerpo. De todas formas fue estabilizado en la clínica y luego lo trasladaron al Hospital Casmu bajo clave 1 (estado de mucha gravedad). Allí lo atendieron, pero falleció alrededor de las 4:30 de la madrugada.

Este doble homicidio, el último de una serie de asesinatos que agudiza la inseguridad en este barrio y en la Zona III de Montevideo en general, coincide con un operativo de saturación que el Ministerio del Interior realizó durante la tarde del mismo martes.

Santiago González, director de Convivencia y Seguridad Ciuda-dana, informó en su cuenta de Twitter que se estableció presencia policial de la Guardia Republicana, Grupo de Reserva Táctica de la Jefatura de Policía de Montevideo (GRT), Unidades de Respuesta de la Policía (URPM), Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO), Policía de Tránsito y Policía de Investigaciones. “Continuamos con un gran patrullaje para llevar paz a todo el país”, expresó.

Llegan dos baleados por día a Capitán Tula

En promedio, dos heridos de bala llegan cada día a la puerta de Urgencia de la policlínica de Capitán Tula, ubicada en Piedras Blancas. Las enfermeras escuchan las sirenas de la Policía o los autos de familiares que llegan a toda velocidad y frenan derrapando. Esa es la señal para que las enfermeras, con automática agilidad, se pongan los guantes de látex y saquen la camilla. No sienten miedo de trabajar en una zona de la capital donde las balaceras, homicidios y persecuciones son moneda corriente y los pacientes representan “una vida más que hay que salvar”. Si bien los heridos de bala son una constante en la policlínica, según contó un médico a El País la cantidad de personas baleadas que llegan para ser atendidas va en aumento. Hace poco, fueron siete los heridos que llegaron al mismo tiempo.

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