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La avenida De los Deportes y camino De los Camalotes opera como una especie de agujero negro utilizado por los delincuentes para arrojar cuerpos y descartar autos robados.
El lugar, alejado y a pocos kilómetros del pueblo Santiago Vázquez, les otorga una ventaja: fácil acceso por la avenida Luis Batlle Berres o por el camino De la Redención y zonas de rápido escape como la ruta 5 y llegar hasta otros extremos de Montevideo por camino Altuna y luego seguir por la ruta 102.
Esas no son las únicas ventajas que tiene el lugar para cometer ilícitos graves. Se trata de una zona de mucha maleza, desolada por las noches y que carece de cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior. En la intersección de ambas avenidas hay una vieja construcción casi desmantelada y a sus fondos crecen las chircas, tacuarales y otras hierbas. Ahí arranca la avenida De los Deportes que es un camino de balasto de unos siete kilómetros de extensión donde no hay una casa.
En su parte final, el camino acompaña durante un buen trecho las márgenes del río Santa Lucía, en un lugar conocido como “la pista de regatas” y finaliza contra un arroyo. Hasta allí se puede llegar en auto.
Luego se debe seguir a pie por el puente angosto y recorrer el paisaje de los humedales del río Santa Lucía rodeando una “bahía” pequeña que los lugareños denominan como “el pozo” donde pescadores amarran pequeñas embarcaciones.
Lo idílico del lugar se contrapone con la crueldad de los tres crímenes cometidos en los últimos tiempos allí. Las víctimas fueron torturadas durante horas, desnudadas, ejecutadas de un disparo en la cabeza y luego prendidas fuego.
¿Por qué los delincuentes llevan un bidón con nafta cuando van a asesinar a un rival, un deudor o a un “soplón”?
Según dijeron fuentes policía a El País, la intención de los homicidas al quemar el cuerpo procura borrar alguna huella genética de ellos mismos durante el traslado de la persona. Sin embargo, la eficacia de ese sistema es dudosa.
Muchas veces el fuego no elimina cabellos o sangre de los asesinos si se cortaron y la Policía los ubica. Es decir, lo único que logran es retardar su identificación, pero a la larga éstos son registrados por el departamento de Homicidios de la Zona IV (Cerro y barrios aledaños).
“En los cuerpos de las víctimas siempre quedan evidencias de los matadores”, insistió una fuente de la Jefatura de Policía de Montevideo a El País.
Rociar combustible en un auto sí tiene resultados para los delincuentes. Y por ello decenas de vehículos fueron hallados hechos restos. Los plásticos, telas y cuerinas de los tapizados se derriten fácilmente y borran toda huella biológica.
Casos
A las 11:30 de la mañana del lunes 12, oficiales de la Zona IV de Montevideo encontraron el cuerpo sin vida de un joven en las inmediaciones de avenida De los Deportes y camino De los Camalotes.
El cadáver estaba sobre las malezas próximo a unos cañaverales de la zona. La víctima presentaba un disparo en la cabeza y un gran porcentaje de su cuerpo incinerado.
Poco después de hallado el cadáver se pudo determinar que se trataba de Steven Correa, de 19 años, quien era investigado (junto a otro joven de 22 años, que fue detenido este lunes) como sospechoso del homicidio de Marcelo Demestoy, encargado del supermercado Ta-Ta del Parque Rodó, ocurrido en el mes de mayo.
Según pudo saber El País, pese a que el cuerpo estaba calcinado, las llamas no lograron alcanzar las manos del joven, lo que permitió tomarle sus huellas dactilares y, en base a ellas, se logró determinar que se trataba de uno de los sospechosos del crimen del trabajador.
La Policía comenzó la investigación y contó con la presencia de la fiscal del caso, Mirta Morales, en el lugar de los hechos.
El 31 de enero de este año, Christian Maximiliano y su hermano conocido como “el Jonita” ingresaron a robar a una “boca” ubicada en el barrio La Paloma de donde se llevaron drogas y dinero.
El dueño del “comercio”, Jonathan González Duarte llamó a sus dos sobrinos cuando se enteró de la ubicación de Christian y lo fue a buscar. A las 5 de la mañana del 1° de febrero de este año, Christian regresó a la casa donde se refugiaba y fue atrapado por los narcos. Lo torturaron durante horas para que revelara dónde se encontraba su hermano “el Jonita”.
Según relató el fiscal de Homicidios, Carlos Negro a la jueza Diovanet Olivera, en una audiencia, Jonathan González Duarte y sus dos sobrinos llevaron a Christian a un auto. Como estaba ensangrentado pusieron una frazada en los asientos. Los secuestradores circularon por camino De los Camalotes y luego tomaron la avenida De los Deportes.
El auto se detuvo en un descampado. El traficante y sus sobrinos descendieron a Christian del auto. Uno de ellos le disparó un tiro en la cabeza. Luego uno de los individuos trajo un bidón con nafta y prendió fuego al cadáver, dijo el fiscal Negro en la audiencia.
Dos homicidas purgan hoy penas de cárcel y un tercero, menor de edad, está internado en un hogar de Inisa.
El 21 de abril de este año, un cuerpo calcinado de un hombre sin identificar fue encontrado en camino Los Camalotes y Luis Eduardo Pérez, a unos 200 metros con la intersección de avenida De los Deportes. El crimen es investigado por la fiscal de Homicidios, Adriana Edelman.
Motivo: ajustes de cuentas
Según investigadores de la Policía de Montevideo, los homicidios ocurridos en las zonas aledañas al pueblo Santiago Vázquez se deben a ajustes de cuentas por consumo de drogas o por “mejicanear” puntos de ventas. Los policías señalaron que en barrios cercanos abundan las “bocas” de drogas y los enfrentamientos entre traficantes son situaciones corrientes. No obstante, afirmaron que los operativos en puntos cruciales de la zona obstaculizaron el abastecimiento de las “bocas”.
Planifican colocar cámaras y patrullajes
Para las autoridades policiales el diagnóstico es claro: delincuentes se aprovechan de la desolación de la zona ubicada en avenida De los Deportes y camino De los Camalotes para ejecutar a rivales o deudores de drogas. Con el objetivo de neutralizar esas acciones, jerarcas de la Zona IV (Cerro, La Teja y barrios aledaños) resolvieron intensificar los patrullares por las noches en las avenidas que llevan a los humedales del río Santa Lucía. También aguardan que se extienda la fibra óptica al lugar para instalar cámaras que permitan realizar videovigilancias y lograr tener datos de autos cuando ocurran hechos violentos.