Por Pablo Méndez
La jueza del interior, Natalia Noel Capó, condenó a 25 años de prisión a un hombre que asesinó a su pareja el 16 de setiembre de 2021. La carátula del caso -un homicidio especialmente agravado por femicidio- oculta una sucesión de hechos escalofriantes que culminan con la muerte de Natalia Gissel, de 34 años, en la ciudad de Pando.
La Fiscalía de 1er Turno de esta ciudad, a cargo de Silvia Blanc, logró recabar pruebas que sitúan el inicio del caso en el comercio donde trabajaba la víctima. Aquella noche, para volver a su casa, la mujer fue recogida en auto por su pareja.
Al llegar a la vivienda la pareja comenzó a discutir, en específico porque el hombre de 41 años le recriminaba una supuesta infidelidad. Lo hacía basándose en que había visto en Instagram una foto de la mujer con un buzo que no era suyo.
El planteo escaló en una discusión, que según la declaración del hombre culminó cuando su pareja le habría confesado el engaño.
Asesinato
Según figura en el documento de sentencia al que accedió El País, el hombre aseguró perder la cordura en ese momento.
“Esa noche, ella terminó diciéndome que me había sido infiel y con quién (…) En ese momento me volví loco”, detalló el homicida.
Sus palabras anticipaban el horror, ya que luego de recibir la noticia el hombre le dio un cabezazo a su pareja, que le rompió el tabique nasal. Luego comenzó a golpearla y los gritos despertaron a los vecinos de la zona.
Uno de ellos detalló en su declaración que la víctima imploraba a su pareja que no la golpeara más. “Ya está, ya está, por favor dejáme”, eran las palabras que se alcanzaban a escuchar. Y luego la respuesta del homicida: “Calláte, calláte”.
Por una hora el testigo aseguró escuchar golpes y puertas que se cerraban, hasta que todo se detuvo pasadas las 3 de la madrugada.
En el interior del hogar, el hombre había golpeado a la mujer en varias ocasiones y por diferentes espacios de la casa, según las pruebas de sangre encontradas. Pero se detuvo en el dormitorio, donde la tomó del cuello y la asfixió hasta su muerte.
“Pasó lo que pasó. La agarré del cuello y me di cuenta que ella ya no respiraba. Eso fueron dos o tres minutos, no fue más de eso. Después creo que estuve como una hora y media intentando reanimarla. No pude”, aseguró el homicida.
De todas formas, más tarde se dirigió al patio de la casa, donde encendió un cigarrillo. Cuando terminó de fumar ingresó y comenzó a diagramar un plan para deshacerse del cuerpo.
Fiscalía alegó “odio” a la mujer en crimen
“Le apretó el cuello hasta que no respiró más y luego salió de su vivienda. No se le cayó una lágrima, fumó un cigarrillo y pensó que ella no iba ‘a cagar a más nadie’”. Así resume la Fiscalía en el documento de sentencia el accionar del asesino. Las manifestaciones del autor y las declaraciones de testigos del homicidio exponen que el motivo de odio, desprecio o menosprecio por tratarse de una mujer fue evidente durante el crimen. Pero incluso se detalla que surge del “control enfermizo” que el condenado tenía sobre la víctima, ya que le prohibía el uso de determinadas prendas de vestir, maquillarse, relacionarse con amigas o familiares.
El hombre declaró al confesar el delito que venía consumiendo cocaína desde seis días antes de la noche del homicidio, y en el mismo día había consumido “alcohol, más psicofármacos que eran de la víctima”.
Para la Fiscalía, este hecho no debe entenderse como una atenuante, sino por el contrario como un agravante del delito de homicidio. Las únicas atenuantes que acogió la jueza actuante para la pena contra el hombre fueron que se trataba de un primario total y que el hombre había confesado el delito.
Sin embargo, se trataba de una confesión parcial, ya que el hombre negó la violencia previa contra su pareja y escogió mentir en un principio, para luego aceptar su culpa, consciente de las pruebas en su contra.
Más allá de la pena en prisión, el condenado, deberá abonar al hijo de la fallecida una reparación patrimonial de 12 salarios mínimos. Se trata de un adicional que responde a la pérdida del menor y el tiempo que debió vivir en un clima de violencia sostenido.
Cuerpo
“Miraba y no podía creer que tenía un cuerpo sin vida en mi casa. Me asusté y cuando reaccioné lo saqué, porque no podía tenerlo”, resumió el hombre sobre la decisión que tomó una vez ingresó a la vivienda. Sin embargo, en su declaración faltaban pasos previos. Cometido el asesinato, decidió enviarle mensajes de texto, en el que le preguntaba dónde estaba y simulaba preocupación.
“Gracias mi amor, gracias por lavarme la campera...”; “otra vez te fuiste sin decirme nada, te llevaste todas tus cosas de nuevo, ¿dónde estás?”; “Por favor, mi amor decime ¿dónde estás?”.
Para la Fiscalía se trató de una clara maniobra para evadir su responsabilidad en los hechos y respaldar su coartada, que más adelante consistiría en desconocer el paradero de su pareja.
Horas más tarde, el condenado fue a su galpón, de donde sacó un nylon negro, tipo lona. Con él ingresó al domicilio, envolvió el cuerpo y ató las puntas del nylon. Luego cargó a su pareja en el asiento trasero de su camioneta y partió del lugar.
Un vecino del homicida pudo ver algunos de los movimientos del hombre que le resultaron extraños; pero, cuando vio lo que parecía un cuerpo, decidió denunciar el hecho a la Policía.
Mientras esto ocurría, el hombre ya se encontraba en las inmediaciones del Parque Municipal de Pando “General Artigas”.
Allí, en las malezas del monte, arrojó el cuerpo. Posteriormente se retiró del lugar y tiró la lona que cubría el cuerpo en una volqueta, sobre las calles 18 de Julio y Sarandí.
Su siguiente parada fue una estación de servicio, donde cargó dos bidones de nafta y se retiró.
“La camioneta me marcó que se estaba quedando sin nafta, fui a echar nafta. Luego estaba sin cigarros y me compré cigarros”, dijo el autor del crimen.
Para su mala suerte, a unos metros de la estación, tocó con su vehículo a un ómnibus de pasajeros y por esto debió detenerse a presentar sus documentos.
Más tarde fue a comprar cigarrillos y se detuvo a fumar.
Sus palabras desestimaron que los bidones de nafta fueran utilizados para quemar el cuerpo de su pareja, pero la incógnita no fue resuelta.
Lo cierto es que el teléfono del hombre comenzó a sonar mientras fumaba.
Del otro lado de la línea estaba su jefa, quien le aseguraba que la Policía preguntaba por él ante de desaparición de su pareja. La mujer le aconsejó al homicida que se presente en una comisaría.
La 7a se encontraba a cuatro cuadras de donde estaba el hombre, por lo que fue hasta allí. Ante los oficiales siguió su plan y declaró haber salido sobre la madrugada de su casa, mientras su pareja dormía. Ante la consulta dijo desconocer dónde podría estar la mujer.
Horas más tarde, oficiales de esa misma seccional encontraron el cuerpo en Parque Municipal, donde el homicida la había arrojado.
Línea para asistencia a víctimas de violencia doméstica
Desde una línea fija: 0800 4141
Desde celulares: *4141
El servicio es gratuito, confidencial y anónimo, y la llamada no queda registrada en la factura. En función de la situación y la demanda planteada se deriva a la persona a servicios y recursos públicos o privados especializados.
Horarios: Lunes a viernes de 8:00 a 24:00hs , sábados y domingos de 8:00 a 20:00hs.
¿Qué hacer ante una situación de violencia?
Red Uruguaya de violencia doméstica
• Hablalo con personas de tu confianza: familiares, amigas/os, vecinas/os.
• Si decidís hacer una denuncia policial buscá antes el asesoramiento y apoyo de los servicios especializados en violencia doméstica que te dan el Estado y las organizaciones civiles.
• Irte de tu casa porque te maltratan no es abandono de hogar. Si decidís hacerlo dejá una constancia en la Seccional Policial.
• Si estás lastimado, recurrí a cualquier centro asistencial, policlínica o emergencia móvil y pedí un certificado por las lesiones constatadas.
• Evitá estar solo cuando percibas que pueden agredirte.
• Alertá a alguna vecina/o para que pueda ayudarte. Dejá alguna ventana abierta y la puerta sin llave.
• Si el agresor ya no vive en tu casa, no le abras la puerta y si insiste llamá al 911.
• Cuando visite a tus hijos/as evitar estar solo
• Cambiar las rutinas si te persiguen.
• Pedí que te acompañen al salir del trabajo, fijate si el agresor se encuentra en las cercanías para evitarlo y/o llamar a la policía.