ROCHA | EDUARDO GONZALEZ
Colocar al cimarrón en un pedestal como símbolo de los valores tradicionales es una novedad, tanto en el ámbito local como nacional. Eso es lo que justamente estudia en estos días la Junta Departamental de Rocha.
La iniciativa de que el cimarrón sea declarado patrimonio cultural rochense fue planteada por el edil Miguel Píriz (Partido Nacional), en base a una idea del médico veterinario Ricardo Leiza De los Santos.
Además, la propuesta fue presentada en varios ámbitos oficiales, entre ellos los ministerios de Turismo, Ganadería y Educación y Cultura.
La presencia del perro cimarrón en Uruguay data de quinientos años atrás, "cuando los españoles llegaron hasta este territorio con sus caballos y perros", señaló Leiza.
Para él, el cimarrón está indisolublemente ligado al gaucho oriental, formando junto al caballo una tríada que se mantiene hasta hoy, en una expresión libertaria y de abnegación.
"El perro cimarrón, otro eterno perseguido, fue llevado casi al exterminio en los campos de la Banda Oriental", narró.
Recordó que tanto Buenos Aires como Montevideo dictaron "bandos de exterminio" (reglamentos o disposiciones) para terminar con los cimarrones. Los animales encontraron su última guarida, según los documentos, en los lugares más agrestes, entre ellos las costas del río Cebollatí y las orillas de los arroyos Rocha y Garzón.
Allí se instalaron los cimarrones, perros capaces de resistir el dolor hasta el límite y dueños de una estabilidad singular en su carácter, reconocidos por los cultores de esta raza que acompañó a José Artigas.
En ese escenario salvaje y agotador se probaron gauchos, caballos y perros, para la guerra y el trabajo.
Si bien en campo abierto se puede trabajar el ganado solo con caballos, "aquí aplastaríamos todos los caballos del mundo y no lograríamos sacar el ganado arisco de los montes sin nuestros valiosos perros", dijo Leiza. Y añadió un comentario de los paisanos: "Cuando salimos sin los perros, el ganado se ríe de nosotros".
Para Leiza el perro cimarrón es "bueno como las armas de la patria".
"Siempre está en vigilia constante como nuestro sagrado guardián de vidas y haciendas; estos perros no son de bronce, porque el bronce les queda chico, imposible definirlos con palabras y por lo tanto es necesario ponerlos en el sitial que se merecen", opinó el promotor principal de la idea.
EL TODO TERRENO. "Quien ve correr a un perro cimarrón en nuestros montes, en nuestras sierras, en nuestros pajonales, arreando vacas y cazando jabalíes, con esa soltura, con esa facilidad de movimientos, donde otras razas desfallecen, se da cuenta que este noble animal está en su propio terreno", explicó Leiza.
Para el veterinario el cimarrón "no es un fósil sobreviviente de una época pasada, ni es una pieza de museo al cual la modernidad relega como un simple objeto de recordación".
"Hoy es tan importante como antes o más aún", afirmó.
Según Leiza, el cimarrón está vivo "en su esencia y funcionalidad" a un grado tal que lo considera "imprescindible".
"Ante el malón de temor y de inseguridad ciudadana y campesina, este compañero de Artigas viene a dar su vida por nosotros", dijo.
Por último, Leiza hizo un reconocimiento especial a los habitantes de Cerro Largo por las diversas acciones que llevaron adelante para proteger la raza, fundamentalmente en las décadas de 1970 y de 1980.
La única raza autóctona
El perro cimarrón o criollo es la única raza canina autóctona del Uruguay.
Su origen es incierto, aunque se cree que son el resultado del cruzamiento entre Mastines y Lebreles, introducidos durante la conquista de los españoles, según un trabajo de Silveira, Fernández y Barba de la Facultad de Veterinaria.
En octubre de 1997 habían inscriptos 930 ejemplares ante la Asociación Rural del Uruguay.
Fenotípicamente, el cimarrón es un perro de talla mediana, fuerte, compacto, musculoso y ágil, algo más largo que alto.
Es un animal de temperamento sagaz, tranquilo, que sólo ladra cuando tiene motivos.
En la actualidad los criadores de cimarrones están dedicados en tratar que la raza sea reconocida en forma internacional.
Por eso, formaron una "Asociación de Criadores de Cimarrones", que busca conseguir el reconocimiento de la raza, según señalan en su página web.