Pettinato: "Soy un hippie bien vestido"

Entrevista. Recuerda su estadía alucinada en el Hotel Carrasco junto a Luca Prodan: creían que estaba habitado por vampiros Por su lengua afilada pasan todos: Tinelli, Wainraich, y otros

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PUNTA DEL ESTE | GASTÓN PÉRGOLA

Vino a Punta del Este, tocó el saxo y en su stand up ironizó, a diestra y siniestra, sobre la farándula argentina. Después conversó con El País sobre la música, la televisión, y su "terrible" estadía en el viejo Hotel Carrasco, en 1986, con su exbanda, Sumo.

"Lo que es Punta del Este, ¿no? El hijo de Tinelli hizo un castillo de arena en la playa y lo valuaron en 6 millones de dólares. Seis millones de dólares un castillo de arena de la familia Tinelli. Viene una ola y se va a la mierda ¡Pero a la gente no le importa eso! Porque está en Punta del Este y es del hijo de Tinelli ¡Lo paga igual, boludo!", comentaba casi a los gritos Roberto Pettinato, saxo y micrófono en mano, mientras movía su cabeza de un lado a otro.

El humorista, periodista de radio, televisión y músico (fue integrante de la banda Sumo, y actualmente toca el saxofón en shows privados) vino a Punta del Este por trabajo, y aprovechó para combinar lo que más le gusta con lo que mejor le sale: tocar el saxo y hacer reír.

Pero su visita al balneario fue fugaz. Llegó el sábado pasado al mediodía, durmió "toda la tarde", actuó a la noche invitado por la marca de whisky Jack Daniels, en La Barra, y el domingo ya emprendió viaje de regreso a Buenos Aires. Es que en Punta del Este, dice, se siente "por fuera". Lo dice en serio, pero sobre todo, con ironía.

"Vengo de vez en cuando y me encuentro con amigos reventados, tocamos un poco de rock & roll, por decirlo así, me río un rato y ta. Es como el off Punta. La verdad me aburro acá. Me aburro si estoy con gente que no tiene nada que ver conmigo. ¿Cuántos minutos puedo hablar de surf o de cuatriciclos?", remató el humorista.

No lo dice en ningún momento, pero sus actitudes hacen imaginar que se siente una estrella de rock. O al menos, que así funciona su personaje. Mientras es entrevistado, con lentes de sol (en la noche) y whisky en mano, interrumpe para pedir un cigarrillo y fuego.

Así como habla de Sumo, la banda que revolucionó el Río de la Plata a mediados de los `80, también tiene tiempo para hablar de Tinelli y la farándula argentina, sobre la que no se cansa de ironizar. "Yo estuve en Sumo y corté la manzana con (Gerardo) Sofovich. Si sobreviví a todo eso, ya está", improvisa sobre su currículum.

-¿Qué tanto hay de personaje en lo que hace?

-Para la gente soy un personaje… todo el tiempo. El truco es ese. Si hablás con Prince, con Mick Jagger, o con cualquiera de esos, todos son personajes. Los tipos no te van a decir `ay, los invito a casa a comer ravioles`. Sos una estrella hasta que llegás a tu casa y cerrás la puerta. Siempre hay que ser una estrella… hasta que cerrás la puerta de tu casa. Si querés ver a una persona normal y común, sin maquillaje, tocale timbre a tu vecino del quinto B.

-Es periodista, humorista, conductor y libretista. ¿Con qué se queda de todo eso?

-Mientras me den bola, con todo. Ser músico es lo más lindo que hay. No tenés que hablar, no tenés que pensar. Solo tenés que tocar y listo.

-Dirigía la revista La Mano, con un enfoque de periodismo contracultural, alternativo y esa actividad convivía con su programa de televisión irónico, pero perteneciente al establishment. ¿Cómo se logra salir ileso de esa contradicción?

-A mí siempre me gustaron las cosas contraculturales. Siempre digo que soy un hippie bien vestido. Vos tenés que pensar que yo estuve en Sumo y corté la manzana con Sofovich. O sea, si sobreviví a todo eso, creo que ya está.

-¿Se adaptó a eso por una cuestión de supervivencia?

-Creo que el sistema me terminó aceptando, como diciendo `y... bueno tengamos un bicho raro`. Hay tipos raros también. No todo es Listorti en la vida. Yo toda la vida fui un bicho raro. Me considero un bicho raro y único en la televisión. Soy único porque no hay otro Pettinato. Puede haber muchos (José María) Listorti, (Sebastián) Wainraich, o tipos así. Pero Pettinato hay uno solo. Puede sonar muy lindo lo que te digo, pero mirá que también te cuesta hacer cosas, justamente, porque sos único. Entonces... no es tan divertido ni engrupido lo que digo.

-¿Qué opinión tiene sobre los contenidos televisivos que se producen en su país?

-Se hacen muchas cosas y está muy bien... es cierto que ahora está todo muy "tinellizado". El exceso de Tinelli hoy es realmente agobiante. Pero no por él como persona, sino porque se genera toda una cosa… hay doscientos programas iguales, que hablan de él. Es un plomo. Pero tarde o temprano eso va a pasar y siempre hay cosas buenas para ver.

-¿Por qué cree que en Sumo trataron de minimizar su rol?

-Porque como entré en la tele, ya todos decían: `ay, ahora es de la tele`. Entonces como que eso operó en contra... que yo parecía que no estaba en el grupo.

-¿Qué le gusta hoy de la escena musical argentina?

-Nada más que Babasónicos y Catupecu Machu.

-¿Y qué conoce y le gusta de la música uruguaya?

-Eduardo Mateo... los viejos. Los Shakers. Y el Cuarteto de Nos está muy bien. Los grupos uruguayos son muy complejos. Son tipos que tocan mucho y muy bien. No tocan Mi mayor y listo. Están todo el día tocando, son unas bestias. Los Fattoruso son muy buenos también. Es difícil que haya un músico uruguayo que sea malo. No hay uruguayos músicos que toquen mal. No sé por qué, pero son todos buenos.

-En noviembre de 1986 estuvieron en Uruguay con Sumo para el toque en el Montevideo Rock y se alojaron en el Hotel Carrasco...

-(Interrumpe) ¡Pah, qué bárbaro! Ese hotel maldito. Luca decía que parecía que era de la película The Shining (El resplandor), de Stanley Kubrick. Me acuerdo y se me ponen los pelos de punta. Era un hotel muy raro… no había gente, no había nadie. Estaba con Luca en el cuarto y yo me comí la película de que la tipa que nos traía las toallas era vampiro. Nos mirábamos con Luca y decíamos: `Son todos vampiros acá`. Estábamos cagados en las patas. En una golpea la puerta y era la mina con unas ojeras por el piso y las toallas en la mano. Luca decía que tenía esas ojeras porque no había chupado sangre hacía tiempo. La tipa entró y los dos nos pusimos contra la pared y la dejamos pasar. Le decíamos pase, pase… y no nos salíamos de la pared. La mina nos miraba raro también. Y el botones parecía Largo, de los (Locos) Addams. Estábamos reparanoicos, fue horrible. Empezó siendo divertido, pero nos asustamos. Después nos enteramos que una tipa se había desangrado ahí, en el hotel... Te juro que no dormimos en toda la noche.

Presentó su primera novela, que se basa en la historia de sus padres

El periodismo cultural lo destacó: Roberto Pettinato se puso serio. En el tramo final de 2011 presentó un nuevo libro, esta vez su primera obra de ficción, la novela "La isla flotante", que publicó el sello Random House Mondadori.

La historia que narra Pettinato se centra en las figuras de sus padres, Clara y Roberto, y es una historia de amor. También es la historia de los turbulentos momentos de la Revolución Libertadora de 1955, que derrocó al general Juan Domingo Perón.

Precisamente por ese trasfondo y ciertas semejanzas con la historia política actual el autor se apresura a hacer precisiones. "Esta novela la tengo desde 2005, cuando mi madre ya estaba internada. No tiene nada que ver con la coyuntura actual, ni con que la Presidenta haya dicho que quiere que alguien escriba su historia de amor con Néstor", dijo Pettinato durante una entrevista concedida al periódico La Voz de Córdoba.

Su padre dirigía el servicio penitenciario cuando Perón es derrocado. Tanto él como su madre conocieron al general y a Evita. El libro narra los avatares de esa peripecia personal en tiempos violentos.

MÚSICA, HUMOR y televisión

Hijo del creador de la Escuela Penitenciaria de la Nación y de una "ferviente" admiradora de Eva Perón, Roberto Pettinato nació el 15 de diciembre de 1955, en la embajada de Ecuador en Buenos Aires, donde sus padres estaban refugiados por la Revolución Liberadora.

Tiene cinco hijos (dos mujeres y tres hombres) y carga con dos divorcios.

Su carrera profesional se inició con un bajo perfil: escribía en la revista sobre música El Expreso Imaginario. Así conoció a Luca Prodan, líder de la banda Sumo, que lo invitó a formar parte del grupo en 1982. Pettinato se unió a la banda como saxofonista y tocó varios años. Después integró también, por períodos más cortos, Los Maxilares de Perón, Pachuco Cadáver y la Loser Blues Band.

En los años noventa comenzó su carrera televisiva, bajo el padrinazgo de Gerardo Sofovich, con la conducción del programa La Noche del Domingo. Mirá quien canta, un musical grabado en exteriores, 360 todo para ver, Duro de Acostar, Orsai a Medianoche y Un aplauso para el asador, son algunos de los productos que contaron con su conducción.

En el año 2002 comenzó con el programa que le permitió obtener su primer premio Martín Fierro: Indomables. El magazine terminó abruptamente en 2005; pero ese mismo año comenzó con un nuevo proyecto: Duro de Domar.

El conductor trabaja actualmente en el talk show Un mundo perfecto, donde presenta y combina humor y espectáculos.

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