ALVARO GIZ
Cuando aún faltan seis meses para las elecciones nacionales, cada día que pasa se acentúan los cruces y los enfrentamientos entre los sectores políticos, pero con la particularidad de que hay dos partidos —el Encuentro Progresista-Frente Amplio y el Partido Colorado—, que parecen tener puesto su objetivo en los comicios de octubre, y un tercero —el Partido Nacional—, que mira a junio, ya que es allí donde habrá de definirse su candidato a la presidencia.
El Encuentro Progresista-Frente Amplio y el Partido Colorado, dieron nuevos bríos a la pugna pública que los ha enfrentado recurrentemente durante los últimos dos gobiernos que encabezaron Julio Sanguinetti y Jorge Batlle, de los cuales la izquierda fue una crítica severa.
En réplica a las actitudes de la dirigencia frentista en general y del senador tupamaro José Mujica en particular, Sanguinetti dijo el lunes en un acto público que el proceder de éstos ante la opinión publica es una mezcla de "mentira y ordinariez"; criticó el "estilo populachero que desvaloriza a la propia gente" y llamó a "enfrentar la instauración de la falsedad e ignorancia".
Sanguinetti ironizó sobre el estilo de Mujica, al recrear frases del senador tupamaro en las que se refirió al cuestionado economista frentista Carlos Viera como "un gil y un chorizo" o que "no se puede avivar giles y tampoco asustar a los burgueses".
Así "se trata de engañar a la gente al no definir el programa de gobierno y esconder o negar las ideas", afirmó.
Al día siguiente, en un acto de la Lista 151515, el candidato Guillermo Stirling, machacó sobre el mismo asunto. Calificó de "lamentables" las expresiones de Mujica y advirtió que "no se puede estar incorporando a nuestro lenguaje expresiones descalificadoras".
Desde el Frente Amplio, en tanto, su candidato, Tabaré Vázquez, acusó a blancos y colorados de ser "populistas y demagogos" y si bien reconoció que "está bien" haber dispuesto una disminución en el Impuesto a las Retribuciones Personales, sostuvo que hacerlo en un año electoral es una acción "populista".
Vázquez preguntó además si para el año poselectoral el gobierno va a dejar superávit o déficit y de cuánto, ya que "casualmente los déficit aumentan en el año electoral".
"¿Por qué no lo derogaron en 2001 y esperan a seis meses de las elecciones para hacerlo? Esa es una actitud populista y demagógica", manifestó Vázquez en su alocución semanal de CX 36.
El mismo miércoles, pero en un acto público, Mujica dijo que desde el gobierno se ataca al Frente, "porque están preocupados" y sostuvo que si la izquierda gana la elección "les vamos a investigar hasta los nietos y saben que va a haber gente que va a estar como Menem".
Por su parte, el senador Eleuterio Fernández Huidobro atacó con dureza a Sanguinetti sosteniendo con ironía que "al gran estadista uruguayo, no lo visita ni Stirling".
Mientras, y aunque más de una vez sus candidatos también han cruzado espadas con la dirigencia frentista, en el Partido Nacional se vislumbró esta semana la posibilidad de que se torne más dura la lucha interna entre Luis A. Lacalle y Jorge Larrañaga.
Aunque hasta ahora ha discurrido con una caballerosidad que no se conoció en la interna de 1999, el hecho de que Juan A. Ramírez reivindicara en presencia de Larrañaga la lucha por la "honradez administrativa" desató la molestia del Herrerismo, a través del diputado Gustavo Penadés, quien advirtió que esa "ha sido una bandera de todo el Partido Nacional".
"No concebimos las internas como una lucha", dijo Penadés.
Así las cosas, a esta altura del año los partidos parecen tener diferentes desafíos. En el caso de colorados y frentistas, evitar que la confrontación en la que han ingresado puede llegar a resultar tediosa y recurrente para los electores, fundamentalmente aquellos que aún no se han definido. En el caso de los nacionalistas, en tanto, su principal desafío en lo inmediato será evitar ingresar en una campaña interna ríspida, para no recrear las heridas que los dividieron en 1999 y que los relegaron a un tercer lugar en la elección nacional.