MARGARITA DUBOURDIEU
PSICOTERAPEUTA INTEGRATIVA
El miedo y la ansiedad son reacciones normales ante situaciones amenazantes reales o fruto de nuestro pensamiento, pero si estos estados se tornan recurrentes, afectan la salud y la calidad de vida. Por eso, es necesario aprender a regular las emociones, controlar los impulsos y expresarlos de una manera saludable.
Los pensamientos y recuerdos provocan emociones y no siempre logramos detenerlos voluntariamente. Los modelos de funcionamiento familiar son de gran importancia, todo lo que vivimos deja memorias en nuestro cerebro, que si bien no nos determinan, nos condicionan y a su vez ello repercute en quienes nos rodean, siendo por lo tanto importante elegir qué vivir cada día. En la vida actual impregnada por la velocidad y exceso de trabajo queda muchas veces poco tiempo para encuentros con la familia o amigos, siendo los mismos nutrientes de emociones positivas, de armonía y bienestar, y factores protectores de la de salud. Según una encuesta británica, el término medio de los padres dedican el doble de tiempo a responder el correo electrónico que a estar con sus hijos y el 73% de los adolescentes manifestó que sus padres dedicaban muy poco tiempo a estar con ellos.
También se ven afectadas conductas saludables como el ejercicio, alimentación y el sueño.
Según varios estudios los niños de familias que comen juntas con regularidad suelen tener más éxito escolar y tienden menos a padecer estrés, fumar y beber a una edad temprana. Países signados por la celeridad son los que cuentan con un mayor número de obesos entre su población. Un tercio de la población de EEUU, tiene obesidad y en Japón un tercio de los jóvenes de más de treinta años tiene exceso de peso.
Para compensar el no dormir lo suficiente y continuar activos, muchas veces se recurre a estimulantes, siendo frecuente la adicción a estar hiperactivados. Es frecuente observar un gran nerviosismo o desasosiego ante algún momento de inactividad, buscándose inmediatamente algo para ocupar el tiempo. Se ha perdido el "arte de no hacer nada", es poco frecuente ver a alguien que simplemente contemple un paisaje o mire por la ventanilla de un ómnibus, pues se procura aprovechar el tiempo leyendo, con videojuegos, auriculares, ordenador portátil, celular. Y si alguien intenta dialogar interrumpiendo dicha actividad ello produce gran molestia. Esta puede ser una señal de cómo la aceleración de la vida actual comienza a afectar los valores y el intercambio humano va perdiendo su lugar.
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Modificar las emociones que hacen daño.
Los fármacos pueden ayudar para disminuir estados que no nos hacen bien, pero ello no es suficiente, por eso es preciso identificar el origen de esos estados emocionales para procurar modificar los factores que los causan, si no van a reaparecer.
¿Compartimos las mismas emociones?
Existen ciertas emociones básicas como alegría, tristeza, miedo, sorpresa, enfado, asco, pero hay notables diferencias individuales en el modo e intensidad de cómo se sienten y expresan, incidiendo las características e historia de cada persona y su contexto cultural.