Médicos exigen restitución de Castillo

Fundación Peluffo Giguens. El oncólogo fue cesado luego de discrepar por el uso de los fondos con el presidente de la institución, Jorge Bartesaghi Aseguran que no está en riesgo atención a los niños

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FEDERICO CASTILLO

Las diferencias públicas sobre el uso de los fondos en la Fundación Peluffo Giguens le costaron el cargo a Ney Castillo, destituido ayer como director de Servicio. El gremio médico lo apoya y hará gestiones ante ASSE para que sea restituido.

El oncólogo Ney Castillo, uno de los fundadores e ideólogos de la Fundación Peluffo Giguens para tratar niños con cáncer, fue destituido ayer de su cargo como director de Servicios. Castillo se enteró de su cese mientras brindaba una conferencia de prensa para pedir la renuncia del presidente de la Fundación, Jorge Bartesaghi, con quien discrepa en las prioridades y el destino de los recursos económicos con los que cuenta la organización.

En la conferencia, Castillo profundizó, ahora con el respaldo de todo el equipo médico y de enfermería, en las críticas hacia la gestión de Bartesaghi que ya había señalado la semana pasada en el Semanario Búsqueda.

Reprochó que mientras el presidente de la Fundación "decidió invertir una cifra millonaria en dólares (cerca de dos millones) en obras de infraestructura enfocados a la telemedicina", no se destinan recursos para atender necesidades "prioritarias" para el tratamiento de niños con cáncer.

Y las enumeró: tecnología imprescindible para el diagnóstico y seguimiento de las leucemias y linfomas (40% de todas nuestras patologías); compra de medicamentos para pacientes en situaciones especiales; unidad estructurada e integral para cuidados paliativos; apoyo para mejorar el servicio de radioterapia.

"Se está destinando una fortuna de dinero para esta inversión -el centro de telemedicina- cuando se nos quita la posibilidad de hacer cosas que sí son necesarias, urgentes e imprescindibles para nuestros pacientes", dijo Castillo.

Bartesaghi entendió que con sus declaraciones Castillo "agravió" al Consejo Directivo de la Fundación y aseguró a El País que sus manifestaciones son "falsas e injustas".

"Lo que ha hecho es exponer al escándalo público a la Fundación en temas que si revisten interés debieron haberse procesado como cuestiones domésticas", señaló.

"Está atentando contra la cristalinidad y la transparencia de la Fundación y entonces ha perdido la confianza del Consejo Directivo y no puede ser la persona que dirige el servicio. No es más que eso, no se puede pensar en una reacción visceral mía debido a las críticas, es imposible mantenerlo en el servicio y nada más", agregó Bartesaghi.

La resolución del cese fue aprobada por la mayoría de los nueve miembros del Consejo Directivo de la Peluffo Giguens, pero dos integrantes votaron en contra: el vicepresidente Roberto Zambrano y el vocal Rodolfo Openheimer.

Tras la destitución de Castillo, el gremio médico reaccionó casi que en bloque en apoyo al oncólogo. Como medida de respaldo, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) declaró a los cargos médicos "en conflicto", es decir que ningún médico afiliado al SMU podrá ocupar el cargo vacante.

Además, se anunció que en las próximas horas el SMU entablará conversaciones con las autoridades de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y de la Fundación Peluffo Giguens "para que los planteos del equipo médico sean atendidos" y se exigirá la restitución de Castillo en su cargo.

Bartesaghi adelantó a El País que "no habrá marcha atrás" en este tema.

Diferencias. La construcción de un centro de telemedicina, que supone una inversión cercana a los US$ 2 millones disparó la polémica entre Castillo y Bartesaghi.

El centro servirá para la realización de teleconferencias con profesionales médicos de todo el mundo.

El presidente de la Fundación defendió la inversión. En primer lugar recordó que fue declarada de interés nacional por el gobierno y después destacó que casi 70 cátedras de este país aceptaron prestar su colaboración voluntaria para evacuar consultas. "Vamos a poder obtener el mayor nivel académico del que dispone el país. Pero además de beneficiar a chicos con cáncer beneficiará a otros grupos, adultos y viejos, y es una forma de pagar una deuda que se tiene con la sociedad uruguaya", valoró.

Castillo, sin embargo, insistió en que antes de gastar dinero en estas obras, se necesita de tecnología médica "que vale bastante menos que un centro de telemedicina".

Por ejemplo, señaló que la Fundación debería actualizar el equipamiento para el diagnostico y tratamiento de la leucemia. "Seguimos tratando las leucemias como las tratábamos en la década anterior. Pasamos de un 65% a un 80% en la tasa de curación de todos los niños con leucemia del país, pero a eso hay que mantenerlo y si no nos actualizamos no lo vamos a poder hacer", dijo.

Bartesaghi dijo que en ASSE existe la tecnología que reclama Castillo y por tanto "el niño con cáncer que necesite ese aparato, lo tiene resuelto". Otra cuestión criticada por Castillo es la restricción que se hizo en la compra de fármacos oncológicos. Bartesaghi argumentó que el Ministerio de Salud es el encargado de proveerlos.

Ney Castillo

El oncólogo se enteró de su destitución de la Peluffo Guigens durante una conferencia de prensa que había convocado para cuestionar al presidente de la Fundación. Además de discrepar con el uso de los fondos, habló de malos tratos hacia médicos.

"Había un destrato hacia los médicos"

Federico Castillo

-¿Cómo se enteró que lo habían cesado de su cargo en la Peluffo Giguens?

-Me lo dijo una periodista durante la conferencia de prensa (de ayer). El presidente de la Fundación (Jorge Bartesaghi) se lo comunicó a la prensa antes que a mí.

-¿Y qué evaluación hace sobre su destitución?

-Estuvimos barriendo para dentro como tres o cuatro años. En un momento la situación se hace insostenible. Aparte de negarnos las cosas que nosotros necesitamos, había una situación de desmerecimiento profesional y destrato, que no es menor. (Bartesaghi) llegó a decir en un momento que los médicos iban a dormir a la Fundación. Son cosas que no tienen retorno. Él tiene la modalidad de desacreditar profesionalmente a todos los médicos, y además que no escucha las cosas que uno le dice, sus ideas son las mejores, las demás no tienen peso. Estas situaciones han llevado a un desgaste total de la relación con él. Que no es mía, es de todo el grupo.

-¿Qué tipo de cosas les planteaban ustedes y él no escuchaba?

-Ninguna escuchaba. No ha habido una iniciativa que plantearan los médicos que él acepte. Pedimos invertir en tecnología médica, en cuidados paliativos, en mejores equipos para diagnósticos. Nos decía que no había que inventar cosas, que no se tendría que gastar plata en eso. Lo único que ha hecho rápido es la estructura para el centro de Telemedicina. Todas las cosas que pedíamos para mejorar el servicio nuestro quedan postergadas. O te contesta directamente que no o las difiere eternamente. Es imposible trabajar así.

-El Centro de Telemedicina, que aparece como el disparador de la confrontación, ¿qué tan beneficioso es para la Fundación?

-Obviamente tiene cierta utilidad, pero cuando vos planteas cosas urgentes, necesarias, imprescindibles para el tratamiento y para la diaria…yo no puedo tener la piscina si antes no tengo el dormitorio. El centro podrá ser una cosa muy importante para el país, para la docencia de la Facultad de Medicina, pero no es para nosotros una prioridad. Los niños con cáncer tienen prioridades que no pasan por la telemedicina, es una inversión que no está de acuerdo con los objetivos de la Fundación. Los recursos son finitos, no sobra el dinero. Y cuando no se satisface la demanda que hacen los médicos, que somos los que estamos todo el día con los niños, todo el día con las familias y que somos los que conocemos del tema, me parece absolutamente injusto con los objetivos fundacionales que se vuelque una inversión millonaria en un rubro que no es específicamente para el que fue creada.

-Usted fue uno de los fundadores de la Peluffo.

-Fui fundador, ideólogo y trabajé en esta Fundación como muy poquitos lo han hecho. Pero la Fundación no es nuestra. Somos simplemente los que tratamos a los niños y hay otros que tienen la obligación de administrar los recursos. Nosotros respetamos, pero ellos no.

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