MARGARITA DUBOURDIEU
PSICOTERAPEUTA INTEGRATIVA
Los seres humanos diferimos en la forma de reaccionar ante los estímulos y de relacionarnos con los demás, inciden en ello múltiples factores bio- emocionales de temperamento y experiencias de vida. El equilibrio es la base de la salud, una cuota de eustrés o estrés positivo con motivación y cierto grado de excitación vivifica y da lugar al placer, pero si la excitación es excesiva se transforma en displacer, distrés o estrés negativo. Asimismo, la poca estimulación conduce al aburrimiento lo cual también genera distrés con sus correlatos negativos a nivel biológico y psicosocial. Identificar nuestros estados y rasgos de personalidad es importante para implementar estrategias a fin de recuperar el equilibrio.
La personalidad es el resultado del temperamento o disposición innata y del carácter que se ha ido conformando a lo largo de la vida. Dentro de los rasgos de personalidad se han descripto, entre otros, los de extroversión e introversión, con conductas características de cada uno de ellos que se ponen de manifiesto en una amplia gama de situaciones sociales y personales.
Los extrovertidos tienden a ser sociables, a aceptar nuevas propuestas o desafíos, ir a fiestas y buscar la estimulación externa y sensaciones estimulantes y en general expresan estados de ánimo más placenteros, con un estilo de vida más activo e interactivo.
Los introvertidos son más callados y solitarios y prefieren evitar la estimulación externa, prefieren la música tranquila, las vacaciones en soledad, se adaptan a la rutina. Hablamos de personas introvertidas o extrovertidas por un predominio de una de esas formas de comportamiento siendo lo ideal la alternancia y complementariedad, en la relación con el mundo externo y la conexión con el mundo interno, pensamientos y reflexiones.
El extrovertido tiende a actuar y luego pensar, se da más a conocer expresando sus emociones. A la inversa el introvertido reflexiona y luego actúa, le cuesta expresar sus sentimientos y es más difícil de conocer, recluyéndose en su privacidad. Ambos se beneficiarían logrando mayor flexibilidad, pudiendo en ciertas ocasiones pensar antes de actuar el primero y ser un poco más espontáneo el segundo. A veces la extroversión se acompaña de intuición e imaginación y la introversión de mayor control y medición. En el caso de los intuitivos suelen seguir sus pálpitos y pueden saltearse pasos actuando más impulsivamente y los introvertidos pueden ser más racionales, analizando y planificando antes de actuar.
El poder complementar ambas formas de comportamiento y flexibilizarlas según las circunstancias hace al desarrollo de una personalidad saludable.
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¿Se desarrollan ambas personalidades?
Aunque predomine un tipo de personalidad, es saludable el procurar cierta alternancia y flexibilidad para desplegar características que equilibren, momentos de conexión con el mundo interno y momentos de conexión con el afuera.
¿Cuándo estamos frente a un trastorno?
Si las características se tornan rígidas e inflexibles, sin adaptarse a las distintas circunstancias, provocando malestar, deterioro social, laboral o de otras áreas o afectando su entorno, se debe entonces realizar una consulta profesional.