La vuelta al siglo pasado en 7 `boliches` de barrio

| Tour. Rescata la mística y bohemia de los otros "templos"

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ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Para refrescar la memoria, además de la garganta, las jornadas del Patrimonio incluyen un tour por siete bares históricos de Montevideo. Como no podía ser de otra manera, la recorrida comienza por el casco histórico, partiendo del "Café Brasilero".

"Viejo mostrador de estaño/

Muelle gris donde yo atraco/

Cada boliche es un puerto/

cada borracho es un barco..."

Hombres de tango como Carlos Roldán cargaron de música a la mística y bohemia de uno de los puntos de encuentro más tradicionales de los uruguayos, donde intelectuales, lúmpenes y "malevos" valían por igual; donde no había distinciones entre parroquianos.

El periodista y escritor Carlos Soto hace una cálida pintura de lo que fue la Ciudad Vieja de Montevideo, en la que muchos deambulaban en busca de estos sitios de encuentro: tiempos en que desde "El Hacha" partía una "tanda" hacia lo de "Antica" y otra desde "Las Telitas" hacia el Mercado del Puerto; la "trepada" hasta "Los Barriles" y de ahí hasta "Las Bóvedas", para tomarse de regreso "una de apuro" en el Mercado Central.

Pero había otros "templos" de confraternidad y perdición, muchos en el desaparecido "bajo" de la ciudad: el "Zunino", "La Enramada", "El Amanecer", "El Talar", "La Yeta", el "Royal", "El "Perdigón", el "Southampton", "El Perro que fuma" y el orgulloso "Tupí Nambá" de la Plaza Independencia.

La mayoría de estos nombres pasaron al olvido, pero algunos cafés, como el "Brasilero" (fundado en 1877), aún subsisten en la Ciudad Vieja.

El pequeño salón del Café Brasilero (Ituzaingó 1447), en el que se dieron cita importantes figuras de la cultura, conserva aún un sutil diseño art nouveau, sus antiguas mesas y sillas vienesas estilo Thonet.

No muy lejos de allí se encuentra la segunda propuesta del tour del Patrimonio que sugiere Cambadu para este fin de semana: el "Bar San Lorenzo" de la Ciudad Vieja (Washington 201), ubicado en las entrañas mismas del barrio "Guruyú".

Aunque todos quienes quieran visitar este circuito de boliches podrán hacerlo libremente, la recorrida con Cambadu debe coordinarse desde la mañana, a través del 2408 31 30.

POR OTROS BARRIOS. El punto más "alejado" del circuito que propone Cambadu para este fin de semana es el "Almacén Cavalieri", de Camino de la Redención y Azarola, en Melilla.

Fundado en 1920, el "Cavalieri" constituye un ejemplo paradigmático de los viejos "almacenes de ramos generales" del área rural: centros de aprovisionamiento y a la vez de socialización e integración de las comunidades locales. Como también lo fue, en el área urbana, el hoy popular "Tabaré" de Punta Carretas, con su almacén y bar apenas separados.

En el Cordón está el "Bar Rey" (en Muñoz y Requena), uno de los reductos "de presencia únicamente masculina" que se caracterizaron por sugestivos escenarios internos, realizados por las carpinterías y marmolerías "artísticas" de la época.

Con su peculiar mostrador de mármoles de Carrara y sus baldosas gastadas, con sus botelleros y heladeras de roble, el "Rey" constituye uno de los imperdibles rincones a visitar.

Otro de los "boliches" de la lista es el "Montevideo Sur" (de Paraguay y Maldonado), que conserva en su interior un escenario característico de los almacenes y bares de las primeras décadas del siglo XX.

La recorrida también hace una recalada en el "Bar Iberia" de Uruguay y Florida, cuya cercanía al puerto le valió, históricamente, la fidelidad de marineros, pescadores y otros trabajadores que como su fundador, el español Antonio Alonso González, eligieron a Montevideo para recalar, ya sea por unas horas o "para toda la vida", en esta ciudad.

Este asturiano abrió en 1950 este típico "café y bar", en el que por 60 años ha permanecido incólume el clásico repertorio de mostrador, botellero, heladera de roble y sillas vienesas.

El tour de Cambadu se completa con el "Micon`s" de Miguelete y Constitución (La Comercial), sobreviviente de la zaga de los notables bares de la década del `50. Y con el "Rondeau" de Arroyo Seco (en la avenida del mismo nombre y la calle General Aguilar), en cuya fachada aún es posible apreciar referencias del estilo art decó que marcó tan fuertemente al conjunto de la ciudad.

Este reducido tour del Patrimonio es un ejemplo de lo que aún pervive en la ciudad. La creatividad del "Loro" Collazo y la vena poética de Víctor Soliño generaron en "Adiós Mi Barrio" el obituario perfecto para los "templos" que ya no están:

"El boliche ha cerrado sus puertas/ ya no hay risas, ni luz, ni alegría/ y en la calle brumosa y desierta/ sopla un viento de desolación/ La piqueta fatal del progreso/ arrancó mil recuerdos queridos".

Bolichear. Frecuentar un boliche o recorrer varios de ellos para consumir bebidas alcohólicas.

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