La mitad de los uruguayos, aproximadamente, tienen episodios diarios de malhumor y sufre con frecuencia arrebatos de ira difíciles de controlar, según estimaciones de psicólogos clínicos consultados por El País.
El malhumor y la ira se da en individuos que, en mayor o menor medida, tienen rasgos narcisistas y poseen escasa capacidad de respuesta ante las frustraciones, aseguran los expertos.
"Los uruguayos somos más embroncados que iracundos", opinó Raquel Lubartobbski, docente de psicodiagnóstico pericial para graduados de la Facultad de Psicología.
"La ira, desde el punto de vista psicoanalítico, tiene distintos grados: irritación, enfado, enojo, rabia y furia. Cuando pasa a ser algo crónico o permanente se transforma en hostilidad", dijo la psicóloga Rosario Villalba, de la Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica (Audepp).
Lubartobbski definió la bronca como "reacción espontánea, controlable e impensada ante una situación adversa". Sobre la ira sostuvo que es "un sentimiento más subjetivo, más profundo y se sostiene en el tiempo".
La ira, dijo, puede surgir por circunstancias reales pero pequeñas y luego ser magnificada por la víctima. Suele acumularse hasta una descarga explosiva.
La psicóloga Giovanna Garelo, de la Coordinadora de Psicólogos, graficó a los nacidos en esta tierra: "el uruguayo no es calentón, sino que banca, banca, banca, hasta que explota mal".
Los enojos son un sentimiento normal en todos los seres humanos, que en cambio despiertan preocupación cuando no se pueden controlar, dijo Garelo, psicosomatista que trabaja en la ONG de prevención de suicidios Provida.
En esos casos, la irritación es tal que genera peleas, accidentes e inclusive se puede traducir en enfermedades, desde dolores musculares y gastritis hasta enfermedades más graves.
El enojo es el primer estadio de un malestar con alguien o alguna actitud dada, lo sucede la frustración, luego la disconformidad e insatisfacción hasta el extremo de la ira.
En el momento exacto de la "furia", la reacción puede ser tan variada como personalidades humanas hay: "la explosión puede ir desde pegar un grito hasta agarrar un cuchillo", ilustró el psiquiatra Ricardo Bernardi, ex vicepresidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
DESCARGAS. Vale aclarar que no es lo mismo una persona malhumorada que una iracunda, dado que la primera no necesariamente es agresiva.
"A veces nos enojamos con personas que no tienen nada que ver con quiénes provocaron el malestar. Lo ideal es hablarlo ‘in situ’ con quien tuvimos el problema, para no contaminar otros ámbitos", sostuvo Garelo.
No es el caso del productor y director teatral Mario Morgan, quien dice volcar su malhumor allí donde se produjo el conflicto.
"Me desahogo con la persona con quien tuve el problema, en el momento mismo de la bronca. No la dejo pasar", dijo.
Otro uruguayo vehemente es el empresario Julio Sánchez Padilla, quien suele reaccionar apasionadamente en algunas discusiones de su programa televisivo Estadio Uno. Sánchez tiene la misma táctica de Morgan. "Yo jamás transmito mis levamientos de temperatura a otras personas que no tienen nada que ver. Sería cobarde maltratar a alguien fuera de la discusión", dijo.
El periodista Alberto Kessman, por ejemplo, prefiere retirarse y "aislarse" cuando advierte el comienzo de una discusión acalorada. "Lo que más me embronca es saber que tengo la razón y no me la reconozcan", dijo.
Cuando se siente molesto con algo o alguien, o simplemente pretende relajarse, Kessman practica "ejercicios boxísticos" en un club o bien le pega a un puching-ball que tiene en su casa.
Precisamente, practicar deportes, asistir a ver un partido de fútbol o sentirse identificado al escuchar una murga en un tablado, son algunas válvulas de escape que señaló Lubartobbski.
Sánchez Padilla no apela a ningún deporte ni a música clásica para calmarse y controlar la bronca. "Yo cuando estoy enojado levanto la voz, y a veces la acompaño con un golpecito en la mesa", confiesa.
Para Villalba el malhumor es algo normal que aparece en todos. Tanto a Morgan como a Kessman les hace enojar "la injusticia, la impotencia y la falta de respeto".
CONSULTAS. Cuando el malestar constante de una persona pone en riesgo a otros es cuando se configura cuadro clínico.
Los profesionales coincidieron en que muy rara vez tienen pacientes que hayan acudido a consultar por ser "iracundos crónicos". "Por el tipo de patología, ellos no son conscientes de su problema, entonces no consultan. Consultan sus familiares, por otras razones, derivadas de una ira irrefrenable de otra persona", dijo Villalba.
El malhumor y la ira pueden ser la cara encubierta de dos síntomas: la frustración o la depresión. "La ira va unida a otros sentimientos como el odio, la envidia, los celos, la rivalidad y la venganza. Surge, muchas veces por las frustraciones, e impide la buena adaptación del ser humano", dijo Villalba, psicóloga de Audapp.
guia para mansos
1) Describir la situación que lo hace enojar.
2) Decir cómo se siente acerca de la situación.
3) Decirle a la otra persona exactamente lo que usted desea que él o ella haga.
4) Decirle a la otra persona el por qué.
5) Confrontar la ira a un ritmo cómodo, de un modo que ayude a resolver la situación que lo enfada y que lo deja al menos también que como usted estaba antes.
6) Antes de hablar se debe hacer algo más y analizar los pasos a seguir
7) Reconocer y admitir la ira a sí mismo.
8) Identificar el blanco y la causa de la ira.
9) Considerar todas las opciones para responder y sus resultados posibles.
10) Directa y verbalmente exprese la ira, emplee el humor, deje que pase, céntrese en algo más, encuentre un ángulo diferente para analizar la situación, descanse y use técnicas de relajación.
11) Optar por la mejor opción.
Emergencia
La teoría ‘de la emergencia’ de las reacciones emocionales, tiene una base fisiológica indirecta. Se manifiesta en el hecho de hacer la guerra, pero no es universal y puede explicársela más como un medio para un fin que como un fin en sí misma