La "máquina para vivir" que cambió la rambla

El Panamericano. A 50 años del diseño final, el arquitecto contó la historia del edificio

"Un edificio residencial que supere las características de la vivienda individual y reúna el confort y economía del edificio de apartamentos", decía el proyecto de El Panamericano que empezaba a levantar el arquitecto Raúl Sichero en 1957.

El edificio que cambió la fisonomía de la rambla, es distinto al del proyecto original. Debido a la crisis económica que comenzó en 1958, El Panamericano fue modificado: en un principio tenía otra ala que continuaba a la actual construcción, dibujando un ángulo obtuso hacia el puerto del Buceo.

Sichero, de 92 años, vive en Champs Elysées, otro edificio de su autoría. Cincuenta años después de aquel proyecto sigue recordando las particularidades de su historia.

Racional. El proyecto de El Panamericano fue muy resistido, contó: "El municipio tardó un año y medio en aprobarlo". Cuando el trámite estaba trancado, consultó al instituto de Teoría y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, que aprobó la propuesta con un informe positivo del arquitecto Gómez Gavazzo.

"Edificios como este no sólo deben ser aprobados, sino que deben ser estimulados", decía el informe, según el libro Raúl Sichero, de Helio Piñón.

Gran admirador del arquitecto Le Corbusier, que definía la vivienda como una "máquina para vivir", Sichero buscaba con su proyecto funcionalidad y confort. La forma final expresaba una concepción racionalista que se erigía abruptamente en medio de la naturaleza.

Sichero destacó la proporción entre el terreno y la base del edificio: en una superficie de casi tres hectáreas, la planta ocupa unos 1.700 metros cuadrados.

Sin retroceder ante el contraste, el edificio combina la independencia de los apartamentos con amplios espacios comunes, y el volumen compacto del edificio con los pilotes que lo sostienen, cortando la rambla abruptamente y permitiendo a los propietarios de los apartamentos una vista reposada de dos bahías.

Además de las autorizaciones, el financiamiento también fue complicado. La compra del terreno la había hecho el propio Sichero, con la ayuda de un amigo. Él proyectó, construyó y vendió los apartamentos, y también realizó para sí un estudio (la construcción menor ubicada al costado del edificio) en el que trabajó 12 años, dijo.

"El Banco Hipotecario daba un préstamo financiando al 60% de las construcciones, pero a mi no me lo dieron. Mi hermano, que es abogado, habló con el director. Le dijeron que no me lo daban porque tenía mucho trabajo", contó. Al mismo tiempo estaba realizando otros proyectos, entre ellos el del edificio Ciudadela.

Sin el préstamo, financió el edificio vendiendo los futuros apartamentos. "Vendí el 60% de los apartamentos antes de empezar la excavación, porque ya tenía una confianza ganada", explicó. La ecuación final le resultó ampliamente positiva. Y, para su orgullo, aún siguen viviendo allí algunos de los primeros compradores, contó.

Sichero reafirma su admiración por Le Corbusier, que también promovía y vendía las construcciones que proyectaba. "Era el número uno", afirmó.

Patrimonio moderno

El edificio Panamericano, así como también el Martí y Guayaquí -ambos proyectados por Raúl Sichero-y otros siete edificios de diferentes arquitectos, fueron declarados Bien de Interés Municipal en 2005 por sus "relevantes características arquitectónicas y urbanísticas", convirtiéndose en parte del patrimonio colectivo del barrio Pocitos. La designación apunta a "preservar sus marcos externos y la formulación de los espacios urbanos por ellos generados".

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