"La izquierda nunca se tapa la cara para manifestar"

| Advierte sobre riesgos de grupos radicales que intentan "desestabilizar" al gobierno, como sucedió en Chile con Salvador Allende. Defiende el Plan de Emergencia y aunque reconoce que no se puede hablar de "menos indigencia", confía en mejorar calidad de vida de esas personas

ELENA RISSO

Para la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, el "papel" de determinados grupos radicales puede operar de manera similar al de aquellos que "jugaron a favor" para "desestabilizar" al gobierno chileno de Salvador Allende. Y si bien asegura que "la historia no se repite", insta a "asimilar" las "experiencias" del pasado.

En entrevista con El País, Arismendi rechazó la posible participación de sectores oficialistas en los hechos de violencia de la Ciudad Vieja, porque está convencida de que "la izquierda no se tapa la cara para manifestar".

En otro orden, la ministra defendió el Plan de Emergencia, aunque aclaró que por el momento "no se puede decir que hay menos indigencia". Afirmó que se están "generando condiciones para que la gente pueda salir adelante".

Arismendi (56 años) tiene dos hijas y un nieto. En la dictadura vivió ocho años en la República Democrática Alemana. Es maestra, fue dirigente sindical y senadora por 10 años. Es secretaria general del Partido Comunista.

Lo que sigue es un resumen de la entrevista:

—En los meses de funcionamiento del Panes, ¿se cumplieron las expectativas trazadas?

—Estamos cumpliendo con lo que nos comprometimos. El Ministerio de Desarrollo Social no estaba en ningún programa, no teníamos una orientación clara de cómo iba a hacer. En abril salimos, con un trabajo previo de la Universidad y del BPS, a la verificación y luego el ingreso al programa.

—¿Se puede decir que hay menos indigencia?

—No, no se puede decir que hay menos indigencia. Lo que podemos decir es que vamos avanzando en la transformación de las herramientas que la persona tiene o que el hogar tiene para salir adelante.

—¿En qué le cambió la vida a esas personas?

—Está dentro del programa, tiene carné de asistencia para todo el hogar, tiene la posibilidad de reconectarse al agua en OSE y estamos trabajando en lo mismo con UTE. La idea es cambiar la calidad de vida. Está en Trabajo por Uruguay. La gente que está en Disse y necesitaba lentes ya tiene sus lentes, ya están yendo al dentista y en muchos casos ya tienen sus piezas puestas. Ayer una señora me decía "me puse los lentes, me vi, y me hice la tinta". Un caso maravilloso, porque eso es autoestima. Están capacitándose, también en derechos, están trabajando en expresión verbal.

—¿Cuándo se considera que una persona deja de ser indigente de acuerdo al Plan?

—Cuando el salario excede (el ingreso ciudadano). Dimos de baja a 500 y tantos o más, porque aumentaron los ingresos. Con aportes al BPS, no en negro. El tema de los consejos de salarios y de la inspección influyen para que se cumpla y esté la gente en caja.

—¿Se sigue pensando en los dos años de duración?

—Sí, se está trabajando con pequeños emprendimientos. El tema es ir generando las condiciones para que la gente después pueda salir.

—¿Qué opina de la actuación policial en los episodios de Ciudad Vieja?

—Lo primero que quiero decir es que la izquierda uruguaya nunca hizo esas cosas. No es verdad cuando algún compañero dice, creo que se equivoca y que debe ser un problema de edad por ser joven, que muchos de los que somos ministros o legisladores hicimos esas cosas. Nunca nos tapamos la cara, salvo cuando tuvimos que estar clandestinos, que es otra cosa. Pero nunca nos tapamos la cara para agredir. Nunca arrasamos con los puestitos en la Plaza Matriz que estaban haciendo artesanías. Y nunca atacamos así, a tontas y a locas. La actitud de la Policía me sorprendió, y creo que el ministro (José) Díaz lo está haciendo muy bien, que existieran noticias de que eso estaba procesándose, incluso hay tomas como vimos después, y no se contuviera antes. Y como dijo el presidente, no estoy de acuerdo con los civiles que participaron, porque no es función de los civiles actuar. Porque entramos en un camino muy embromado. El Ministerio del Interior está investigando. Absoluto respaldo al ministro José Díaz en su actuación.

—Se habla de grupos de ultraizquierda pero también de posibles "infiltrados", ¿quiénes son para usted?

—No sé quiénes son. Lo que sé es que en la historia de la humanidad, en todo el siglo pasado y lo que va de este, siempre hay este tipo de expresiones políticas, que yo no comparto pero existen, y que por sus mismas características son fácilmente infiltrables. Porque si es a quien grita más, o a quien es más radical, es muy fácil meterse. Y van a seguir existiendo, el tema es que hay que proteger a la población, a los propios involucrados, porque como parece hubo gente muy convencida de lo que estaba haciendo y hay que protegerlos.

—¿Cree que además de manifestar contra la presencia del presidente George W. Bush en la región se buscó perjudicar al gobierno?

—Creo que no se puede poner en una bolsa a todos los manifestantes, como en ningún lado de la vida. Por eso hay que proteger a los propios manifestantes, porque el que creía que iba a una manifestación contra Bush y aparecen otros con la cara tapada y hacen determinadas cosas, están perjudicando a esos manifestantes.

—¿Los que tenían la cara tapada querían perjudicar?

—La izquierda no se tapa la cara para manifestar.

—Si la izquierda no se tapa la cara, ¿fueron blancos y colorados?

—No sé lo que son. No es mi función especular. Lo que sí digo es que nosotros no nos tapamos la cara para manifestar.

—La semana pasada hubo una marcha que concentró alrededor de 2 mil personas, que gritó más contra la sede del Pit-Cnt que contra el Círculo Militar, ¿por qué cree que fue así?

—Yo creo que está unido a estas manifestaciones y cosas. Acá quienes encabezaban las supuestas manifestaciones populares no era el movimiento popular. Era gente que se consideraba de izquierda, no niego. Pero acá hay una izquierda sola que está en el Frente.

—¿Usted cree que esa acción de determinados grupos puede convocar a jóvenes a manifestar y aumentar la cantidad de gente?

—Sí, claro.

—¿Pensaba que iba a pasar una cosa así?

—Sí. Entre otras cosas porque miremos la experiencia de gobierno del doctor Salvador Allende y qué papel jugaron este tipo de grupos en la historia. No es responsabilidad de ellos, la responsabilidad fue de la dictadura, del golpe de Estado, de Estados Unidos, del Pentágono, no de Estados Unidos. Pero objetivamente, más allá de las intenciones de algunos, jugaron a favor de la desestabilización del gobierno democrático. No es que la historia se repita, la historia no se repite, pero las experiencias uno las tiene que asimilar.

—Usted decía que en el caso de Allende estaba el Pentágono atrás, ¿y en este caso?

—Yo no especulo. Hay que estudiarlo.

—¿Cree que hay gente que quiere desestabilizar al gobierno?

—Ah, sí, claro.

—¿Qué cree que puedan llegar a hacer?

—Eso es especular.

—En la marcha estaba el 26 de Marzo y otros grupos del Frente Amplio...

—Los compañeros se equivocan. Este gobierno es nuestro, todos trabajamos para el programa. De lo que se trata es de apoyar y enfatizar aquellos temas en que se quiere profundizar más. La responsabilidad de la situación de este país no es del gobierno del Frente Amplio. Hay un error allí.

—¿Cree que este tipo de manifestaciones puede llegar a perjudicar al gobierno?

—No. Esta es una fuerza política con historia acumulada, con mucha responsabilidad. Si no hubiéramos sido tan responsables en 2002, otra hubiera sido la historia de este país.

—¿Cree que esos sectores de la izquierda que participan en las movilizaciones le están haciendo el juego a la oposición?

—Sí, ellos saben. Tiene la misma experiencia y son igual de viejos que nosotros.

—¿Y por qué lo hacen?

—Pregúntele a ellos.

"Todos nos queremos mucho" en el gobierno

—¿Por qué no firmó el proyecto del Poder Ejecutivo para enviar tropas a Haití?

—Porque no lo discutimos en la fuerza política. Yo personalmente no involucro a otros, argumenté en contra y voté en contra cuando se hizo el primer envío. Y muy duramente. Y hasta ahora no cambié de opinión porque nadie me dio argumentos para cambiar de opinión. Hicimos una manifestación siendo el canciller (Didier) Opertti y yo hablé en la puerta de la Cancillería. Quiero discutir y que me expliquen y me convenzan de por qué vamos a mandar más tropas a Haití. Sobre todo porque las vamos a mandar en capítulo séptimo, que no es lo mismo. Si fuera capítulo sexto de Naciones Unidas, que es mantenimiento de la paz, no tengo problemas porque voté las tropas al Congo. Y si hubiera sido a Sierra Leona, que lamentablemente perdimos, yo hubiera estado de acuerdo.

—Entonces la que cambió de posición con respecto a ese tema no fue usted sino el resto...

—No. No se discutió.

—Está el tema del envío de las tropas a Haití, y el caso del tratado de protección de inversiones con Estados Unidos. A veces parece que su sector, el Partido Comunista, es más crítico con el gobierno que la oposición...

—Es que éste es nuestro gobierno, al que queremos mucho, por el cual peleamos mucho. Por esta perspectiva murieron muchos compañeros nuestros y otros están desaparecidos. De algunos están buscando sus restos en esa chacra famosa. Nosotros todos nos queremos mucho y tenemos un proyecto en común dentro de la fuerza política. Todos tenemos opiniones, y siempre salimos juntos y con una postura de consenso o mayoritaria.

—Pero a veces su sector pinta muros, algo que tal vez se entendía en gobiernos anteriores de blancos y colorados, pero sorprende en este caso porque integra el oficialismo, ¿cree que eso está bien visto en otros sectores?

—No sé, no nos han planteado, no hemos discutido este tema. Al primero que informé que no iba a firmar fue al presidente.

—¿Comparte íntegramente la política económica del ministro de Economía, Danilo Astori?

—Nosotros estamos en un gobierno con una proyección de la política económica que está en el presupuesto. Todos tuvimos matices, los ministros, los legisladores y sectores políticos. Esto es lo que se resolvió y llevamos adelante.

—¿Cree que representa el programa de gobierno del Encuentro Progresista?

—Creo que tenemos matices en eso, pero los objetivos de la política económica no pueden ser contradictorios con los objetivos del país productivo, del país social, del Uruguay democrático, integrado. Ahora, por ejemplo, la propuesta de país productivo que se está empezando a trabajar.

"No se me cae ningún principio"

—Como frenteamplista, ¿qué siente cuando ve que hay tan buena sintonía con los organismos financieros internacionales, y cuando la oposición ironiza con la foto de los ministros brindando con representantes de los mismos?

—Yo no estaba, por eso puedo hablar con tranquilidad, no me invitaron. A mí no se me cae ningún principio en reunirme con los organismos internacionales, el programa Infamilia es con el BID. Yo con los colegas del Senado, que hoy son oposición y antes eran gobierno, no me agarré nunca a piñazos. Hemos discrepado y seguimos discrepando. No hay que mezclar. La foto fue una foto maligna.

—Pero hay también buena sintonía con Estados Unidos...

—Y hay una buena sintonía con Venezuela, con Cuba, con el Mercosur.

—Eso era esperable para el Frente Amplio porque históricamente fue así...

—No, pero al llegar al gobierno si unos dicen han cambiado de opinión, no. Nosotros con Venezuela tenemos un convenio que tiene que ver con pequeños emprendimientos productivos y con cooperativas. Y es muy ventajoso para nosotros, como el tema del petróleo. La solidaridad de Cuba con la operación de cataratas es realmente muy importante y lo queremos destacar. Y si Estados Unidos, mañana, los más de 500 que están en lista de espera para operarse de próstata en los hospitales públicos los lleva para operar, yo los aplaudo.

—¿Pensó en retirarse en algún momento del Ministerio?

—No, al revés. Si el presidente me hubiera planteado, y se lo dije, algún otro Ministerio, tenía argumentos para decir que no. Para una comunista el Plan de Emergencia y las políticas sociales a largo plazo, son el sueño del pibe.

Mudanza

Arismendi confía en que el Ministerio de Desarrollo Social pueda trasladarse de su sede actual, en Río Branco y Uruguay, al edificio del desaparecido Banco de Crédito, en 18 de Julio y Javier Barrios Amorín. Aseguró que el lugar que ocupa hoy dificulta el trabajo. Puso como ejemplo que en el subsuelo los funcionarios "se marean" por el calor y que no se pueden instalar ventiladores porque "la resistencia no alcanza", algo similar a lo que ocurrió en el invierno con los calefactores. Recordó que días atrás en el edifico "se cayó una estantería arriba de una compañera". "Acá no damos más", aseguró.

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