Las más altas jerarquías de la Iglesia Católica de América Latina se reunieron en Montevideo para renovar sus autoridades y celebrar que el Vaticano resolvió la beatificación del papa Juan Pablo II. Como sucede en las asambleas de estas características, las distintas realidades sociales y políticas quedan de manifiesto. La Iglesia sigue de cerca lo que sucede en el continente ya que se trata de la región con más fieles del mundo. La situación en Cuba y Venezuela preocupa especialmente a los líderes eclesiásticos. En Cuba se ha instalado un espacio de diálogo con el presidente Raúl Castro; en cambio en Venezuela los choques son cada vez más duros.
Los prelados cubanos Emilio Eranguren, jefe de la diócesis de Hoguín y Juan de Dios Hernández Ruiz, obispo auxiliar de La Habana son protagonistas de la XXXIII Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) que se realiza en Montevideo.
Ambos se conocen desde que eran adolescentes. Entraron juntos en el seminario en la década de 1970 y en la misma época asumieron responsabilidades eclesiásticas de gran peso en la Iglesia cubana.
Por la tarde de ayer los dos obispos recibieron a los medios uruguayos e internacionales en un alto de la asamblea del Celam. Eranguren abre el fuego y dice que la relación de la Iglesia con el gobierno de los hermanos Castro viene "caminando de diversas maneras".
Recordó que desde la muerte en huelga de hambre de Orlando Zapata en 2010, y el accionar de las Damas de Blanco, la Iglesia estuvo mediando en la situación de los 52 presos de la llamada "primavera del 2003".
En aquella ocasión los jerarcas de la Iglesia fueron recibidos por el propio Raúl Castro. Allí se aprovechó para analizar otros asuntos de la realidad cubana, explicó Eranguren.
El diálogo continuó previo al congreso del Partido Comunista. En ese momento los líderes de la Iglesia volvieron a reunirse con integrantes del gobierno de Castro para opinar sobre los temas que se iban a discutir en esa instancia. "El diálogo entre la Iglesia y el Estado es algo novedoso porque antes no había", reconoció monseñor Eranguren. Su colega Hernández Ruiz acotó que el diálogo es una muestra de que la Iglesia "siempre ha apostado" al mismo "y ha tirado puentes en los últimos 50 años".
Los desafíos de las negociaciones entre el gobierno y la Iglesia cubana van más allá de reuniones ocasionales. En principio quedan presos de conciencia en las cárceles cuyas situaciones está siendo analizadas por las jerarquías eclesiásticas, y a eso se agregan otros asuntos en los que la Iglesia busca participar y ser escuchada.
El obispo auxiliar de La Habana remarcó que se están dando pasos para llegar "a una democracia con nuestras características; 53 años de una forma de gobernar no se pueden cambiar de un momento a otro".
"Hasta hace pocos años no se escuchaba a quien opinaba en forma diferente, hoy se tiene en cuenta lo que opinan otras personas. No veo muy claro un cambio abrupto de hoy para mañana. Hay que ir dando pasos", apuntó Aranguren.
Liderazgo. El arzobispo de Mérida, Venezuela, Baltazar Porras, señaló que desde el comienzo del gobierno de Hugo Chávez en 1991, su país "nunca había pretendido tener ningún liderazgo continental ni extra continental". Para el prelado el gobierno venezolano busca ser el sucesor de Fidel Castro "en ese liderazgo tercer mundista, antiimperialista".
En ese marco, destacó la contradicción de que el gobierno chavista invierta en carreteras o escuelas en otros países cuando faltan en el suyo.
"Esto se explica porque el presupuesto nacional desde hace años se basa a un precio del barril de crudo muy bajo, cercano a los US$ 40. Lo que sobra es parte de una caja chica que se maneja fuera de todo tipo de control legislativo o de otro poder", aseveró.
Por otro lado, el arzobispo lamentó que la "población se acostumbre a vivir de dádivas en lugar de un trabajo tesonero, eso también quebró la ética".
Reclaman diálogo en Venezuela
"El enfrentamiento lo tiene el gobierno con todos los sectores de la vida venezolana", responde monseñor Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, Venezuela, cuando se le pregunta por los choques entre la Iglesia y el régimen que lidera el presidente Hugo Chávez.
A Porras le tocó ser presidente de la conferencia episcopal en algunos de los momentos más duros de los cruces con Chávez.
El prelado mencionó que en su país faltan "interlocutores" entre las instituciones y "cualquier instancia gubernamental".
"Solo se conversa con quienes están a favor o acatan las normas que vienen de arriba. Eso destruye lo que es la esencia de la democracia y la pluralidad. Disentir u opinar distinto no significa estar en contra", remarcó Porras.
La búsqueda de un diálogo "que no sea solo mediático" es el centro de los reclamos de la Iglesia venezolana. El arzobispo de Mérida mencionó que hay problemas de coordinación para casos de emergencias entre el Estado y las organizaciones que cuentan con infraestructura. En tal sentido mencionó los casos producidos por las inundaciones y los deslaves.
También preocupa a la Iglesia Católica el "desangramiento" de profesionales que se vive en Venezuela. "La mayoría de la población vive como funcionario público", lamentó el prelado.