Inhalar humo de quema de cables es como "una inyección de plomo"

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María Eugenia Lima

En la Clínica de Contaminantes Químicos del Pereira Rossell atienden a niños de 12 asentamientos de Montevideo donde muchas familias queman cable para obtener cobre. La fundición puede producir intoxicación aguda con plomo en niños.

Sin embargo, no se puede saber cuántos niños atendidos en el centro padecen contaminación por plomo a raíz de la quema porque "la dosificación en plomo en sangre es como si sacaras una foto del momento, de los dos días previos. Es una relación de lo que ingresa en el organismo y lo que se deposita no se elimina", dijo Elena Queirolo, directora de la Policlínica de Contaminantes Químicos Ambientales del Hospital Pereira Rossell.

Lo que se sabe es que es más común la contaminación por el polvo de plomo que por la inhalación, aunque esta última es más grave. "El plomo vapor es más grave que el polvo de plomo porque son partículas más pequeñas que pasan rápidamente a la sangre por estar calientes", dijo Queirolo.

El niño que está al lado de donde el padre o la madre está quemando cable para luego vender el cobre va a tener una intoxicación aguda no crónica, aseguró.

"En la aguda se dan más rápido los síntomas. Es inmediato, es como si le dieras una inyección de plomo porque pasa por la vía pulmonar y está en la sangre en poquitos minutos. Las proporciones en que llega el plomo es muy alta. Lo agudo es por la cantidad de plomo y por la rapidez con que se produce la intoxicación", explicó la doctora. La sintomatología es más grave. Primero pasa por el cerebro y provoca convulsiones, coma y muerte.

"Muchos niños inhalaron plomo, llegaron a tener 60, 70 u 80 microgramos de plomo por decilitro de sangre, grandes dolores de cabeza y ni siquiera tuvieron convulsiones porque tienen sus mecanismos de defensa neurológicos", informó.

Por el relato de los padres los profesionales de la Policlínica saben que en los 12 asentamientos a los que pertenecen los niños se quema cable.

El centro asistencial atiende niños de los asentamientos Juanicó, Paso de la Durana, Cachimba del Piojo, Villa del Chancho, Cantera del Zorro, Cañada Victoria, Villa Esperanza y La Manchega. También asiste a niños de familias que fueron realojadas y vivían en los asentamientos Primus, Inlasa, Rodolfo Rincón y 25 de Agosto, zonas altamente contaminadas por plomo. Estas familias siguen quemando cable en las viviendas que les dio la Intendencia.

El riesgo de contaminación persiste, pero es menor que en el asentamiento, dijo Queirolo, porque al ser piso de material se puede barrer y sacar el plomo quemado de adentro de la casa. En los pisos de tierra el plomo queda en la vivienda y los niños están en permanente contacto con el contaminante.

La mayoría de los padres que llegaron a la clínica y dijeron que quemaban cable abandonaron la práctica después de que les explicaran que los efectos son graves para los niños. Pero quienes desistieron no son los que viven de la venta del cobre que tienen los cables, sino que quemaban basura que tenía incluida cables.

Los padres de los niños contaban que quemaban los cables adentro de la casa en una quematuti en invierno con las ventanas cerradas. Otras familias contaron que lo hacían cerca de la casa. De esta forma se afectan ellos y a los vecinos por el hacinamiento que hay en los asentamientos.

"En los casos de familias que viven sólo de la venta del cobre es muy difícil persuadirlos para que dejen de quemar cable. Siguen haciéndolo pero no en las condiciones que lo hacían", contó Queirolo.

Ahora no lo hacen en la puerta de la casa. No lo hacen de noche, hora en que es más grave porque el niño está durmiendo en una casa que no tiene buenos cerramientos.

En la Policlínica les dicen, directamente, que "tienen que dejar de practicar la quema porque es grave. Si finalmente se hace igual se les dice que tiene que ser alejado de cualquier niño", aseguró.

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