Iximché (Guatemala) - Cientos de indígenas celebraron un ancestral ritual de agradecimiento en esta ciudadela maya del oeste de Guatemala, exaltaron la subsistencia de sus culturas después de 511 años del descubrimiento de América y pidieron fuerza para conseguir la anhelada igualdad social en esta nación en la que viven excluidos.
Alrededor de cuatro hogueras ubicadas en los puntos cardinales, sacerdotes y sacerdotisas mayas elevaron plegarias, hicieron ofrendas y pidieron a los cuatro elementos, tierra, fuego, aire y agua que los provean de energía en sus vidas.
La sacerdotisa Calixta Gabriel, que dirigió el ritual, expresó a los sacerdotes que "esta es una fecha importante, histórica para nosotros porque ellos, nuestros ancestros estaban aquí cuando llegó (Cristóbal) Colón y ahora agradecemos que nuestro pueblo vive".
Las fogatas ardieron alrededor de un montículo de piedras sobre el que crecen árboles de roble y pino, en el sur de la Iximché, la capital del reino de los indígenas cakchiqueles que fue atacada en 1524 por las tropas españolas dirigidas por Pedro de Alvarado.
La ciudadela, hoy en ruinas, se encuentra a 60 kilómetros de la capital, en las planicies montañosas del oeste de Guatemala. El lugar aún es poblado en su mayoría por descendientes del pueblo cakchiquel.
Pero en la ceremonia se dieron cita sacerdotes de otras etnias y peregrinos que buscan el consejo y las "limpias" que los sacerdotes pueden darles.
Con candelas de colores, aguardiente, especias, incienso, rendía tributo una sacerdotisa que llegó desde Quetzaltenango, unos 120 kilómetros más al oeste del lugar. Alrededor suyo se arrodillaban personas que con sus propias ofrendas acudían a la sacerdotisa en busca de consejo y porvenir.
"Quiero felicitar a todos por seguir adelante con nuestra religión... si fuera oro o plata lo que nos dejaron, que tiempo se nos hubiera acabado. Pero no, lo que nos dejaron (los ancestros) son nuestras costumbres", decía la mujer a los que la rodeaban.
El ritual proseguía con plegarias, en las que se mezclaba el español y los idiomas nativos de los líderes espirituales, que armonizaban con el viento soplando en el bosque y la armonía de dos músicos que interpretaban melodías sacras con un ronco tambor de madera y cuero, llamado tun, y una aguda flauta de bejuco, conocida como chirimía.
La celebración del día de la Hispanidad fue precedida el viernes por manifestaciones de centrales indígenas y campesinas que exigen al gobierno la implementación de políticas de desarrollo rural y acceso a la tierra.
En Guatemala cerca del 60% de la población pertenece a uno de 23 grupos étnicos que habitan en casi todo el país, especialmente las regiones rurales, en donde la pobreza, la escasez de alimentos, empleo, educación y salud los tiene subyugados a subsistir con pocas oportunidades de desarrollarse.
Además, fueron los más golpeados durante los 36 años de conflicto armado interno, en el que murieron y desaparecieron más de 200.000 personas. Aldeas enteras de indígenas civiles fueron arrasadas por el ejército por considerarlas simpatizantes de las guerrillas marxistas que luchaban por el poder.
En un comunicado emitido el viernes la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas, hicieron un llamado a los candidatos que compiten por cargos públicos en las elecciones generales del 9 de noviembre para que contemplen programas que los favorezcan. AP