Centenares de personas realizaban el lunes una larga cola, algunos desde la noche anterior, a la espera de que la senadora demócrata Hillary Rodham Clinton les autografiara su nuevo libro.
Los empleados de la librería Barnes & Noble, en el centro de Manhattan, a las 8:30 comenzaron a distribuir distintivos entre los compradores del libro "Living History", pulseras similares a las que se distribuyen en los conciertos de rock.
Barnes & Noble planeaba distribuir 250 distintivos, pero en vista de que la senadora continuó firmando libros, otros centenares recibieron copias autografiadas.
"Fue muy rápido, entrada y salida", relató Krystal Powell, secretaria ejecutiva de Manhattan que había esperado más de dos horas en fila para ver a la senadora, esposa del ex presidente Bill Clinton. "Definitivamente valió la pena".
Mientras el horario fijado para el evento se prolongaba por más de dos horas y media, varias personas que pasaban ingresaron a la cola, lo cual obligó a la policía a extender las barricadas hasta la esquina del establecimiento.
Poco antes que comenzara a autografiar libros, Clinton dijo a los periodistas en un hotel de Manhattan que sus detractores también se podrían beneficiar leyendo sus memorias.
"Creo que si la gente lee el libro con amplitud de criterio, se sorprenderá, podría aprender algunas cosas, acaso llegar a la conclusión de que no tuvo toda la información de lo que sucedía", destacó Clinton.
Pese a que se acabaron los distintivos, la multitud siguió aumentando más allá de las barricadas policiales cerca de la entrada de la tienda en la Quinta Avenida. Muchos esperaban poder ver a la senadora.
El vicepresidente de mercadeo de Barnes & Noble, Bob Wietrack, pronosticó que la autobiografía de Clinton será el libro de no ficción de mayor venta del año. Simon & Schuster, que acordó pagarle ocho millones de dólares a Clinton, imprimió un millón de ejemplares.
En el libro, Clinton relata los estragos que causó tanto en la esfera pública como privada, la aventura de su esposo con la pasante Monica Lewinsky. Concluye que su esposo cometió una acción moralmente reprochable pero no traicionó al público. AP