Jerusalén, Moscú y Bruselas - El gobierno israelí esperaba la renuncia del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, pero el momento elegido lo sorprendió en vista de la esperada misión en Medio Oriente del ex funcionario luego de la muerte del presidente palestino Yasser Arafat.
Powell, comentaron fuentes gubernamentales, era considerado "una persona bien dispuesta hacia al estado judío" pero, con su salida de escena, Israel puede contar con la presencia en la Casa Blanca de funcionarios "más en sintonía con la política de guerra contra el terrorismo" del reelecto presidente George W. Bush.
En el seno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en cambio, se entrevé cierta reserva. Con Powell, dijeron analistas locales, los palestinos pierden uno de los exponentes más moderados del gobierno de Bush que, aunque no les ahorró críticas, mostró que estaba dispuesto a escuchar sus razones. "Nosotros esperamos que Estados Unidos haga una política que lleve (...) a la concreción de la visión del presidente Bush de dos estados, Israel y Palestina", dijo el ministro palestino, Saeb Erekat.
El anuncio de la renuncia, aunque prevista, sorprendió a la ANP que esperaba una visita de Powell a Ramallah la semana próxima, tal como había anunciado hoy el ministro de Exteriores palestino, Nabil Shaath.
Powell estuvo en los Territorios en 2003 con la intención de relanzar la "Hoja de Ruta", el itinerario de paz establecido por "el cuarteto" -Estados Unidos, Rusia, la UE y la ONU- para una solución política del conflicto israelo-palestino.
En Rusia, la salida de escena de Powell no representa "nada sorprendente", afirmó hoy Serghei Karaganov, analista político y presidente del Consejo ruso de Política exterior y Defensa. "Se trata de un hecho esperado en realidad desde hace tiempo", agregó.
Entrevistado por la agencia Interfax, el analista y funcionario ruso se declaró convencido de que su suerte estaba marcada desde que "Powell probablemente mal informado por los servicios secretos estadounidenses, trató sinceramente de demostrar a las Naciones Unidas la presencia de armas de destrucción de masas en Irak".
Para Moscú, Powell fue en estos cuatro años un interlocutor habitual, pero no decisivo, sobre todo porque las relaciones entre los dos países estuvieron manejadas por George W. Bush y Vladimir Putin.
Considerado más moderado que otros representantes del gobierno, el secretario de Estado saliente goza de cierta simpatía en los medios moscovitas, pero había perdido el interlocutor político privilegiado desde que Igor Ivanov -1998 2004- dejó el cargo para ser secretario del Consejo de Seguridad nacional, también él pocas semanas después de la reelección de su presidente.
José Manuel Durao Barroso, presidente designado de la Comisión Europea, comentó la noticia de la renuncia de Powell expresando su "gran admiración" por el secretario de estado renunciante, que "fue siempre un buen amigo". No obstante, Durao Barroso se declaró naturalmente dispuesto "a trabajar con el nuevo gobierno, con el que seguramente se desarrollarán fuertes relaciones".
ANSA