General Balza: "En Argentina la primera víctima fue la verdad"

"Un pasado no resuelto se hace eterno", sentenció el general Martín Antonio Balza, actual embajador argentino en Colombia, durante el Seminario Regional sobre el Control Parlamentario del sector de la Seguridad en América Latina.

La encendida intervención del militar y diplomático argentino tuvo más el carácter de un testimonio, el de un hombre de armas, que de ponencia académica. Balza hizo un profundo cuestionamiento a la actuación de las Fuerzas Armadas en su país durante la dictadura que se inició en 1976 en el vecino país. Elogió el fallo de la Corte Suprema que revocó las leyes de "Punto Final" y "Obediencia Debida", al tiempo que planteaba un profundo análisis sobre la ilegitimidad del papel de los militares en la conducción del gobierno.

"Muchos de los males de nuestro tiempo, estoy convencido y siempre hablo desde el punto de vista argentino — dijo Balza—, en la Argentina ha sido la mala relación que hemos tenido con la verdad y la verdad fue la primera víctima. Nos hemos querido convencer, autoconvencer de algo que no nos podíamos nunca convencer: que éramos la reserva moral, los salvadores de la patria".

El general Balza, que durante su mandato como comandante en jefe del Ejército argentino fue el responsable de la profunda autocrítica que realizó la fuerza sobre su papel en la dictadura, dijo estar convencido de que en su país los militares instalaron el "Terrorismo de Estado".

"No demos vueltas en el caso argentino —señaló—, se cometieron crímenes horribles: desaparición forzosa de personas, miles, miles y miles de personas. Tenemos que presumir que todos esos desaparecidos eran inocentes, ¿por qué? porque no fueron juzgados. Faltaron los atributos necesarios para juzgarlos y aplicar todo el rigor de la ley. Inclusive estaba vigente la pena de muerte, soy contrario a la pena de muerte, pero si era legal no se hubiera recurrido a esa macabra figura del detenido desaparecido. Se cometieron violaciones de todo tipo, robos de bebés, robos de propiedades como botín de guerra para enriquecer el bolsillo de algunos, de esos pequeños grupos que actuaban, una elite criminal pero elite al fin".

Aludiendo a los argumentos de sus camaradas de armas, Balza reflexionó: "De los dos lados se cometieron abusos: yo me resisto a los dos lados. El Estado es el único lado, si un terrorista pone una bomba es un marginal y las leyes argentinas, el código penal, el código de justicia militar y los reglamentos militares decían que el subversivo, así actúe en forma abierta o encubierta debía ser juzgado con el código penal".

"Hay muchas definiciones de violación a los Derechos Humanos. Yo estoy convencido de que sólo los Derechos Humanos los puede violar el Estado, el criminal no viola los Derechos Humanos, no tiene responsabilidad institucional, es un marginal", concluyó el militar y diplomático argentino.

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