Fragilidad emocional

Psicólogo Gustavo Ekroth

La vulnerabilidad emocional no es la madre de todos los males, (como suelen pensar los adictos al trabajo sobre la pereza) pero es la causa oculta de muchos problemas humanos relacionados con el comportamiento, los hábitos y las actitudes.

Algunas dificultades personales como por ejemplo la tendencia al aislamiento puede no tener una causa visible a los ojos de quien la padece. Sin embargo en un nivel más profundo puede estar escondido un intenso temor al sufrimiento y el dolor que llevan a la persona inconscientemente a evitar el encuentro con los otros.

Es totalmente normal y humano sentir algo de temor frente a los cambios vitales como por ejemplo conocer una persona, entablar una nueva relación, mudarse, estudiar algo diferente, vivir en otro país, modificar las rutinas de trabajo, divorciarse, etc. Pero es igualmente normal y humano, actuar a pesar del temor.

Sin embargo las personas que sufren permanentemente o transitoriamente un delicado equilibrio emocional tienen la tendencia a evitar realizar todo tipo de cambio pequeño o grande. Es como si estuvieran caminando sobre una cuerda floja y no se atrevieran ni siquiera a cambiar el ritmo de la respiración por el temor a caer.

La vida es un eterno cambio y la fragilidad emocional circunstancial o permanente se opone a ella. El sentimiento de vulnerabilidad exagerado nos conduce inconscientemente a transitar por caminos "seguros" léase lo conocido, lo familiar, lo rutinario, lo que aparentemente no implica riesgos.

La "zona de seguridad" en estos casos está firmemente asociada a lo ya conocido y este suele ser uno de los más grandes errores en la apreciación del peligro y la visualización de logros y objetivos posibles. Seguramente que en la búsqueda de una vida plena y feliz, mas vale bueno por conocer que malo conocido.

Algunos de los comportamientos y actitudes más típicos que pueden dejar traslucir la fragilidad emocional subyacente son:

—Hacer lo urgente en vez de lo importante, (hacer lo importante puede llegar a tener importantes consecuencias negativas, hacer lo urgente generalmente no)

—Imitar lo que hace o dice la mayoría en lugar de innovar.

—Dilatar la toma de decisiones hasta pasado el tiempo para la acción por ejemplo otras personas o la vida misma es la que decide.

—Complicar las cosas al máximo para nunca llegar a concretar nada por ejemplo crear una comisión.

—Poner mucha atención en rituales y supersticiones que supuestamente alejarán el mal y atraerán el "éxito".

—Quejarse de un estilo de vida monótono y rutinario pero a la vez no hacer nada por cambiarlo.

—Enojarse o molestarse mucho cuando algo o alguien por algún motivo lo aparta de sus rutinas diarias por ejemplo "tener" que ir de vacaciones debido a las "presiones familiares".

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