Fiel a su tradición la familia se rebeló

El 10 de setiembre de 1904, hace poco más de un siglo, fallecía Aparicio Saravia. Una bala lo había herido en Masoller nueve días antes. Una carta de su esposa Cándida Saravia, fechada en agosto de 1904, que también forma parte del lote 60 en la subasta del jueves, expresaba el dolor de la mujer por no haber podido estar con él en su cumpleaños número 47 (aunque el caudillo nació en 1856), el 16 de ese mes. Finalmente, ese fue su último onomástico.

Carlos Saravia Silva fue uno de los nietos de Aparicio e hijo de Mauro Saravia y Petrona Silva. Fue él quien heredó la estancia "El Cordobés" en Cerro Largo y los bienes del "Cabo Viejo". En la década del ’70, en plena dictadura militar, el Gobierno decidió la expropiación de la estancia y los objetos que ahí se encontraban. Mientras llegaba el decreto, los descendientes del caudillo salvaron algunas de las piezas. La montura que se subasta el jueves estuvo seis años escondida en Bagé (Brasil), luego en la casa de un maestro en Melo e incluso enterrada en la casa de Gumersindo Saravia, hijo de Carlos y bisnieto de Aparicio.

Hoy los seis hijos de Carlos Saravia Silva, herederos de los bienes, llegaron al remate judicial debido al perjuicio económico surgido a raíz de esa expropiación, según dijo a El País Aparicio Saravia, hermano de Gumersindo, con el mismo nombre que su bisabuelo. La subasta está compuesta por los bienes que escaparon a esa decisión de la dictadura.

"Lógicamente se siente una tristeza enorme al desprenderse de las piezas, pero no nos quedó otra salida", señaló Aparicio.

SEIS HERMANOS. Aparicio señala que la relación entre los seis hermanos es "regular ". Tanto él como Mauro Saravia viven en Cerro Largo, Gumersindo en Treinta y Tres, Celeste y Cándida en Montevideo, mientras que Napoleón reside en Buenos Aires.

De acuerdo con el bisnieto homónimo del caudillo blanco, el Partido Nacional no se comunicó "en ningún momento" con ellos. "No es algo que me duela, porque solo se acuerdan de mi bisabuelo en época de elecciones y ahora con el centenario de su muerte".

Tampoco hubo comunicación, al menos directa, con otras ramas descendientes del caudillo nacionalista. "He escuchado que alguno anduvo diciendo algo por ahí, pero no me interesa. Cuando llegó la ‘mala’, la época de la expropiación, ninguno abrió la boca".

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