PILAR BESADA
Los contendientes del balotaje enfatizan que hay que elegir entre modelos (Mujica) o entre personas con capacidad de gobernar (Lacalle). Los expertos señalan los riesgos de los mensajes confrontativos.
Aunque las estrategias no están terminadas aún hasta ahora, el Frente Amplio ha planteado el balotaje en términos de un plebiscito entre dos modelos, siendo el de la coalición la continuidad de la administración Vázquez.
Además, el FA busca dar la idea la idea de que su gobierno será en equipo y de que José Mujica estará continentado por un grupo de trabajo y, especialmente, por la figura de Danilo Astori, que tendría un rol como vicepresidente mucho más relevante que sus antecesores.
Según Juan Carlos Doyenart, director de Interconsult, la campaña del FA se basa en confrontar dos modelos, "dos visiones de país, de izquierda y de derecha".
Por otro lado, la estrategia del Partido Nacional "trata de plantear la elección como una confrontación de capacidades para gobernar", señaló.
Según Doyenart, para los blancos sería "una elección entre personas y no entre modelos o partidos".
La politóloga Rosario Queirolo de la Universidad de Montevideo, coincidió en que los nacionalistas han hecho énfasis "en mostrar a presidente contra presidente".
EVALUACIÓN. Para Doyenart, la principal fortaleza del FA es "el resultado del 25 de octubre".
Si "insisten en la misma línea, con un poco más estarían ganando el balotaje". Por otra parte, la debilidad "es que el balotaje no deja de ser una confrontación entre personas y una de las debilidades del FA ha sido la candidatura de Mujica", apuntó Doyenart.
Para Queirolo, un punto fuerte de la estrategia del FA es "mostrar el equipo de gobierno", ya que "ayuda a paliar la incertidumbre que pueda generar Mujica". Consideró "positiva" a la figura de Astori "que compensa", y "genera la sensación de que es todo el FA el que gobierna y no sólo Mujica".
Por otra parte, en cuanto a la estrategia nacionalista, Doyenart evalúa como una fortaleza el hecho que "se prometa un país en el cual exista colaboración, o cohabitación entre partidos". Estima que esto "es algo que, en términos generales, a los uruguayos les gusta".
Como debilidad, Doyenart consideró que "el PN debe convencer de ello a mucha gente".
"No sólo debe convencer al electorado que votó al Partido Nacional, que es totalmente insuficiente, sino también a todo el electorado colorado y a buena parte del independiente, e incluso a algún votante de FA", indicó Doyenart.
En tanto, para Queirolo, la campaña de Lacalle mantiene la "apuesta a un rumbo seguro, en contra de la imagen de incertidumbre de Mujica".
Aunque esta estrategia "tiene su lugar", Queirolo estimó que a la campaña nacionalista "le falta una cuota de esperanza, de propuesta, de ilusión". Indicó que "la estrategia no se puede hacer toda en contra de algo o alguien. Tiene que tener un elemento propositivo", señaló la politóloga.
MAYORÍA PELIGROSA. Por otra parte, Queirolo fue reticente en cuanto a efectividad de la estrategia del PN de presentarse como una opción de equilibrio frente un Parlamento con mayoría del FA.
A su juicio, "hay muchos argumentos como para decir que esta situación muchas veces termina en problemas políticos importantes, en falta de gobernabilidad, en crisis políticas".
Señaló que "si gana Lacalle, puede ser un gobierno dividido en lugar de balanceado. Tratar de convencer al electorado de que es algo positivo en vez de una situación de crisis puede no salir bien".
Por otra parte, que el FA utilice el hecho de tener la mayoría parlamentaria a su favor también puede ser peligroso. Para Queirolo, "si el FA dice que Lacalle va a tener un Parlamento que no lo va a apoyar, daría una imagen de confrontación".
Estima que el FA no puede dar esa imagen ya que "a la gente que tienen que convencer es justamente la que no quiere un partido aplaste al otro".
Por su parte, Ignacio Zuasnábar, director del área de Opinión Pública de Equipos Mori, prefirió no hacer comentarios sobre las estrategias para el balotaje porque consideró que "todavía no están plenamente definidas", y "apenas hay algunos elementos sueltos".
Queirolo coincidió en que, si bien "están planteados algunos puntos, faltan definir varios aspectos" de las estrategias para lo que queda de noviembre.
Hubo "corrimientos" en el balotaje del `99
Para los expertos, el corrimiento de votantes entre los votantes de los partidos que disputan la presidencia es un fenómeno probable aunque marginal.
Juan Carlos Doyenart, de Interconsult, recordó que en el balotaje de 1999 -entre Jorge Batlle y Tabaré Vázquez-, votaron a Batlle el 96% de los que habían votado al Partido Colorado en la primera vuelta, el 85% de los blancos y menos del 30% de los votos para el Nuevo Espacio. En tanto, el 99% de los votos al Frente Amplio en primera vuelta fueron para Vázquez, así como un 10% de los blancos, un 4% de los colorados y el 60% del NE.
Ignacio Zuasnábar señaló que las últimas encuestas de Equipos Mori muestran que hay gente que votó al PN en octubre, pero no quiere votar a Lacalle en noviembre, y que votaría en blanco, nulo o a José Mujica. Y lo mismo sucede con un grupo de gente que votó al FA en octubre. "Si se llega a un balotaje muy ajustado quizás lo definan, pero es impensable que lleguen a ser el 10% de los blancos o frentistas los que se den vuelta", señaló Zuaznábar.
Para Rosario Queirolo, los corrimientos de un partido a otro "son difíciles" pero "siempre hay un grupo de gente que los hace". Para Queirolo, "no serán muchos y probablemente se cancelen unos a otros". Indicó que "es más posible el corrimiento hacia el voto en blanco".
Sacar provecho
Para la politóloga Rosario Queirolo, sería "razonable" que el Partido Nacional acepte el debate entre las fórmulas Mujica-Astori y Lacalle-Larrañaga, "aunque no sea el acuerdo inicial".
"Ya que va segundo, sería coherente que el PN acepte el debate", señaló. Para Queirolo, "el que va segundo debe sacar provecho de todos los sucesos que puedan surgir a su favor, y el debate entre fórmulas podría ser uno de ellos".