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Esa rubia debilidad

El hombre apuró de un trago el segundo whisky, se miró por última vez al espejo y salió de su casa con una energía que él mismo no sentía desde hacía muchos años. Cruzó la calle, tocó timbre y, mientras esperaba que le abrieran, repasó mentalmente su estrategia por última vez.

La puerta se abrió. Su vecina, la rubia, esbelta y de ojos claros que le había quitado el sueño durante los últimos ocho meses, estaba allí, frente a él. Era su momento. Saludó cortesmente y se lanzó al vacío. "¿Qué debe hacer un hombre como yo para tener una chance de salir con una mujer tan hermosa como usted?", dijo con voz firme.

La blonda interlocutora no se quedó callada. "Usted es un hombre muy interesante. Parece serio, en una zona donde la mayoría no lo es. Pero eso, con ser importante, no es suficiente para mí. Yo necesito que usted me dé algunas garantías, si es que sus intenciones son realmente serias", respondió antes de alcanzar a su vecino un lápiz y un papel.

"Anote, estas son mis condiciones", le anunció. Y el hombre anotó. Para salir con ella debía cambiar el auto, preferentemente por un Mercedes, asegurarle al menos un viaje a Europa y otro a Miami al año, siempre en primera clase, asegurarle una partida mensual generosa para renovar su guardarropas y permitir que ella vetara a algunos de sus amigos, los más revoltosos.

Se despidieron con un beso. El hombre volvió a su casa, se dejó caer en el sofá y llamó a su mejor amigo. "Te llamaba para pedirte $ 2 mil prestados, porque no me alcanza para pagar la luz. Pero eso no es lo más importante. Tengo una noticia para darte y quiero que seas el primero en saberlo. La rubia que vive enfrente, la que me tiene enamorado, tiene ganas de salir conmigo", resumió.

Al gobierno de Tabaré Vázquez le sucede algo similar. Está cortejando a UPM porque entiende que una segunda planta de celulosa de esa empresa en Uruguay podría ser la tabla de salvación de su gobierno. Serían miles de millones de dólares de inversión, miles de puestos de trabajo generados y el seguro para que la economía crezca de verdad a la vez que se aproximan las próximas elecciones. ¿Pero cómo hacer para cumplir con las condiciones que UPM pone para hacer esa inversión?

¿Cuánto hay que invertir para generar las condiciones que UPM reclama para hacer su segunda planta? ¿De verdad pensamos que podemos cumplir con sus exigencias, por ejemplo, en materia de transporte ferroviario desde su planta hasta el puerto de Montevideo?

Para colmo, el semanario Búsqueda informó el pasado jueves que UPM también reclama a Vázquez el compromiso de un marco laboral adecuado y de una legislación que ya no ampare las ocupaciones de los lugares de trabajo.

¿Puede hacer eso Váz- quez? No. ¿Puede asumir ese compromiso? Puede, pero sabiendo que es de imposible cumplimiento. ¿Puede pedirle al Sunca y a la Untmra que dejen en paz a UPM? Sí. Pero, ¿le harán caso? ¿Cumplirán su palabra? Y después de todo, ¿por qué se podría asegurar a UPM lo que no se le asegura a nadie en este país?

¿O los inversores son todos iguales, pero hay algunos más iguales que otros?

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LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

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