G. TRINIDAD y R. ROSELLO
El esposo de Claudia Liz Pereira y su amante fueron quienes planearon el asesinato de la contadora. Fallaron las tres veces. Ayer, cerca de la medianoche, la fiscal del caso solicitó el procesamiento de cuatro personas por tentativa de homicidio.
Una de las pruebas aportadas a la Justicia por los investigadores de la División Homicidios se basó en una escucha telefónica donde se registró una llamada entre el arquitecto, casado con la contadora Pereira, y la compañera de trabajo con quien compartía una relación sentimental. En esa conversación hablaban de contratar a alguien para que matara a tiros a Claudia Pereira.
La fiscal solicitó el procesamiento por homicidio muy especialmente agravado en el grado de tentativa para el arquitecto M. S., de 35 años, su amante E. S., el hombre que hizo de intermediario para contratar a los sicarios, y para uno de ellos, mayor de edad, que disparó contra la contadora y su tío el domingo.
Se basó en una importante cantidad de pruebas que incluyeron huellas dactilares, conversaciones telefónicas que fueron registradas con autorización judicial, careos entre los implicados y la propia confesión de los autores intelectuales. La jueza penal de 7° Turno, Graciela Gatti, fallará hoy.
Un menor de 17 años acusado de ser uno de los sicarios contratados para dispararle a la mujer, luego de declarar fue retirado del juzgado en una camioneta del INAU y sería procesado por el juez de adolescentes por el mismo delito.
A las siete personas que permanecían detenidas desde el martes se sumó ayer una más: la madre de la amante del arquitecto, que tiene conocimientos de enfermería. Podría haber sido la persona que inyectó a Claudia en el Hospital Británico (ver "Un ataque cada dos semanas") o bien quien asesoró a la pareja sobre cómo y con qué sustancia hacerlo.
La fiscal solicitó algunas pruebas ampliatorias sobre la posible vinculación de esta mujer en el caso, por lo que permanecerá emplazada.
salida. Sobre las 21.30 horas por una puerta lateral de la sede judicial y con custodia policial se retiró Claudia junto a sus dos tíos, los mismos que la acompañaban el domingo.
Él aun llevaba el brazo en cabestrillo ya que el domingo sufrió una herida de bala.
"El único sentimiento que quisiera compartir con la población, para que todo el mundo lo sepa, es que puso la vida de su hija de un año y medio en peligro en una balacera con cinco tiros y la bebé sentada adentro del auto", dijo ayer la víctima en la puerta del juzgado, incriminando rotundamente a su esposo, a quien le solicitó el divorcio después del segundo intento de acabar con su vida.
Su madre fue la persona en quien Claudia Pereira se refugió luego del primer ataque. "Siento mucha alegría porque se termina esta pesadilla y mucho dolor al comprobar que hay seres humanos sobre la tierra capaces de hacer estas cosas", expresó la madre de Claudia cuando se retiraba, en la mañana, del juzgado de la calle Bartolomé Mitre.
una historia. La contadora Claudia Liz Pereira Ferreira de 34 años conoció al arquitecto M. S. de 35 cuando ambos estudiaban arquitectura. M.S. seguía la misma profesión que su padre. En ese momento Claudia vivía en un apartamento en 18 de Julio y 8 de Octubre sola con su madre, que se había separado del marido, por entonces podía vérselos "haciendo novios" en el hall del edificio.
Los padres de Claudia son accionistas de la industria de aluminios Alur.
Claudia siempre fue una estudiante brillante y cuando se cambió para Ciencias Económicas muchos profesores de Arquitectura se lamentaron porque era una muy buena alumna, que salvaba los exámenes con las mejores notas. Pero a Claudia le gustaba más Economía.
Ella se recibió antes que él. Comenzó a trabajar en una auditoría con un sueldo bajo.
Él, ya recibido, trabajó en un estudio que proyecta muebles para oficina en la Ciudad Vieja. Tampoco tenía un gran sueldo.
En 1999 se casaron y se fueron a vivir a un apartamento de Rivera y 14 de Julio. A los tres meses de casados ella descubrió una infidelidad de su marido pero esa vez lo perdonó.
Él trabajó un tiempo con su suegro hace muchos años. Ahora trabajaba en una empresa líder en el ramo del aluminio. Claudia hace unos ocho años que había comenzado a trabajar en una institución bancaria internacional.
Entonces se mudaron para al apartamento 701 de Mac Eachen 1302 y Cipriano Payán. Personas conocidas de la familia indicaron a El País que eran en apariencia una pareja normal en la que ella parecía tener más carácter que él.
Hace pocos meses la pareja había comprado una casa en Carrasco para lo que habían sacado un préstamo.
sicarios. Durante la extensa audiencia judicial una veintena de personas se agolpaba en la vereda frente al juzgado. Eran familiares y amigos de los dos sicarios que intentaron matar a Claudia Pereira, y del hombre que actuó como intermediario entre estos y el arquitecto.
El grupo despertó la inquietud de la Policía. La posibilidad de que alguno de ellos intentara atacar a la joven contadora al retirarse de la sede judicial presentaba un problema para la seguridad de la víctima.
De todas formas, los allegados a los sicarios no tuvieron ocasión de mostrar hostilidad hacia la mujer. Por una puerta lateral y sin que ni siquiera el grueso de los medios de comunicación destacados allí lo advirtiera, Claudia Pereira y dos familiares fueron retirados del recinto por policías. Abordaron el automóvil del padre de la contadora sin inconvenientes.
Hoy Claudia Liz Pereira se verá finalmente libre de una pesadilla que duró tres meses.