El legado de Daniel Scheck en el recuerdo de Pepe Vázquez y Denevi

Integró junto a su hermano Jorge el dúo de libretistas humorísticos Los Lobizones, que marcó época en la televisión del Río de la Plata, tanto en Uruguay como Argentina. Hoy, Denevi y Vázquez evocan a aquel gran guionista del humor.

Integró junto a su hermano Jorge el dúo de libretistas humorísticos Los Lobizones, que marcó época en la televisión del Río de la Plata, tanto en Uruguay como Argentina. Pioneros de un fino humor televisivo, la influencia de ellos se hizo sentir, por ejemplo, en el grupo de cómicos musicales Les Luthiers, que siempre señaló esa referencia. Los libretos de Los Lobizones muchas veces fueron escenificados por Jorge Denevi, y a Pepe Vázquez más de una vez le tocó actuarlos. 

“Lo recuerdo con mucho afecto, así como a Jorge, y con un enorme agradecimiento, por la generosidad que siempre ellos tuvieron con nosotros, la gente de teatro. Fueron gente que quiso mucho a los artistas nacionales, fueron abiertos, generosos, y nunca en la vida el pelaje político fue motivo de separación por parte de ellos. Ellos nos hacían sentir como estrellas del espectáculo"

"Eran muy cálidos: cada fin de año, en las casas de algunos de ellos, hacían una fiesta enorme para todo el elenco, y también los tramoyistas. Y nos regalaban cosas, y comíamos delicioso. Era como un homenaje que nos hacían todos los años, y sin publicidad. Una vez los actores le hicimos un reconocimiento, y se le hizo entrega de un obsequio en nombre de todos nosotros. Por suerte lo hicimos, porque a veces esas cosas quedan sin hacer".

"Una vez Los Lobizones volvían con el primer elenco de Telecataplum desde Buenos Aires, que aquellos aviones chicos que había, y había una tormenta imponente, y el avión se movía, y todos venían aterrados. Y Daniel contaba que todos aplaudieron, y de la cabina salió uno, con un vaso de whisky en la mano, y medio arrastrando la lengua dijo, ‘Señores, una vez más hemos vencido a la muerte’. Frase que adoptó Jorge: cada vez que estrenábamos los espectáculos de teatro”. 

“Lo conocí allá por el año 70 y pico, cuando se hizo el segundo Telecataplum. Junto con Jorge eran Los Lobizones, famosos, y pude apreciar el increíble sentido del humor que tenía, y más allá de eso, que es su faz pública, era un individuo de una rectitud, una integridad, que yo no voy a olvidar nunca. Y cómo ayudó a gente durante la dictadura, incluso a gente que estaba en las antípodas, como yo, por ejemplo. Y sin embargo él siempre consideraba lo humano, la persona por encima de todas las cosas".

"Todo lo que trabajé con él era fantástico, porque él decía las cosas en forma directa, y las sostenía. Es una de las personas que más admiro en el mundo, y aprendí a trabajar con él. Daniel trabajaba mucho sobre la palabra, y tenía ideas permanentemente. A mí se hacía mucha gracia en las cosas de todos los días, sus comentarios jocosos sobre incidentes. Su sentido del humor era permanente, nunca lo abandonaba. En ningún momento. Un día estábamos grabando y se escuchaba un sonido rarísimo, como si hubiera un viento constante. Y estábamos muy malhumorados, y en el medio del mal humor, Daniel dice, ‘pará un poquito, tengo una idea: ¿Si trasladamos toda la acción a una costa, para que el viento parezca el ruido del mal?’”

“Una vez estaban haciendo un sketch humorístico sobre “Patrulla de caminos”, y se hizo en las cercanías del aeropuerto, donde El Gordo, Emilio Guita Vidal iba de sombrero e impermeable, en un monopatín, siguiendo a los maleantes. Y un extranjero que recién llegaba, y que no vio las cámaras, le dijo al que lo acompañaba, ‘¿qué clase de país es éste?”, recuerda Denevi evocando uno de los muchos episodios que vivió junto a Los Lobizones.

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