PILOTO
Supo que estaban en un serio problema en el momento en que oyó cómo una bandada de pájaros impactó con el avión y después un escalofrío recorrió su cuerpo. "Fue la sensación más vertiginosa que había sentido en el estómago en mi vida", reconoce Chesley B. Sully Sullenberger, el nuevo héroe de EE.UU., que consiguió el pasado 15 de enero evitar la muerte de las 155 personas que viajaban en un Airbus A320 de la compañía US Airways y logró amerizar suavemente sobre el río Hudson, en Nueva York.
PERDIMOS LOS MOTORES. Las palabras de Sully se recogen en una larga entrevista que le hizo el programa 60 Minutes, de la cadena CBS, en EE.UU. "Mi reacción inicial fue de incredulidad", cuenta Sully que, a pesar del peligro, en ningún momento perdió la calma y contó hasta tres para decidir qué era lo que tenía que hacer. Vio que el parabrisas estaba cubierto de pájaros. El avión arañaba unos 914 metros de altura e iba a por lo menos 400 kilómetros por hora. Según afirmó el capitán, su primer instinto fue agacharse.
Las azafatas a bordo informaron que segundos después oyeron un golpe: un sonido que nunca antes habían oído. El ruido de los motores se silenció, y el capitán de la nave, Chesley B. Sullenberger III, comenzó a oler algo. "Pájaros quemándose", dijo.
El experimentado piloto fue clave para que el accidente no terminara en una tragedia. La torre de control le dio la alternativa de aterrizar en alguna pista de Teterboro, pero desde la nave vieron que no tenían casi posibilidades de llegar. Ante esa complicación, el piloto dice: "Ok, nos vamos al Hudson". Desde ese momento las comunicaciones entre el vuelo y la torre de control se pierden. Los controladores temieron por la vida de los pasajeros.
UN HOMBRE SENCILLO. Pese a salvar la vida de 155 personas y convertirse en el hombre más famoso del país y medio mundo, el piloto se muestra humilde ante los hechos y su repentina fama. "Gracias, pero parece totalmente inadecuado. Tengo una deuda de gratitud, que temo que nunca podría pagar"
Pero, lo quiera o no, tras su heroico acuatizaje forzoso sobre el río Hudson, con el que convirtió en milagro lo que parecía una tragedia, el piloto Chesley Sullenberger logró lo que ningún otro norteamericano: eclipsar, aunque fuera por unas horas, al omnipresente presidente Barack Obama.
En momentos en que los medios los bombardean con malas noticias sobre la crisis económica o el escándalo del financista Bernard Madoff, que los estafó por decenas de miles de millones de dólares, hallaron en Sullenberger un héroe providencial e incuestionable, al menos por el fin de semana más frío del año.
"Es un piloto de pilotos, adora el arte de volar", dijo su esposa Lorrie, asediada por los medios tras la hazaña de su marido. "He oído a Sully decir que es inusual que un piloto de aerolínea tenga un incidente en su carrera", comentó Lorrie. "Cuando él me llamó y me dijo que hubo un accidente, al principio pensé que era algo menor, pero después me contó las circunstancias y empecé a temblar y salí corriendo a sacar a nuestras hijas de la escuela."
De cabello y bigote cano, este veterano capitán de US Airways, contratado desde 1980, hace más de 40 años que vuela. Fue durante siete años piloto en la Fuerza Aérea con cazas F-4 y es experto en seguridad aérea. De un momento a otro se convirtió en el héroe de millones de personas que vieron por televisión sin poder contener su asombro, como el avión comercial que él piloteaba aterrizaba en el río Hudson. En poco tiempo se supo lo que había pasado: una bandada de pájaros había ingresado en pleno vuelo en una turbina del avión. Sin perder la calma, el piloto informó a los controladores poco tiempo después de haber despegado desde el aeropuerto La Guardia, cuando el avión se encontraba a 3.000 pies de altura: "Golpeamos aves. Perdimos fuerza en los dos motores. Estamos regresando". Los controladores aéreos contuvieron la respiración ante lo que creyeron era el principio de una gran tragedia área. "Un fuerte ruido, un sonido nunca antes escuchado. Todo el ruido de los motores cesó." Pero la voz de Sullenberg se sintió segura en el altavoz diciendo "Vamos a terminar en el Hudson". Tras su heroico aterrizaje forzoso, sobre el río Hudson, con el que ayudó a salvar de una muerte segura a 150 pasajeros, el piloto se ganó el respeto del pueblo americano y del mundo entero.
Escuchando a su padre
Sully nació de un padre dentista y una madre maestra de primaria. Vino al mundo en un hogar que ya contaba con una hermana, Mary Wilson. De acuerdo a las palabras de Mary, Sullenberger construía modelos de aviones y portaviones durante su niñez. Escuchar las historias de su padre, que había estado en la Fuerza Aérea, fue lo que lo llevó a interesarse en la aviación.
De niño, conseguía con frecuencia las mejores puntuaciones de la escuela. A la edad de 12 años su coeficiente intelectual se consideró lo suficientemente alto como para obtener una licencia de piloto antes de llegar a los 18.
En la secundaria tocaba la flauta en primera fila para la banda de marcha de su escuela. Sus amigos decían que Sullenberger había desarrollado una pasión para volar al ver los jets de la Base de la Fuerza Aérea y nunca la había abandonado.