El Estado reconoce al Bar "El Hacha" su carácter

| El bar más antiguo de Montevideo no era reconocido como tal. Ahora el Correo hará un sello en su homenaje

El mítico Almacén y Bar El Hacha tendrá un sello propio. Se convertirá en el primer boliche de Uruguay con una estampilla en el correo, titulada "Almacén El Hacha Siglo XVIII"; conmemora la rica historia del local que funcionó como pulpería, almacén y bar.

"Yo creo que el boliche se lo merece", dijo Avelino "Pichu" Carballo, uno de los actuales propietarios. Según explicó, el Bar del Hacha no es considerado patrimonio histórico porque se desconoce con fidelidad su origen. Por eso, para que tuviese su merecido reconocimiento, los actuales propietarios pensaron en lanzar un sello. "Yo conseguí información periodística antigua", dijo Pichu. Además llevó material de libros y otras publicaciones. "Con eso nos presentamos en el Correo. Nos tuvieron en consideración hasta que ahora nos dieron el aval". Pichu explicó que la resolución del Correo no fue sencilla porque no hay antecedentes de un boliche con sello propio.

El sello tendrá un valor de 16 pesos y lucirá un dibujo de la fachada del boliche.

Pichu argumentó además que el boliche "es una referencia brutal" en el barrio. "El que pregunta por el Hospital Maciel le dicen que es a tres cuadras de El Hacha; si otro pregunta por las canchas del Guruyú, le dicen que es a dos cuadras de "El Hacha", dijo.

El boliche está en la esquina de las calles Buenos Aires y Maciel. Su nombre proviene de un hecho que ocurrió el 15 de abril de 1794, cuando el dependiente de la entonces pulpería fuera asesinado de un hachazo.

RECUERDOS. Las paredes del boliche también son testigos de su historia y justifican la conmemoración con el sello. En ninguna pared falta la foto de un conocido personaje, un adorno o un recuerdo del pasado.

Sobran los ejemplos. La fotografía de Roque Gastón Máspoli —el gran arquero de Peñarol y de la Celeste de 1950— es uno de ellos. También la lista de destinos "del 4", el histórico troley que llegaba a Manga. En todos los rincones hay botellas antiguas de bebidas alcohólicas y analcohólicas. Tampoco faltan los viejos afiches publicitarios de la desaparecida cerveza Doble Uruguaya que, según contó Pichu, más de un coleccionista ha ofrecido entre 700 y 1.000 dólares por cada uno de ellos.

Y hay más. Entre el centenar de fotos hay una autografiada de Dogomar Martínez, el ex boxeador que debe su nombre de pila a un error en el Registro Civil. Y otra familiar de un antiguo propietario del almacén y bar.

Para el propietario es difícil desconocer el valor histórico del lugar. Para el correo lo mismo; las paredes hablan por sí solas y las historias tejidas a su alrededor son suficientes.

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