PAULA BARQUET
El ministro Daniel Olesker presentó ayer una evaluación de las cuentas de salud generadas entre 2004 y 2008. En ese lapso el Estado gastó 53% más y los hogares 11% menos, totalizando un aumento de 23% del dinero invertido en la salud.
Durante el acto de lanzamientos del libro Cuentas Nacionales en Salud no faltaron los elogios a la reforma sanitaria emprendida por el primer gobierno frenteamplista.
El director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Gabriel Frugoni, la calificó de "formidable" y opinó que la publicación aporta "sobradas pruebas" en ese sentido. El brasileño Eduardo Levcovitz, representante de la Organización Mundial de la Salud en Uruguay, destacó que el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) es "el proceso más intensivo de cambio de la región".
Tras realizar un punteo de los datos más relevantes que luego profundizaría un funcionario de la división Economía de la Salud, Olesker consideró, en alusión al SNIS, que "los resultados demuestran que ser eficiente y ser igualitario no son objetivos contradictorios".
Sin embargo, la publicación alcanza a medir apenas un año de implementada la reforma sanitaria (2008).
En ese año los índices cambian drásticamente: el financiamiento público se dispara y el privado disminuye, aunque para los hogares eso represente apenas un 11% de gasto menos, y para el Estado un aumento de 53% respecto a los montos de los años previos.
En la publicación se asegura que el crecimiento de las fuentes públicas se inicia en 2005 y se refuerza a partir de la implementación del SNIS.
El 2004 el gasto total en salud fue de US$ 1.160 millones; en 2008, US$ 2.410 millones. Eso no significa que el gasto se haya duplicado, ya que en ese lapso el dólar bajó, en promedio, 30%.
Con todo, el gasto en salud creció 23%. Si se mira en términos de gasto anual por persona -medido en pesos constantes de 2008-, resulta que en 2004 se gastaban $ 12.418 y en 2008 el monto se ubicó en $ 15.144.
Proyectando una gráfica en la que dos líneas de puntos se cruzaban casi perfectamente, Olesker señaló que había aumentado el gasto per cápita, al tiempo que había disminuido "el esfuerzo de la gente".
Mientras todas los cifras entrañan un incremento de la participación y del gasto estatal, la variación en cuanto al PBI entre 2004 y 2008 se da a la inversa: la salud pasa de representar el 8,5% del producto, a llevarse el 7,5%.
En el informe se aclara que eso "no significa que se verifique una disminución de los recursos ejecutados a salud, en tanto la caída tiene que ver con el excepcional desempeño del producto, que creció casi 32% en el período en términos reales". En palabras de Olesker, la cifra revela que "se le piden menos esfuerzos en términos productivos al país".
ASSE e IAMC. "Tanto por la reducción de la población usuaria de los servicios de ASSE (que cayó casi 20%), como por el crecimiento de los recursos disponibles (crecieron casi 68% en términos reales), el gasto en salud en ASSE se duplicó entre 2005 y 2008, pasando de $ 312 a $ 658 por usuario, medido en pesos constantes de 2008", dice el informe.
Si bien la brecha frente al sistema privado se acortó, las Instituciones de Asistencia Mutual Colectiva (IAMC) mantuvieron prácticamente incambiado su gasto por persona, que era $ 1.070 y bajó a $ 1.036.
En relación al total de los prestadores, ASSE fue el que más incrementó su participación en el gasto total en salud, pasando de 13,7% a 18,8%. En tanto, las IAMC apenas disminuyeron su gasto de 45% del total, a 44,5%.
Olesker subrayó que "en 2005 no existía economía de salud y ni siquiera había economistas en el ministerio". Ahora, en cambio, existe una división muy "consolidada" abocada a esa tarea.