SALTO | LUIS PÉREZ
Agobiado por la extraña muerte de sus animales, un productor agropecuario local decidió montar guardia alrededor de los montes de la zona conocida como "El Tapado", situada a 150 kilómetros al este de la capital departamental.
Sus animales aparecían como degollados. Daba la apariencia de que los depredadores se alimentaban únicamente de sangre. Los lugareños, asustados por esta presencia inquietante, habían comenzado a hablar del regreso del chupacabras, una criatura mítica en los campos de América Latina, a la que muchos consideran un extraterrestre.
Pero lejos de ese monstruo de apariencia infernal, Ramón Méndez cazó a cinco ejemplares que corresponden a la descripción técnica de un yaguarundí, especie de gato montés que se creía extinguida en Uruguay. Según los datos primarios, los animales pesaban alrededor de 20 kilos cada uno, más del doble del peso especificado por los investigadores de la fauna salvaje.
La sorpresa fue grande dado que hacía muchos años que este tipo de felinos, de grandes colmillos, no eran vistos en la zona. Los pobladores más antiguos sólo recuerdan especies similares de gato montés como pumas y león bayo, aparecidos muy esporádicamente en campos salteños.
La premisa de que son yaguarundíes —seguramente parientes de jaguar escapado y luego muerto en el zoo salteño— es la que más peso tiene, aunque comenzó aquí una etapa de estudios en busca de identificar la especie.
Los cueros, cabeza y patas de estos animales están siendo sometidas a análisis por parte de expertos locales. Llama la atención el peso de los animales y la variedad de sus pelajes. En Salto también se discute si esta aparición no se debe a los cambios ocasionados por la forestación, que volvió a repoblar la zona con animales que se creían extinguidos.
La investigación comenzó a iniciativa del escribano Luis Zaldúa, productor vecino al damnificado. Cuenta Zaldúa que Méndez desde principios de año venía denunciando que ovejas y borregos de su propiedad aparecían muertos.
Los animales sufrían una curiosa muerte. Sólo les comían parte de la garganta. El efecto dejaba a los lanares como degollados, pero sin sangre en su cuerpo.
Preocupado por las pérdidas, Méndez resolvió instalar varias trampas. Los resultados comenzaron a verse rápidamente, cuando uno de los felinos de gran porte quedó atrapado.
La intención de Méndez y su personal era capturarlo al animal vivo a efectos de someterlo al análisis de especialistas en fauna, pero al manipular la trampa el gato montés escapó.
No pasó mucho tiempo hasta que el cazador encontró lo que quería. Cinco fueron los felinos muertos a tiros, entre los cuales se encontró también al que había logrado escapar de la trampa cuya pata había resultado quebrada.
No han habido más animales muertos en el establecimiento del productor rural, aunque ni Méndez ni el escribano Zaldúa descartan que haya más felinos perdidos en el espeso bosque de esta región salteña, vecina a Tacuarembó.
Desde 1974 comenzaron a publicarse noticias sobre casos de animales muertos en extrañas circunstancias. A las víctimas les faltaban órganos reproductivos, orejas y otros elementos. Parecían completamente desprovistos de sangre según crónicas de época en diarios de Estados Unidos.
Antropólogos relacionan el fenómeno del Chupacabras a creencias similares como el Yeti o el criollo lobizón, al cual estudios recientes lo relacionan con un animal real llamado pecarí del Chaco.
Las primeras referencias al Chupacabras provienen de Puerto Rico. Se hablaba de una especie de murciélago gigante, el vampiro de Moca, de unos 9 kilos de peso. Otras descripciones lo asimilan a una mezcla de canguro y cocodrilo de 1 metro de alto y colmillos afilados. De ahí su nombre sustituto de cangodrilo.
Su aparición en los medios se hizo más evidente a partir de un capítulo dedicado al Chupacabras en la serial "Archivos X", una repartición del FBI dedicada al fenómeno OVNI.