EN BASE A AGENCIA AP
En el mundo clandestino del robo de obras de arte, los artículos religiosos son algunos de los bienes más codiciados. Los expertos creen que la mejor posibilidad de recuperar los objetos robados es antes de que entren en el mercado negro internacional, plagado de artículos de toda religión y cultura.
Ese tipo de delitos se repite desde los ladrones de tumbas de la antigüedad. Pero ahora hay un mercado sin fronteras de compradores que hacen negocios por teléfonos celulares y correo electrónico.
La desintegración de la Unión Soviética y las guerras de Yugoslavia produjeron un nutrido botín de obras cristianas robadas como íconos, cálices, cruces, mamparas de tres puertas con imágenes sagradas pintadas, a un mercado negro ya lleno de objetos de procedencias como Europa oriental y el sector turcochipriota.
Las guerras de Irak y Afganistán por su parte provocaron una ola sin precedentes de desplazamiento de artefactos musulmanes y preislámicos. Recientemente, los investigadores notaron un aumento en obras robadas de Latinoamérica y el sudeste del Asia, como piezas sacramentales precolombinas y figuras ceremoniales budistas.
"Es un fenómeno muy extendido", afirmó Jennifer Thevenot, vocera del Consejo Internacional de Museos, con sede en París, que trabaja con Interpol y otras agencias sobre el robo de objetos de arte. "Afecta todas las regiones y todas las religiones".
MILLONES. Interpol y Unesco consideran el robo de objetos de arte como el tercer mercado ilegal detrás del tráfico de drogas y de armas. El Instituto McDonald de Investigación Arqueológica en Gran Bretaña calcula que todos los años se cometen robos de objetos de arte por al menos 3.000 millones de dólares, aunque no pudo dar un cálculo específico del porcentaje de obras de inspiración religiosa.
Interpol dice que en el 2004 se reportaron casi 1.800 robos en lugares de culto, encabezados por Italia y Rusia. En ese mismo año hubo 334 robos en museos y 291 a corredores de arte o galerías. Muchos museos y sitios culturales importantes han reforzado su vigilancia y han aplicado salvaguardias a sus colecciones. Pero los lugares de culto y de meditación religiosa, que suelen atesorar piezas valiosas, enfrentan un dilema: ¿cómo mantener la seguridad sin tornarla demasiado estricta?
"En algunos pueblos, no hay suficiente dinero para seguridad alguna", afirmó Yevgeny Mikhailovich Strelchik, experto en los esfuerzos por proteger la tradición de arte religioso en Rusia.
Dijo que algunas iglesias rusas han seguido el ejemplo de otras europeas y han protegido sus principales tesoros con medidas de seguridad similares a las de los museos. Una nueva propuesta sugiere colocar microcircuitos de identidad en los íconos y otros objetos religiosos importantes para permitir que los agentes rastreen su paradero junto con las casas subastadoras y los corredores de arte.
Las autoridades agregan que los mayores controles internacionales y cooperación desde los ataques terroristas en Estados Unidos en el 2001 también han dificultado el desplazamiento de las obras robadas.
RECUPERACIÓN. Desde fines de 2002, más de 250 íconos y otros objetos religiosos rusos robados fueron devueltos por las autoridades italianas. Pero el atractivo del mercado negro sigue firme. Un ícono figura entre más de 200 artículos robados del famoso Museo Hermitage de San Petersburgo en julio. Cuando la presión policial se hizo sentir, el ícono apareció en un cesto de desperdicios.
En abril de 2004, agentes de la agencia policial de inmigración y aduanas en Estados Unidos recuperaron un retablo de 500 años robado en el 2001 en un convento de Puebla, México. Había sido puesto en venta a 225.000 dólares en una tienda de consignación de obras de arte en Santa Fe, Nuevo México.