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St. Andrew's School inaugura nueva sede para la etapa preescolar: bases sólidas con nuevas instalaciones

El colegio reafirma su compromiso con la educación y crece para responder a las necesidades educativas de hoy a la vez que mantiene sus valores y pilares fundamentales.

St. Andrew's School
Little Learners House de St. Andrew's School.
Foto: Lucía Durán.

St. Andrew's School inauguró una nueva casa adaptada a las necesidades de la etapa preescolar. El espacio —ubicado en Cavia 2867, a pocos metros de su sede central— conserva la identidad y los valores de un colegio con más de 60 años de historia y, al mismo tiempo, continúa renovándose para responder a las necesidades educativas de hoy. Los ambientes neutros, seguros e inspiradores permiten a cada niño ganar confianza, desarrollar autonomía y descubrir el mundo a través de experiencias significativas.

Se trata de una casona antigua y reformada que refleja claramente el espíritu del proyecto: “Una casa tradicional, con historia y bases sólidas, como el colegio, pero con espacios diseñados con una mirada hacia el futuro”, sostuvo la co-directora, Pilar Cash, y agregó que es un “sueño cumplido” que potencia los cuatro pilares de la institución: "Académico, educación socio-emocional, hábitos y valores, y artes, creatividad y deportes".

Protagonistas de su propio escenario

Esta primera etapa está marcada por una fuerte necesidad de descubrir y explorar el mundo. En este sentido, la nueva casa —Little Learners House— aporta espacios amplios que invitan a crear y desplegar sus capacidades de forma segura y contenida, lo que, a su vez, promueve el pensamiento crítico, la curiosidad intelectual y el compromiso con el aprendizaje.

Incluso el mobiliario está pensado en clave inspiradora y creativa: las mesas, las sillas y los distintos elementos no son fijos, sino que pueden adaptarse en función de cada propuesta. Además, Cash resaltó que todo está hecho a medida con el fin de que los niños puedan sentirse cómodos: “Para aprender, necesitamos estar en un lugar donde nos sintamos bien y seguros”.

St. Andrew's School
Salón en Little Learners House de St. Andrew's School.
Foto: Lucía Durán.

Otro aspecto clave del espacio es que cuenta con mucha luz natural y tiene un área al aire libre con juegos, arco de fútbol, zona libre, plantas y huerta. La coordinadora de Little Learners, Patricia Ferriolo, señaló: “La idea es que la naturaleza esté a su alcance”.

Desde el salón de psicomotricidad y música hasta el comedor y salón de arte, pasando por los salones de clase, el creative hub y la biblioteca, cada ambiente puede reinventarse para sacar lo mejor de cada niño. “La casa pasa a ser su escenario, con el apoyo del docente y un programa claro a recorrer, pero permitiendo la creatividad y la interacción con el entorno”, expresó Ferriolo.

Educación bilingüe y personalizada

La nueva casa fue “un proyecto muy pensado”, contó Cash. El objetivo era encontrar un espacio que reflejara la esencia de St. Andrew's School y permitiera cristalizar su propuesta: una visión pedagógica con mirada al futuro, comprometida con una educación integral que forme personas con propósito. Hoy, Little Learners House representa el equilibrio entre las bases que quieren preservar y la innovación que buscan impulsar.

Una de esas bases es el inglés como vehículo de aprendizaje. En St. Andrew’s, el inglés es un medio de comunicación y una herramienta cotidiana para aprender, relacionarse y explorar el mundo desde los primeros años. Actualmente, el compromiso se ha fortalecido con la incorporación de Cambridge Early Years en Little Learners, una propuesta que replica, en inglés, el mismo proceso natural con el que los niños aprenden su lengua materna: a través de la escucha, la imitación, el juego y la inmersión cotidiana.

St. Andrew's School
Directora en transición de St. Andrew's School, Pilar Cash, y coordinadora de Little Learners, Patricia Ferriolo.
Foto: Leonardo Mainé.

“Para llegar al nivel de bilingüismo que caracteriza al colegio, es importante empezar en edades tempranas”, sostuvo Ferriolo y añadió que por ello la exposición al inglés se da desde el inicio. Este enfoque no solo favorece la adquisición del segundo idioma, sino que estimula la plasticidad cerebral y el desarrollo cognitivo. Así, se transmite la cultura del idioma inglés desde la infancia, con los pies puestos en Uruguay y la mente abierta al mundo.

Otro aspecto que forma parte de la impronta del colegio es el trato familiar y personalizado con los niños y sus familias. Cash destacó que su propuesta se basa en el conocimiento profundo de cada alumno; no solo por parte de la maestra, sino también desde la Dirección de Little Learners y la Dirección General. “Es un colegio con una Dirección cercana y presente que está en el día a día con los niños”, aseguró.

En la misma línea, el sentido familiar se promueve a través de espacios comunes —como el creative hub, el comedor o el área al aire libre— donde los niños pueden interactuar no solo con sus compañeros de clase, sino también con chicos de otras generaciones.

Mismas creencias, más oportunidades

Little Learners House conserva el propósito de fomentar hábitos saludables y valores como la responsabilidad, el respeto, la confianza, la equidad, la empatía y la ciudadanía, logrando que los chicos adopten actitudes que perduren más allá del colegio. Además, a través del deporte, el arte, la música, el teatro, el baile escocés y las actividades al aire libre, la institución promueve el desarrollo de habilidades personales y sociales, el trabajo en equipo, la creatividad y el disfrute.

La nueva sede también garantiza el desarrollo socioemocional como base del aprendizaje. Cada experiencia educativa sucede en un ambiente cálido, donde se prioriza el vínculo, la confianza y el respeto por los tiempos y necesidades de cada uno. Cash afirmó: “El aprendizaje florece cuando los niños se sienten seguros, escuchados y acompañados”.

St. Andrew's School
Alumnos en Little Learners House de St. Andrew's School.
Foto: Lucía Durán.

El objetivo final es dar lugar a la mejor versión de cada niño y que crezcan como personas autónomas, creativas y en armonía con los demás. Al respecto, Ferriolo señaló: “En un mundo incierto, la clave está en formar personas resilientes que confíen en sí mismas y puedan reinventarse”.

“Mantenemos nuestra tradición y nuestras creencias, pero potenciamos las posibilidades y mejoramos las oportunidades. El proyecto educativo se sostiene en eso: la experiencia que tenemos y la mirada al futuro”, sostuvo.

“Eso es, exactamente, lo que la nueva casa refleja y transmite: las sólidas bases que St. Andrew’s siempre ha brindado a sus alumnos para la vida, con espacios modernos que atienden las necesidades de niños que deberán responder a los desafíos del futuro”, finalizó Cash.

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