La definición de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de iniciar acciones legales contra los padres de una comunidad religiosa menonita de Florida por no enviar a sus hijos a una escuela pública o colegio local, derivó en un debate sobre la opción de la educación en casa (homeschooling),
Está previsto que la presidenta de ANEP, Virginia Cáceres, se reúna la semana que viene con el abogado de tres familias, padres de ocho niños de 11, Daniel Torres, a pedido del patrocinante, indicaron fuentes del organismo. No obstante, este encuentro no suspende la judicialización del caso, aclararon los informantes.
Cáceres remarcó la semana pasada que el homeschooling "no está habilitado" en Uruguay, pese a que el consejero Juan Gabito votó en contra de llevar el caso a la Justicia, considerando que las familias están amparadas.
No obstante, la posición de Gabito ha generado malestar en Primaria, según supo El País, que desplegó desde el año pasado el Plan Asiste para revertir la baja asistencia escolar. El último Monitor Educativo evidenció que, en promedio, los niños faltaron un mes a clases en 2023.
Renato Opertti, cofundador de Eduy21 y coordinador de la cátedra Unesco en Educación Híbrida en la Universidad Católica de Uruguay, fue enfático: "No estoy a favor del homeschooling". Y consideró que "va contra la propia esencia de lo que ha sido en Uruguay el espíritu colectivo, igualitarista y solidario de la educación".
La educación, planteó, es un "fenómeno colectivo", y en un mundo, al que valoró con "tanta fragmentación", esa resulta un "fenómeno de unión" entre las diferentes "perspectivas filosóficas y religiosas".
También resaltó que "está comprobado" a nivel mundial que uno de los factores "fundamentales" del aprendizaje es el "intercambio con pares", con el rol del educador como "orientador" de ese proceso.
Vinculado con esto, insistió que "perfectamente se puede personalizar la educación en ambientes colectivos". Y sostuvo que es una "falacia" plantear que esto vaya en contra de la libertad de los padres, que "tiene que darse en función de un proceso colectivo de imaginario de sociedad".
"La sociedad no es una sumatoria de preferencias individuales. Si no, no habría espacios comunes que son fundamentales para cementar la ciudadanía, democracia e inclusión. Pero eso no quita que haya libertad", resaltó.
Por su parte, Pablo Cayota, exdirector del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), coincidió con Opertti con que el paradigma es de la "personalización" de los aprendizajes, que no significa "individualizar" los procesos. El homeschooling es un "movimiento" que "no tiene que ver con la identidad educativa, ni cívica, del país", afirmó.
"Estoy convencido de que la socialización de los niños en ámbitos que no sean exclusivamente los familiares es un trayecto indispensable en el proceso de un aprendizaje de la convivencia para la construcción democrática", dijo el experto.
También habló del impacto de las escuelas cerradas por pandemia, que afirmó, dejó un "déficit de socialización y crecimiento personal". "Nos demuestra que un modelo donde yo solo me educo en mi casa, empobrece, y es violatorio del derecho de los niños a recibir una educación amplia, plural y de tener contacto con otros, y con otras realidades", añadió.
"No me imagino cómo con un modelo generalizado de homeschooling nosotros podemos construir una sociedad democrática, plural, diversa y que aprendan a convivir y respetar a los que son diferentes", destacó el también actual director general del colegio Santa Elena.
Y concluyó: "Construir guetos aislados unos de otros lo único que hace es profundizar muchos de los problemas que hoy estamos viviendo en términos de violencia, de segregación y discriminación. Estamos hipotecando el futuro si se generaliza un modelo de este tipo".
Juan Pedro Mir, exdirector de Educación, marcó que es un “error grande” y un “retroceso” plantear que los niños “se queden reducidos a la mera influencia de su hogar”. Esto valorando que por varias convenciones, nacionales e internacionales, el niño “no es un producto y objeto de la familia”, sino un “sujeto aparte”, que tendría que ser “formado integralmente con un Estado que debe garantizar eso”.
En torno al caso de Florida, Mir aseguró que “debe actuar la coerción del Estado”. “Es como si un hogar quisiera formar a su hijo en la violación de los derechos humanos. El Estado no puede permitir eso”, remarcó el actual dirigente del Partido Independiente.
“Si la comunidad menonita estuviera hoy diciendo que no paga los impuestos porque tiene una visión determinada, no estaríamos discutiendo esto. Pero como no son impuestos, la educación habilita a esta discusión”, lanzó. “¿Cómo es eso que en Uruguay yo puedo decir no pagar impuestos, pero sí puedo decir que mis hijos queden aislados del conjunto de la nación?”, insistió.
No obstante, hay otras posturas que aseguran que el homeschooling es una modalidad que se debe “analizar”, tal como señaló la exdirectora de Primaria Graciela Fabeyro. “Es una estrategia a considerar hoy día. Si hablamos tanto de la educación a distancia, de los formatos virtuales y de la perspectiva de derechos que tenemos que tener en todas nuestras acciones, la familia es la primera educadora socializadora de los hijos, pero además es quien ejerce los derechos con los niños en un enfoque de participación”, indicó.
“Tenemos que abrirnos a analizar otras modalidades. Somos bastante estructurados en Uruguay en la concepción un poco vareliana del sistema educativo y que la escuela pública es lo mejor para la niñez, pero puede haber otros formatos”, indicó Fabeyro. “En Uruguay existen, aparentemente, pocos casos o pocas experiencias, pero en el mundo, en otros países, es utilizado”, dijo sobre el homeschooling, y recordó que las pruebas de acreditación “pueden servir” para estos casos.
Por otro lado, la reconocida docente e impulsora de la educación emocional Albana Sanz, se mostró a favor de la medida que tomó el Codicen, en función de que los niños concurran a una escuela pública o colegio “es la única manera de ver el desarrollo integral de esos alumnos”. “Si un niño no está emocionalmente estable, no puede aprender”, indicó.
“El Estado lo que busca es el desarrollo integral de los alumnos. Entonces buscamos lo mismo. Si pueden permitir evaluar y hacer un seguimiento de los alumnos, de cómo están, no solamente a nivel académico, sino emocional, y que pueda asistir un maestro de la educación pública en su centro sería una apertura a la sociedad y al pueblo uruguayo también”, resaltó la experta. Sobre todo, valorando que este caso “puede sentar un precedente” de que vengan otros grupos religiosos a instalarse en Uruguay y “hacer lo mismo”.
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