Develan el gran fraude contra vacuna triple viral

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Mentira médica

Días después de enfrentar a los medios para advertir que la vacuna triple viral podía causar un nuevo síndrome que combinaba autismo con una grave enfermedad gastrointestinal, el doctor Andrew Wakefield se reunió con accionistas para discutir un plan que incluía una vacuna "segura" para reemplazar la triple viral y un kit diagnóstico para detectar el nuevo síndrome. Hoy, 12 años después, se descubrió que este hombre, que iba a ser el salvador, cometió uno de los fraudes médicos más grandes de la historia.

La Nación/GDA

El doctor Andrew Wakefield aseguró a la prensa que la vacuna triple viral provocaba autismo y un mal gastrointestinal. Lo hizo mientras anunciaba la creación de una nueva vacuna y un kit diagnóstico, que le significaría una ganancia de US$ 116 millones. Esto fue 12 años atrás. Hoy se sabe que se trató de uno de los fraudes más grandes de la historia de la medicina.

La revista médica British Medical Journal está publicando una serie de artículos de Brian Deer, que develó cómo y por qué Wakefield fraguó las evidencias que respaldaron su grito de alarma. Basta citar el impacto que tuvo su mentira. "En 1998, la publicación en The Lancet del artículo de Wakefield creó una controversia mundial sobre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubeola. Esto llevó a que se redujera el uso de la vacuna en varios países", escribieron los expertos en vacunas de la Clínica Mayo, Gregory Poland y Robert Jacobson, en la revista The New England Journal of Medicine .

Aún hoy, que el fraude ha sido expuesto -The Lancet se retractó, a Wakefield se le prohibió ejercer la medicina y todas las evidencias científicas coinciden en que la triple viral no causa autismo-, los grupos antivacunas no se rinden. Las tasas de vacunación bajaron en todos estos años y los brotes infecciosos crecieron.

La mentira. Los orígenes del fraude de Wakefield se encuentran tres años de la publicación. En 1995, este investigador del Royal Free Medical School, llenó una patente en la que se atribuía una nueva forma de diagnosticar la enfermedad de Crohn, un mal inflamatorio que afecta los intestinos. Lo haría al detectar el virus del sarampión en el aparato digestivo.

Pero para llegar al fraude otro crucial actor de este drama tenía que entrar en escena. En febrero de 1996, el abogado Richard Barr, del grupo antivacunas JOBS, se puso en contacto con Wakefield. Él sostenía que la triple viral causaba daños neurológicos y quería demandar a sus fabricantes. Por su colaboración para las demandas, Wakefield cobró US$ 250 la hora. Y se aseguró un flujo de pacientes: niños cuyos padres estaban convencidos que enfermaron tras ser vacunados.

El primero llegó en julio de 1996. Tenía tres años, autismo y síntomas gastrointestinales que llevaron a Wakefield a poner en marcha todo un arsenal de estudios para tratar de obtener evidencias sobre la relación vacuna-enfermedad de Crohn. Y, por qué no, con el autismo.

Entre julio de 1996 y febrero de 1998, cuando publica su artículo, Wakefield reclutó más pacientes para su estudio, patentó una nueva vacuna contra el sarampión basada en una tecnología ya conocida, y desarrolló todo un sistema para que el dinero que obtenía de Barr ingresara al hospital a través de una fundación, para financiar el desarrollo de la vacuna.

Caída libre. La caída de Wakefield comenzó en 2004, cuando Deer publicó en The Sunday Times irregularidades en su estudio. Hablando con la madre de este primer paciente descubrió que Wakefield mintió en que los síntomas del niño aparecieron a las seis semanas, cuando en realidad fue a los seis meses. Una revisión de los registros de los 12 pacientes del estudio, y de los borradores previos a la publicación, revelaron que el lapso entre la vacunación y los síntomas fue inventado en todos los casos.

Un análisis del caso por parte del Consejo Médico General de Inglaterra halló que tres de los nueve chicos que el estudio afirmaba que tenían autismo no lo tenían. Y de los que sí la padecían, sólo uno tenía la forma que Wakefield decía que era causada por la vacuna. En varios casos, pacientes tenían autismo antes de la vacunación.

En la asociación entre vacuna y Crohn, los datos también fueron inventados. ¿Qué dice hoy Wakefield cuando le preguntan si fraguó los datos? Niega los cargos y afirma que fue víctima de una conspiración.

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