EDUARDO BARRENECHE
La investigación judicial de la fuga de 13 menores del hogar Sarandí detectó que existieron "negligencias groseras" por parte de funcionarios y aún no descartó la eventual connivencia de guardias con los adolescentes escapados.
La primera tanda de cinco menores se fugó a las dos de la mañana del miércoles 18 tras tirarse por una ventana del primer piso del hogar Sarandí de la Colonia Berro.
Fuentes de la investigación indicaron a El País que la segunda tanda -eran ocho- huyó por el mismo lugar sin que un guardia policial los viera desde una caseta ubicada en el costado del establecimiento, pese a que la huida ocurrió a plena luz del día.
Entre los 13 fugados se encontraba un homicida, 11 rapiñeros y un menor con medidas cautelares por copamiento. Uno de los escapados fue recapturado por la Policía canaria y otro lo entregó su madre a una seccional policial, dijo a El País el vocero de la Suprema Corte, Raúl Oxandabarat.
Las autoridades del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa) consideran que un tercer menor no logró concretar la huida porque se rompió una pierna en el salto del celdario al suelo.
"El juez de la causa hoy (por ayer) interrogó a tres policías y al muchacho que se entregó. El menor dijo que se fugó en la primera tanda y que como llegaba de otra dependencia, no conocía muchos detalles del plan de fuga. Se subió al plan cuando éste ya estaba en marcha", dijo Oxandabarat.
En tanto, el juez de Pando, Gerardo Núñez, afirmó a El País que todas las indagatorias buscan determinar responsabilidades de funcionarios de los hogares y policías que estaban de guardia y eventualmente de la dirección del centro por las directivas otorgadas en materia de seguridad.
Según el magistrado, en las cuatro torres que rodean el hogar debían haber policías y se investigan si estos estaban o no en las torres y afirmó que los menores recapturados dieron distintas versiones sobre la presencia policial en las garitas. "Lo cierto es que había menos funcionarios de lo indicado", señaló el juez.
Según fuentes de la investigación, la Justicia de Pando pretende dilucidar si el guardia policial ubicado en una de las garitas situadas en el costado del hogar -desde allí podía ver la fuga- estaba dormido o eventualmente actuó en connivencia con los menores fugados.
El abogado del gremio del INAU, Juan Raúl Williman, dijo a El País que ninguno de los menores recapturados involucraron a funcionarios ni por la fuga ni por el ingreso de una sierra. "La sierra la ingresó alguien externo, dijo el menor", señaló Williman.
Los testimonios de tres menores recapturados muestra que estos se beneficiaron de falta de controles, focos apagados en el patio del hogar, perimetrales mal instalados, un pastizal elevado y dos garitas sin guardias policiales, señala parte del expediente judicial de Pando al que tuvo acceso El País.
Los menores declararon ante la Justicia que, a la 1 de la madrugada del miércoles, un interno empezó una maniobra de distracción en el hogar Sarandí. Gritaba que sentía fuertes dolores en el estómago y atrajo la atención de los cuatro educadores del turno.
Mientras los educadores trataban de atender al menor supuestamente enfermo, los otros terminaron de cortar las doble reja de la ventana, la cual venía siendo aserrada desde hace varios días.
Los internos explicaron que a las dos de la mañana de ese miércoles se escapó la primera tanda. Eran cinco de seis internos alojados en una celda ubicada en el primer piso del hogar Sarandí. El sexto adolescente no deseó escapar porque le quedaban pocos días para su liberación.
Testimonios de funcionarios en el expediente permiten deducir que la otra tanda se fugó a las ocho de la mañana del miércoles 18 -seis horas después que huyera el primer grupo-.
Los adolescentes internados estaban al tanto que había ocurrido una fuga a través de la ventana de una de las celdas.
Esperaron que los educadores abrieran las puertas de los celdarios, ingresaron en dicha celda y luego huyeron por la misma ventana.
Cien sumarios en cinco años
El director del INAU Jorge Ferrando estimó que, entre 2007 y la fecha, se efectuaron 100 sumarios contra funcionarios del entonces Sistema de Ejecución de Medidas a Jóvenes en Infracción (Semeji), de los cuales terminaron en 15 destituciones.
Ferrando dijo a El País que estos sumarios se instrumentaron por hechos delictivos y faltas administrativas como, entre otros, facilitar motines, fugas, ingresar drogas y sierras, dar golpizas o maltratos a internos.
En este momento se encuentran en curso 40 investigaciones sobre hechos gravísimos ocurridos en hogares con privación de libertad. Dentro de estos se encuentran, por ejemplo, las fugas del "Ricky" o el rescate de "El Talibán". El proceso de investigación dura dos años, dijo Ferrando.
LA ÚLTIMA FUGA HACE OCHO MESES
En dos días de agosto del año pasado, nueve menores se fugaron de hogares del INAU. En la madrugada del 17 de agosto, se escaparon cuatro internos del hogar Ariel tras cortar las rejas con tres sierras. Otros cinco huyeron tras tomar de rehén a dos funcionarios
"Esta fuga huele raro. Las sierras no ingresaron por los familiares de los adolescentes", dijo a El País el entonces gerente de hogares del INAU, Rolando Arbesún.
Explicó que las requisas a los familiares de los menores "está muy aceitada" porque los funcionarios del INAU utilizan un scanner de mano que detecta cualquier objeto metálico entre los "paquetes" o la vestimenta de los visitantes a los establecimientos de Berro. "Entonces la culpa no la tiene la visita", advirtió.
En una requisa realizada el 17 de agosto del 2011 en el hogar Ariel, los funcionarios encontraron las tres sierras usadas por los menores para huir y otras tres adentro del hogar. También hallaron varias bombitas de luz quebradas que son usadas como armas.
Según datos del INAU, en 2009 sucedieron 1.040 escapes; en 2010, 800 y en 2011, 120.