Eduardo Casanova
médico de UCM
El síndrome celíaco es actualmente conocido como enfermedad celíaca (EC) porque se conocen con claridad las causas y mecanismos que la producen, afectando hasta el 1% de la población europea. Su consideración resulta especialmente interesante porque además, afecta a un 75% de personas que no saben que la padecen.
El sexo femenino es afectado dos veces más que el masculino, y en un alto porcentaje se relaciona con antecedentes familiares, pues se hereda genéticamente la tendencia a producir auto-anticuerpos que lesionan las vellosidades intestinales.
Si bien en la mayoría de los casos la enfermedad se manifiesta en los niños, cuando comienzan a alimentarse con gluten, manifestando su intolerancia (luego de los seis meses), existen casos frecuentes en que los síntomas de intolerancia aparecen tardíamente, entre los 30 y los 40 años de edad. En los adolescentes suele ser asintomática, y en el 20% de casos existe en mayores de 60 años.
El síntoma más frecuente es la diarrea crónica acompañada de adelgazamiento con baja de peso y trastornos nutricionales derivados de la pérdida de nutrientes no absorbidos, por ejemplo de hierro, que causa anemia. Se acompaña de dolores abdominales, distensión abdominal y meteorismo.
Es frecuente la asociación con otras enfermedades, que es preciso descartar dado que pueden coexistir, causadas por el mismo mecanismo de agresión autoinmune. Éstas son la dermatitis herpetiforme, mala función tiroidea, diabetes I, linfomas no hodkinianos, trastornos hepáticos y carcinomas del tubo digestivo.
El trastorno de la absorción intestinal para el gluten es básicamente la causa de los síntomas de la EC. El gluten está presente en el 75% de los alimentos manufacturados consumidos en nuestro hemisferio, ya sea en forma de pan o pastas, harinas, aromatizantes, colorantes, humectantes, espesantes, conservantes.
La EC se diagnostica por el cuadro clínico resultante del trastorno disabsortivo, aunque en ciertos casos puede ser asintomática, y en otros requerir diagnóstico diferencial, sobre todo con entidades como el síndrome de colon irritable.
Las vellosidades intestinales, que son estructuras de la mucosa que cuelgan en la luz del intestino, tienen la función de absorber los nutrientes que así pasan a la sangre transportados por la vena porta al hígado, donde son procesados para ingresar al metabolismo general del organismo. En la EC dichas vellosidades aparecen con cambios estructurales que a través de la biopsia permiten certificar la enfermedad.
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José Mazzini 2957
Los distintos grados.
En el grado 1 aparece un proceso inflamatorio con infiltración de linfocitos, en el grado 2 disminuye el tamaño de la vellosidad, y en el grado 3 ésta aparece atrófica, aplanada. La inflamación ocurre por efecto de autoanticuerpos que lesionan el tejido de la vellosidad intestinal.
Cómo manejar el mal.
Los productos con gluten se descartan y se sustituyen por panes y pastas elaborados con harinas de maíz descascarillado, soja o arroz. Se debe consumir de carnes de todo tipo, frutas y verduras naturales. Ello suele ser suficiente para restablecer las vellosidades intestinales.