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Desinformación sobre agresiones sexuales persiste en América Latina

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Movilizacion en protesta contra la cultura de la violacion por Av. 18 de Julio, luego de hacerse publica la denuncia de una mujer que fue abusada el fin de semana pasado por un grupo de varones, en Montevideo, ND 20220128, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

MUJERES

En esta nota, EFE Verifica desmiente cinco datos falsos y concepciones erróneas sobre las agresiones sexuales.

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Macha contra "la cultura de la violación".

La desinformación dificulta la concienciación sobre estos ataques brutales a la libertad de las mujeres. Mitos como que los agresores sexuales son en su mayoría extraños o que las verdaderas víctimas de las violaciones siempre oponen resistencia todavía persisten en América Latina.

Tras la violación grupal la semana pasada de una joven de 20 años dentro de un vehículo en el barrio de Palermo en Buenos Aires, en Argentina y otros países de América Latina las redes sociales se llenaron de mensajes con datos falsos y concepciones erróneas sobre las agresiones sexuales.

En EFE Verifica desmentimos 5:

1. La mayoría de los violadores no son enfermos mentales
Algunos mensajes virales daban a entender que los agresores sexuales son enfermos mentales, "locos". "La sociedad no viola. Violan los violadores, que son enfermos mentales y tienen que estar presos", decía un internauta a propósito de la denuncia de violación grupal en Buenos Aires.

Sin embargo, un informe de SEXVIOL, un grupo formado por investigadoras de cuatro universidades públicas españolas (Complutense, Universidad de Jaén, Carlos III y Universidad de Valencia) concluyó que el agresor sexual no responde a un patrón antisocial o patológico.

El estudio, que analizó 178 sentencias sobre agresiones sexuales dictadas por la Audiencia Provincial de Madrid entre 2016 y 2018, encontró que más del 70 % de los agresores no tenían antecedentes penales de ningún tipo.

Otra investigación del Instituto de Salud Mental de Singapur, publicado en la Revista de Psiquiatría de la India, señaló que es arriesgado y dañino suponer un vínculo causal entre un trastorno psiquiátrico y una violación, pues "en la mayoría de los casos existe una causalidad multifactorial del delito en lugar de una causa específica".

Para Juliana Martínez, directora de Sentiido, organización dedicada a contribuir a la disminución de prejuicios y discriminación de las diversidades sexuales, este tipo de afirmaciones estigmatizan además a las personas con enfermedades mentales.

2. Si una victima se olvida de su declaración no es porque sea falsa
Una investigación del Instituto Psiquiátrico de Pensilvania (EE.UU.) demostró que en las primeras dos semanas después del crimen hasta un 94 % de las víctimas cumplen los criterios del diagnóstico de trastorno por estrés postraumático (TEPT), y tres meses después aún un 47 % continúa con los síntomas.

Quienes lo sufren con frecuencia evitan pensamientos o sentimientos que recuerdan la agresión y, por eso, es posible que no quieran hablar sobre la agresión o no recuerden aspectos importantes del suceso.

Martínez, que también es profesora en la American University en Washington DC, remarca que es muy común que una persona que ha vivido una experiencia traumática no recuerde con claridad los hechos violentos, porque "en momentos traumáticos una forma de protegerse mentalmente es bloquear ciertos recuerdos".

3. La mayoría de veces no son cometidas por un extraño
Algunos usuarios también intentan enmarcar a los violadores en un perfil concreto, pero, realmente, ¿qué dicen los datos sobre los agresores sexuales?

La Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto (RAINN, en inglés) sostiene que el 45 % de las agresiones sexuales son cometidas por un conocido y un 25 % adicional por una pareja íntima actual o anterior.

Del análisis de las resoluciones judiciales que hizo SEXVIOL también se desprende que en más del 80 % de las agresiones sexuales existía previamente algún tipo de vínculo entre víctima y victimario. En el 17,4 % ese vínculo era íntimo: el agresor era la pareja o expareja.

A pesar de su repercusión mediática, las agresiones sexuales en grupo solo representan el 2,8 % de las sentencias analizadas, según SEXVIOL. Los datos del Ministerio de Interior de España indican que en 2019 fueron el 4,2 % del total.

4. No hace falta resistirse para ser víctima real 
Otro estudio de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, muestra que solo entre el 20 y el 25 % de las mujeres utilizan la resistencia enérgica en respuesta a los intentos de violación.

También el informe de SEXVIOL muestra que en el 90 % de las violaciones no se empleó violencia extrema: en el 4,6 % de las sentencias las víctimas presentaron lesiones graves o mortales; en alrededor de la mitad de los casos, leves; y en el 35,5 % no se identificaron lesiones.

Para Martínez, las víctimas reaccionan de forma distinta ante la violación, algunas entran en "estado de shock" donde se paralizan y se alejan mentalmente de lo que está sucediendo para protegerse.

"A veces se asume que las mujeres siempre tenemos las condiciones para decir que no", agregó la profesora, "pero la realidad es que muchas intentan desviar la situación o evitar defenderse para que no escale la violencia, en vez de reaccionar con fuerza se intenta calmar al potencial agresor por temor a sufrir una violencia mayor", que incluso pueda acabar con su vida.

5. No siempre ocurren en la calle o de noche
La Universidad de Oregón cita estudios que afirman que más del 50 % de violaciones ocurren en la casa de las víctimas, el 33 % ocurren de día y el 85% son cometidos por alguien a quien la víctima conocía.

Son porcentajes que se asemejan a los reflejados en el estudio de sentencias de SEXVIOL: las viviendas fueron el lugar donde se cometieron la mayoría de las agresiones sexuales (60,1 %), seguidas del espacio público (20,2 %), mientras que el 54,8 % de las violaciones tuvieron lugar de noche, pero el 45,2 % durante el día.

Martínez señala que la gran mayoría de violaciones y agresiones sexuales ocurren en espacios "que deberían ser seguros para la víctima, pero precisamente ocurren en la casa, en el colegio o en espacios religiosos, de la misma forma que los feminicidios".

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