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Diversidad y libertad para vestir: la filosofía de Leticia Soria y su marca de indumentaria Letso

“Toda la vida me enseñaron a coser otras mujeres, debo todo mi conocimiento a criarme dentro de un taller”, asegura quien en 2005 creó su propia marca y maneja de 8 a 13 talles por prenda

Leticia Soria
Leticia Soria, creadora de Letso
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Por María Emilia Triay

No importa si una mujer es baja o alta, si su cadera es pequeña o grande, si su cuerpo es en forma reloj de arena o triángulo invertido. Vestirse es una necesidad pero cómo hacerlo es una elección y lo que antes era impensado ahora es algo a lo que nos animamos: usar lo que nos gusta y nos queda cómodo.

“Las clientas preguntan si un chupin va con su cuerpo, si pueden usar cuerina o una minifalda; nos metieron en la cabeza que si sos alta si podés mostrar tu cuerpo y si no tenés que vestir de negro, de deportivo. Si es esa es su elección buenísimo, mi filosofía es que uses lo que tengas ganas”, dictamina Leticia Soria (46), creadora de Letso.

Esa pluralidad es la que persigue la marca de indumentaria que, desde sus inicios, tiene como filosofía mostrar la diversidad en general: en cuerpos, edades y estilos de vida. Letso se dedica al diseño, producción y venta de prendas de vestir (por mayor y por menor desde www.letsojeans.com), principalmente jeans.

Su producción es 100% nacional, adapta tendencias internacionales al público uruguayo. Uruguay maneja un promedio de escala de 5 talles (del XS al XL) y su escala va de 8 a 13 talles en artículos clásicos y de moda. Esta es una gran diferencia y pilar de la marca.

Letso es una pequeña empresa de triple impacto. Además de buscar rentabilidad financiera tiene como objetivos generar impacto socioambiental: desde la selección de telas (que sean las que utilizan menos agua en su proceso) hasta la clasificación de residuos, con los descartes de telas a reciclar de diferentes formas.

Infancia

Soria nació en el mundo de la confección, entre prendas de punto, túnicas, vestidos y jeans. Con ocho años su abuela le enseñó a usar una maquina a pedal, un recuerdo que atesora junto a otros tantos en compañía de su madre (que impulsaba la marca “New age“ ) a quien responsabiliza de su amor por el rubro.

“Toda la vida me enseñaron a coser otras mujeres, debo todo mi conocimiento a criarme dentro de un taller”, asegura quien cursó también algunas materias de diseño en la facultad. “Las jornadas eran largas y se daban charlas alrededor de la máquina. Mirábamos, tomamos mate, bordaban y ahí nos enseñábamos distintas cosas”, rememora.

En 2005 nació su propia grifa, resultado de que su madre se jubilaba, pero sobre todo a su ambición de independencia.

Comenzó con un pequeño taller y tres clientes. Salió al interior a vender y de allí es hoy el 90% de su cartera. Para Letso trabajan de forma directa siete personas y otras 40 indirectamente (entre envíos, lavandería y más). Inició produciendo solo cuatro modelos de jeans y una campera, pero se vendía muchísimo y con eso alcanzaba. En verano, se sumaba shorts o bermudas, nada más. Pero después la moda empezó a cambiar, las redes la siguen muy de cerca y la gente accede a la información de las marcas. Este combo obligó a Letso a trabajar por colecciones: presentan una cada dos meses, con dos muy importantes en el año y diversas cápsulas.

“Antes las tendencias demoraban en llegar, pero ahora es en vivo entonces lo querés ya. Si como marca no estás todo el tiempo actualizada, otra lo hará por vos”, explica.

“La gente se viste más con lo que es moda y pasa en todas las edades. Antes la moda era como para la gente joven, pero ahora tengas la edad que tengas, incluso siendo mamá y trabajando, también podés y querés estar a la moda “, reflexiona.

Inclusión

Soria no solo articula el taller de costura y la gestión de la empresa en lo formal, sino que además se encarga de la estrategia de venta y comunicación de la que es su filosofía de vida y también de su marca.

Así, reconoce que siempre que puede da a conocer diferentes emprendimientos con los que trabaja. Entre ellos figuran Ceprodih (que apoya a familias en contextos vulnerables, especialmente mujeres con niños en situación de alto riesgo social) y Cedel Casavalle (un lugar de referencia para la capacitación y formación de emprendimientos locales).

También están las escuelas taller 205, 207 y 259, a las que asisten adolescentes en situación de discapacidad para aprender diferentes oficios en pro de una futura inserción laboral, quienes se han encargado de realizar accesorios y complementos que fueron parte de varias de sus campañas.

“Las personas con discapacidad no solo pueden trabajar, sino que pueden sostenerlo en el tiempo y es importante mostrarlo. La gran tranca es la salida laboral, se preparan para trabajar pero es como quedan ahí en la preparación continua. Hay que incluir, incluir, incluir”, sentencia.

Maternidad

Además de emprendedora, Leticia también es mamá de Sebastián (16). El andador que utiliza él para moverse, jamás le impide acompañarla a cumplir sus compromisos de trabajo.

“Tengo una crianza compartida con el padre, eso simplifica la organización del trabajo y logro tener horas de calidad con él. La búsqueda del equilibrio es constante pero no me arrepiento del camino que decidí aventurarme hace más de 18 años. Celebro que día a día aparezcan mujeres emprendedoras en el rubro”, manifiesta.

“Igual se sigue cuestionando el trabajar si sos mamá y exigen que tenés que ser buena en todo”, concluye.

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