Hogar

Hace un año, más o menos, hablábamos de lo mismo… la nueva normalidad. Muchos estamos nuevamente trabajando desde casa, con los chicos con clases virtuales y no nos quedó otra que acondicionar un ambiente de nuestra casa para trabajar, sin interferir demasiado con nuestra vida diaria. Con estos cambios en nuestras rutinas es lógico sentirnos desbordados, agotados y también tener la sensación de que no somos tan eficientes como quisiéramos, que el tiempo no nos da para nada.

Si no tenés un ambiente destinado a escritorio, te sugiero que elijas un espacio bien iluminado y dónde puedas estar cómoda y te sientas a gusto.

Evitá trabajar en la cama o el sofá, ya que son lugares de descanso y más propicios para darnos sueño y pereza. Lo ideal es un escritorio o una mesa donde puedas estar sentada.

Si usas la mesa del comedor te sugiero juntar todos los elementos que necesites para trabajar en una caja, canasto o contenedor, que te permita tener todo a mano y cuando termines guardar todo de forma rápida y fácil.

Imprescindible para mejorar el estado de ánimo es sacarte el pijama y ponerte ropa cómoda, pero que te haga sentir linda.

Desayuná y almorzá bien, está bueno hacer snacks entre comidas, pero lo más saludables y organizadas que puedas.

No estás en la oficina y es inevitable que las tareas de la casa se mezclen con el trabajo, si trabajas con horarios establecidos conseguirás rendir mucho más y mejor.

Planificá, establecé objetivos y planes para el día (y para la semana) en función de tu casa y tu familia, y respetalos. Poné un límite y si es necesario dejá cosas para el día siguiente.

Para eso anotá todo lo que tenés para hacer y a la vez hacé una lista con esas tareas, pero dale un orden de prioridad.

No te olvides de calcular un tiempo para los imprevistos que puedan surgir.
No anotes más de lo que puedas abarcar solo porque el papel lo aguanta, no cargues tu día con tareas que sabes que no podrás hacer. Y no trates de hacer todo sola, asigna tareas al resto de la familia para que todos colaboren en mantener las rutinas y el orden.

Tratá de cumplir los objetivos del día, para evitar que se te acumulen tareas.

Y siempre que empieces con algo terminalo, planificar no es hacer, planificar te ayudará a avanzar cuando te pongas a hacer, y si no haces no avanzas.

Mantené el orden en ese lugar de trabajo que elegiste. Si tenés tu espacio ordenado podés pensar claramente y enfocarte mejor en lo que estás haciendo. Obviamente el orden va a depender mucho de la actividad que realices, pero hay cosas que son comunes a cualquier actividad.

Recordá que con la regla de los 10 minutos por día podés mantener el orden con facilidad y evitás posponer tareas.

Y lo más importante es dejar tiempo para ti y tu familia.

La organización se trata de simplificar al máximo usando solo lo necesario para ordenarnos y tener una guía clara y fácil para nuestro día a día.
Siempre digo que el orden no es solo ubicar los objetos en un lugar, sino darles ese lugar que sea útil, práctico, cómodo y funcional para vos.

Ordená tu casa y ordená tu vida.

conocñe a nuestra columnista

Ana Guardado

Es organizadora profesional de espacios y desde hace un tiempo lleva adelante su emprendimiento Ana Gu.

Podés encontrarla en sus redes sociales Facebooko Instagram.