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Apunte de cata: La comunidad de mujeres cerveceras crece en Uruguay

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La elaboración de cervezas artesanales es un mundo masculino pero hoy en día las mujeres se abren paso reclamando su lugar. Conocé más en esta columna de Eduardo Lanza.

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La elaboración de cervezas artesanales es un mundo masculino por donde se lo mire. Sin embargo hoy, las mujeres se abren paso reclamando su lugar.

Lo conversamos —y coincidimos— con mi amiga Federica que el varón encara la producción de cerveza como un pasatiempo que hace dentro de casa y que, si bien requiere trabajo y dedicación, el premio es poder disfrutarla. 

"En cambio las mujeres preferimos usar nuestros tiempos libres de otra manera, lo aprovechamos para salir con amigas y tomar nuestras cervezas preferidas en un lugar acogedor”, explicaba Federica.

Cerveceras unidas, jamás serán vencidas

Sin discrepar con este encara, Laura Meléndez, cofundadora de la Comunidad de Mujeres Cerveceras de Uruguay (#CMCUY) considera que en este ámbito las cosas también están cambiando. Lo ve parecido a lo del fútbol femenino, que se abre paso de a poco y, según ella, dentro de unos años estará al mismo nivel que el masculino.

“Los antecedentes históricos son contundentes. En la antigüedad, la mujer fabricaba la cerveza como un alimento más, no era una bebida para el placer como es hoy, sino que hacerla era una necesidad porque el agua a menudo estaba contaminada. El contenido de lúpulo le transfiere propiedades medicinales como buen antibacteriano que es”, reafirma Laura.

Un alimento milenario

Cierto lo que dice, aunque la cerveza en el antiguo Egipto difería mucho de la actual. Era muy espesa y no se bebía, se comía en cuencos con cuchara como si fuera puré. Consistía en una masa pastosa con muchas impurezas y muy valorada como alimento, por su alto contenido proteico y de hidratos de carbono.

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Nace la CMC en Uruguay

Laura ejerció el periodismo durante años y ahora se dedica a asesorar empresas en temas de comunicación y marketing. Hizo un curso de elaboración de vinos y cada año hace el suyo al llegar la vendimia.

Curiosa como es, supo de este movimiento que surgió en Argentina en 2017 y decidió sumarse con una amiga que trabaja en el Centro Cervecero. “Nos contactamos con las chicas de allá, nos informaron de sus protocolos o consignas, nos pasaron materiales gráficos y empezamos a invitar a todas las conocidas del sector”, recuerda.

CMCUy está integrada por productoras de cerveza, dueñas de bar, sommelier, comunicadoras, consumidoras y curiosas. Ellas comparten varios objetivos. Visibilizar a las mujeres en el ámbito de la cerveza, difundir la cultura cervecera y crecer, para que haya cada vez más cerveceras preparadas para ocupar diferentes espacios y con mayor participación. Las cerveceras del interior se sumaron entusiastas y en Durazno hay un ejemplo para conocer.

Yimeña en Sarandí del Yí

El padre de Paula Piñeyro volvió de Buenos Aires en el año 2000. En Sarandí del Yí, se dedicó a envasar agua mineral porque contaba con el manantial apropiado. Años más tarde le propuso a su hija la idea de elaborar cerveza artesanal, pero ella no tenía ni idea del asunto. Lo habló con su amiga Verónica Alpuy, ambas dedicadas al cuidado ambiental de las aguas y el entorno del rio Yí. Lo pensaron y se lanzaron a la aventura.

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Algo bien nuevo

No sabían que en Uruguay había una movida de artesanos cerveceros, pero sucede que lo artesanal y el medio ambiente, son como primos hermanos. “Lo primero que hicimos fue capacitarnos en la Academia Mastra en Montevideo y, al volver, ya empezamos a cocinar la cebada. Fue mágico poder hacer cerveza y tener nuestra propia empresa. Nuestros equipos no son grandes, estamos limitadas por los fermentadores y cada cocinada nos da unos 40 litros cada 15 días”, explica Paula.

Sabores y colores diferentes

El empuje con que encararon su proyecto las llevó a crear distintos estilos. Son unos cuantos, pero algunos merecen destaque. "La Stout por ejemplo, oscura y bien británica, una IPA de sabor intenso y la Blonde, es una que gusta mucho acá. Aunque también hacemos la Dorada Pampeana con guaco y estamos encantadas porque ha sido muy elogiada”, dice Verónica. A todas las bautizaron Yimeña, que es el gentilicio femenino de los habitantes y vecinos del rio Yi.

La cerveza se envasa en botellas de vidrio de 500cc que se reciclan (previo riguroso lavado). Se vende localmente y en Montevideo a través de Birrava.uy, una tienda online que maneja más de una docena de marcas.

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La saga continúa

Los pasos siguientes incluyen elaborar una cerveza con cedrón. Comenzar a vender en Durazno donde hay varios locales que ofrecen las artesanales. Y está el tema de la reutilización del bagazo, que son los restos de cebada que quedan al finalizar la fermentación. Tiene chances de múltiples usos, desde hacer pan o alimento para ganado o dispersarlo en la tierra como abono. Después de seco también puede emplearse para hacer macetas y hasta papel. “Sabemos que en Chile lo hacen”, dice Paula.
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CONOCÉ A NUESTRO COLUMNISTA
Eduardo Lanza EME
Eduardo Lanza

Es Ingeniero químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas.

Es fundador de la Sociedad de Catadores. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino desde hace más de 20 años

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