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¿Qué es la personalidad erótica? ¿Qué tipos son los más frecuentes? ¿Cuál es el tuyo?

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Mujer, erotismo

INTIMIDAD

Conocerse eróticamente significa tener conocer las respuestas del cuerpo y la mente a los diferentes estímulos y no limitarse a copiar lo que muestra el cine o lo que otros sugieren

¿Cómo empezar a explorar la personalidad erótica?

“Estar presente. Hay que partir de una situación favorable, donde haya calma y complicidad, para ir explorando las sensaciones corporales y sensoriales, ya sea en pareja o solo. Una búsqueda del placer sin expectativas, centrándose en el momento y en lo que uno siente”, dice Morello.

A nivel corporal, en sexología existe lo que se llama el mapa erótico, que no es otra cosa que ubicar los puntos y las zonas de placer corporal personales. No hay dos mapas eróticos iguales, porque no se trata de centrarse en los genitales sino más bien en las partes erógenas, esos continentes inexplorados que hay que descubrir a la manera de los antiguos exploradores: con tiempo, con ayuda o sin ella, y sin saber muy bien lo que se está buscando. Dónde tocar, qué tocar, cómo tocar; observando siempre la regla básica de menos a más.

La elaboración del propio mapa erótico puede revelarnos que tenemos sensibilidad en el cuero cabelludo, y que nos gusta que nos lo acaricien o que nos tiren de él con fuerza. O que la cara interna de los brazos y los muslos prefieren los movimientos circulares, lentos y ascendentes. El cuerpo tiene su propia fábrica de metanfetaminas, tan solo hay que descubrir cómo ponerla en marcha. 

La personalidad erótica se vuelve más sutil a nivel mental y el estado de ánimo que conecta más con lo sexual sería, en palabras de Francisca Molero, “la motivación”. “Estar motivados y la periodicidad; ya que somos animales de costumbres y si estamos mucho tiempo sin activar nuestro canal sexual nos costará más entrar en él. Hay también muchas cosas del día a día que nos conectan con esa onda. Todo lo que tiene que ver con lo sensorial y lo placentero, como estar al aire libre, bañarse en el mar, bailar, escuchar música”.

Las fantasías eróticas se han interpretado siempre como una cortesía del inconsciente que brinda una ventana abierta a nuestra verdadera personalidad sexual; pero tampoco hay que fiarse al 100% de ellas. Como dice Valérie Tasso en su Antimanual de sexo (Temas de Hoy, 2008): “Cuando nos preguntamos: ‘¿Qué me apetece hacer?’, responde nuestro deseo. Cuando nos preguntamos: ‘¿Qué soy capaz de imaginar?’, responde nuestra fantasía”.

“Las fantasías sexuales van muy bien para aprender, ya que el cerebro es un órgano plástico y a veces le cuesta distinguir entre realidad y ficción”, cuenta Molero. “No hay que poner, pues, etiquetas porque el pensamiento no es la acción y además, generalmente, están muy relacionadas con la transgresión, con lo prohibido, con lo que nos han dicho que da más placer, y no siempre con nuestros gustos reales”. 

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Foto: Shutterstock

Cambios con el paso del tiempo

Hay que tener en cuenta también que esta personalidad erótica cambia con el tiempo, los años y las distintas parejas, que pueden despertar ciertos instintos o apetencias. Y aquí se sitúan esos agravios comparativos que uno puede sufrir con los ex, del tipo: “¡Conmigo nunca quisiste hacer un trío; y ahora me cuentas que al mes de conocer a Pablo, hala, venga!”. Nuestra manera de ser sexual es, por tanto, dinámica e interactiva; y puede que lo que nos gustaba a los 20 años deje de gustarnos a los 40, o viceversa.

Tras años de investigación, la sexóloga Jaiya, autora de libros como Red Hot Touch y Cuffed, Tied and Satisfied, realizó una clasificación, a grandes rasgos, de las personalidades eróticas en cinco grupos: energética, sensual, sexual, quinqui y cambiante. Eso sí, generalmente la mayoría tenemos rasgos de todas.

Los cinco tipos de personalidades eróticas

La personalidad energética es propia de personas hipersensibles, que pueden llegar a tener orgasmos casi sin tocarse. Les gustan las caricias suaves, el contacto visual, ir despacio y para este grupo es imprescindible que haya una cierta conexión emocional en el sexo. La respiración es un elemento importante a tener en cuenta.

Los sensuales dan mucha importancia a los sentidos, les gusta rodearse de belleza y para ellos la atmósfera cobra tanta importancia en el terreno erótico (velas, música, luz adecuada) que, si no cumple con determinados requisitos, puede poner fin a la excitación sexual. Este grupo disfruta tapándose los ojos con una venda, dando o recibiendo masajes o jugando con el efecto frío-calor. 

Las personas sexuales tienen relaciones frecuentes, se excitan con facilidad y utilizan el sexo como medio de relajación. Las imágenes visuales y los cuerpos son potentes excitantes, y se persigue el orgasmo a través de la estimulación genital y el coito.

A la personalidad quinqui, sin embargo, le atraen las cosas raras, inusuales, prohibidas y todo lo que la saque de su zona de confort. Este grupo da mucha importancia a la psicología y a las fantasías, aunque sus integrantes pueden sentirse culpables o reprimir sus preferencias por considerarlas inmorales o censurables.

Y, por último, los cambiantes son los que mezclan características de las cinco clases. Les gusta tener experiencias diversas y suelen ser muy influenciables por sus parejas.

Tomarse el tiempo necesario para descubrir la propia personalidad erótica no solo hará que disfrutemos más del sexo y nos conozcamos mejor, ya sea sexualmente y como seres humanos, sino que elijamos mejor a nuestra pareja y sepamos comunicarle, adecuadamente, nuestros deseos. Y, por supuesto, contribuiremos a un mundo más excitante, libidinoso y sexy.

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