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Mamá Estimula: Cinco consejos Montessori para criar hijos ordenados

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Mujer cuidando niños.

CON LOS HIJOS

Claudia Guimaré propone mantener el orden sin recurrir a premios y castigos, a la eterna repetición o al rezongo a gritos.

Mujer cuidando niños.
Mujer cuidando niños.

Si hay algo que nos saca de quicio cuando nos hacemos madres y padres es tener que andar pisando legos desparramados por el suelo, ordenando peluches o juntando en cuatro patas tuppers y tuppers de juguetitos diminutos día tras día y si bien a medida que los niños y niñas crecen, se hace más sencillo explicarles la necesidad de que aprendan a mantener el orden del hogar y en especial de sus espacios y objetos queridos, sabemos que cuesta mucho pero mucho mucho lograrlo.

¿Será que no lo pedimos de la manera más eficiente y correcta? Porque seguro no se trata de que no lo pidamos lo suficiente, que no repitamos la consigna o que incluso no pongamos premios y penalidades para logar que nos hagan caso y aun así, la enorme mayoría de los padres y madres siente que ésta, es una tarea titánica y de muy largo plazo.

¿Qué podemos hacer entonces para ser más efectivos y lograr el resultado sin recurrir a premios y castigos, o a la eterna repetición o al rezongo a gritos?

En la columna de hoy, te cuento los 5 consejos más básicos de la pedagogía Montessori al respecto.

Si hay algo que shockea ni bien se traspasa un ambiente Montessori (el aula de clase), es el orden y la pulcritud que reina en la sala. Cualquiera que haya tenido la experiencia de conocer un colegio o escuela de esta pedagogía, sabe de lo que estoy hablando. Literalmente uno sale con la impresión de haber entrado más que a un aula de niños pequeños, a una exhibición de alguna revista de cómo sería genial que luciese una sala de jardín o un dormitorio infantil. Pero no solamente porque todo está en perfecto orden y cada cosa tiene su lugar permanente asignado sino porque todos contribuyen espontáneamente a ese orden, adultos y niños, y sobre todo además, porque el resultado es hermoso a la vista.

El secreto es que esta pedagogía parte de la creencia de que, muy contrariamente a lo que comúnmente se cree, los niños, son altamente sensibles al orden y están predispuestos al mismo, sino que el orden es una necesidad vital para su desarrollo, puesto que les brinda confianza y seguridad en la exploración del medio ambiente que los rodea y porque en palabras de la propia Doctora Montessori, “El orden de las cosas significa conocer la colocación de los objetos en el ambiente, recordar el lugar correspondiente a cada uno y esto representa orientarse en el ambiente poseyéndolo en todas sus particularidades”, razón por la cual por ejemplo, cambios drásticos en el mobiliario del hogar o mudanzas etc suelen provocar desorientación e inseguridad en los más pequeños, ni que hablar cuando ingresan a lugares donde jamás han estado.

Algo así como que orden en el exterior, se facilita el orden interior, por decirlo de alguna manera, y facilita la propiocepción, es decir el pleno conocimiento de la ubicación de todas las partes de nuestro cuerpo en relación al ambiente que a su vez facilita la el movimiento coordinado.

¿Cómo logran guías y asistentes Montessori entonces que grupos de 15, 20 o 25 niños y niñas mantengan el salón de clases como para foto de revista? O lo que es mejor, ¿cómo podemos replicarlo nosotros en casa?

La respuesta es simple pero la tarea, ardua, porque es una maratón, no una carrera de velocidad, y porque requiere mucho empeño de nuestra parte.

Los niños aman el orden. Lo primero que debemos hacer es “comprar” la idea de que los niños crecen mejor en un ambiente ordenado, por lo que no se trata de una manía ni una frivolidad, sino que mantener el orden es importante para su desarrollo, y entender que disfrutan y merecen de un ambiente hermoso y que si les brindamos un ambiente hermoso, en el mediano y largo plazo, ellos mismos querrán mantenerlo así.

Menos es más. Claro que por hermoso, no nos referimos a repleto de cientos de juguetes caros. Todo lo contrario. En la pedagogía Montessori, en este aspecto, menos es más. Es decir, cuanto menos juguetes y más ordenados mejor, para que los niños no pierdan el interés por sobrecarga de estímulos, encuentren rápido aquello que buscan o les llama la atención, y sepan siempre dónde se encuentra cada cosa. Para esto, lo ideal es aplicar sistemáticamente cada cierto tiempo la rotación de juguetes, cambiando los que están a la vista y en uso, y guardando fuera del alcance el resto.

Ordenar-expicar-ordenar-explicar. La otra idea que necesitamos incorporar cuanto antes es que aunque parezca un trabajo interminable y sin tiene recompensa inmediata, cuanto mayor esfuerzo pongamos en mantener el ambiente de juego de nuestros hijos e hijas impecable y les mostremos cómo ordenamos y les expliquemos por qué lo hacemos, más y mejor incorporarán ellos mismos también este hábito. Al hacerlo, bien podemos demostrarles qué tanto mejor se siente encontrar lo que buscan rápidamente o lo gratificante de reencontrase con viejos juguetes cada tanto, cuando vuelven a estar disponibles en el espacio destinado al juego, etc, al tiempo que les vamos pidiendo su ayuda para involucrarlos lentamente en el proceso.

Constancia y consistencia. Como todo hábito requiere repetición pero también constancia. Nadie se hace gimnasta olímpico por repetir simplemente los ejercicios necesarios para su entrenamiento, pero cada meses o años. La práctica hace al maestro como dicen e inculcar el orden no es la excepción. Si un día están cansados o enfermos o simplemente de muy mal humor por algún motivo, podemos ser flexibles y hacer pactos en los que acordemos cuándo van a “estar en condiciones” de poder hacerlo o incluso acordar que esta vez lo haremos por ellos pero que es una excepción y no la regla. Si no hay responsabilidad y constancia, no hay interiorización de la norma y el hábito simplemente no llega nunca a incorporarse. Y cuanto más temprano empieces a aplicarlo, mejor. No se trata de esperar que tienda la cama cuando tiene 3 años. Pero siempre se puede adaptar la tarea o el pedido a la medida de cada edad.

Educa en valores y con el ejemplo. Como siempre decimos, si tus hijos no te escuchan, no importa, te ven siempre. Así que de nada sirve que les obligues incluso a tener su cuarto hecho un jaspe si el tuyo es un chiquero. Los niños aprenden como una esponja y también como un espejo por lo que lo que le demuestres con tus acciones lo absorberán mil veces mejor que lo que les digas que hagan si jamás te han visto a ti hacerlo. Y si tienes ayuda en casa y no eres tú quien hace las tareas domésticas, quien tiende las camas, quien ordena, de todas formas puedes aprovechar para demostrarle en pequeños gestos, que una cosa no quita la otra, y que el que haya alguien que colabora en el hogar e incluso cobra un sueldo por hacerlo, no significa que no hagamos nuestra parte porque todo fluya mejor y colaboremos en equipo con el esfuerzo. Si te interesa el tema y quieres profundizar en tácticas para manejar este tema en casa, puedes buscar información sobre orden y vida práctica en Montessori y seguro encontrarás muchísima información práctica, útil y relevante en internet.

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claudia guimaré
Claudia Guimaré

La socióloga uruguaya y especialista en marketing y comunicación es la fundadora de Mamá estimula. En el grupo que administra desde Argentina, comparte materiales educativos y soluciones para padres.

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