Marketing

Crear contenidos es mucho más que levantarse y publicar una historia en Instagram. Crear contenidos es tener una estrategia, volcarla en un plan, ejecutarlo, medir resultados y volver a empezar. Es hacer crecer tu negocio al mismo tiempo que le aportás valor a tu público (o, tal vez, como le aportás valor tu negocio crece)».

Cambian las generaciones, cambia la tecnología y con ellos la forma en que las marcas le hablan al público sobre todo en el «mundo digital», afirma la consultora en marketing Raquel Oberlander.

Esas son las premisas que guían su reciente libro Sin contenidos no hay marketing (digital), publicado por la editorial Penguin Random House, que se presentó ayer.

Se trata de una «continuación natural» de su primer publicación de 2018, El AVC del marketing (digital), Un modelo para atraer personas, vincularlas con tu marca y convertirlas en clientes, que lleva ocho ediciones en diferentes países y llegó al top 3 en Amazon como e-book de negocios en español. «Siempre que doy conferencias, hago consultorías a clientes o doy cursos y hablo de los contenidos, todo el mundo ya tiene tácita la importancia de hacer contenidos. Y la pregunta recurrente que surge enseguida es por dónde empiezo, quién los hace. Y me daba cuenta que no había una forma clara de hacerlo, porque no es levantarte y poner un posteo en Instagram, sino que es tener una estrategia documentada, con objetivos claros, que se pueda medir el retorno», relató. Tras identificar que no había un modelo en el que inspirarse, decidió hacer uno desde cero.

Así, en las más de 500 páginas de su título, la experta plasma en forma práctica una guía sobre cómo llevar adelante una campaña de contenidos eficientes.

Oberlander condensó este proceso en un modelo al que denominó «Hepic 10», que son los pasos para armar un plan de contenidos. «Hepic es por las cinco categorías que para mí debe tener un plan de contenidos. ‘H’ de Historias, ‘E’ de contenido Educativo, la ‘P’ de Postura o Propósito, la ‘I’ por Interacción y la ‘C’ de Curaduría de contenidos. En definitiva, un buen plan debería contemplar esta matriz y responder: ¿qué tipo de historias puedo contar? ¿qué tipo de contenido educativo?, ¿qué postura o qué propósito voy a transmitir y cómo lo voy a hacer?», explicó.

Aunque Oberlander entiende que todos los puntos deben abordarse, en el presente la «P» de Postura o Propósito es el que cobra más relevancia.

«Hasta hace unos años, las marcas difícilmente transmitían su postura o su propósito sobre temas como igualdad de género, diversidad, temas políticos y hoy no solo lo hacen sino que hasta es una demanda del público, que quiere conectarse con una empresa con la que sienta que está alineada. Esto es muy fino, porque todos hablan de diversidad y ponen un arcoíris de colores por tres días y dicen que apoyan la diversidad. Pero ese contenido debe sostenerse en los hechos y, por ejemplo, que la empresa en su interna tenga políticas similares», remarcó.

A su entender, de esto depende la afinidad que genere con el público. «Si es un buen contenido, habrá personas que van a confiar en él y la marca termina convirtiéndose en una autoridad en esta temática y se van a comprar los productos o servicios por lo que es la marca y no por los productos en sí mismos», destacó la experta.