El Pacto Global de Naciones Unidades (ONU), la mayor red de sostenibilidad empresarial del mundo, finalmente llegó a Uruguay. De esta manera, el país se suma a otras 120 naciones donde está presente en 70 redes que impactan en 130.000 empresas, indicó Paola Rapetti, directora ejecutiva de la iniciativa a nivel local.

El Pacto data de 1999, fue creado por Kofi Annan, exsecretario general de la ONU, en base a 10 principios en áreas relacionadas con los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. En 2015 tomó un nuevo giro en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030.

Tras varios intentos, el capítulo local se lanzó esta semana con Itaú, Sancor, Montes del Plata, PWC, Grupo Ferrere y Guyer & Regules, como empresas fundadoras y que forman parte del equipo ejecutivo.

Según Rapetti, ya hay más interesados en sumarse, sobre todo pequeñas empresas, negocios familiares y emprendedores. «Vamos a armar una red que abarque todos los departamentos; ya hicimos alguna reunión con Punta del Este con empresas líderes de cada territorio», informó.

Para sumarse, las compañías deben cumplir tres puntos.

Primero, que su máxima autoridad asuma el compromiso de trabajar en los desarrollos sostenibles con una carta dirigida a la autoridad principal de la ONU. Luego, comprometerse a hacer un reporte sobre qué acciones llevará a cabo en sostenibilidad y, finalmente, dar un aporte económico que dependerá del nivel de facturación. El piso es US$ 1.250 para empresas que facturan hasta US$ 25 millones anuales y llega a un techo de US$ 10.000.

A cambio, se accede al sistema de ONU y su expertise en sostenibilidad para capacitarse y acceder a tendencias. También al ecosistema local que se formará con las empresas y a trabajar con otras redes coordinadas como Deres o Sistema B, que ya tienen experiencia, comentó. A su vez, a esto se sumará la articulación con el gobierno en estos temas.

Rapetti detectó que, si bien el alcance de la propuesta y los puntos a trabajar en Uruguay son muy amplios, existen dos oportunidades a explotar: finanzas sostenibles e impacto de género. «En las pymes hay escasez de acceso a financiamiento y el mundo está yendo hacia lo sostenible, los fondos de inversión están poniendo medidores de impacto y el Pacto podría oficiar de interlocutor entre el instrumento y la empresa. También en perspectiva de género, porque está probado el efecto multiplicador que generan las mujeres en las empresas, el impacto en el cambio».

Pero el alcance de integrar el Pacto va más allá: «Cada vez más las multinacionales contratan proveedores que trabajan temas de impacto. Entonces, de alguna manera es una oportunidad de negocio».