Los colchones de alta gama seducen a los más bacanes

| Quien valora un buen descanso puede desembolsar más de US$ 4.000 en un sommier

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Comprar un colchón no es algo que se haga a la ligera. De una buena decisión depende la calidad del descanso de los próximos 10 años, siempre y cuando se cambie dentro de los plazos aconsejados.

Si bien no es un rubro que se haya despegado en cantidad de unidades vendidas, sí se nota una apuesta a la calidad, coincidieron varias fuentes del sector. Es así que existen clientes que puede llegar a desembolsar hasta US$ 4.000 en un proveedor de descanso ideal.

La supervisora de ventas de Simmons, Ana María Radío, confirmó que "el consumidor comenzó a gastar más para poder adquirir productos de mejor calidad".

Por el contrario, el jefe de Marketing de Dormiflex, Leandro Méndez, afirmó que el sommier tuvo una explosión en los últimos 12 años -el público adolescente se sumó a la propuesta y demanda cada vez más espacio- y agregó que también los colchones "se están vendiendo mucho".

Esto es en parte porque comienza a darse la tendencia de volver a las camas tradicionales, con un diseño y una estructura más personalizada. "Nosotros especialmente hemos tenido una evolución tanto en facturación como en la infraestructura de la empresa. La ventas crecen año a año", afirmó Méndez.

El ejecutivo agregó que a mediados de la década de 2000 se dio "un boom" de empresas comercializadoras de colchones y sommiers en el mercado pero la mayoría cerró entre 2008 y 2009, salvo las que estaban especializadas en el sector.

La empresa líder en el rubro es Divino, que se dedica a la venta de productos masivos. En esta línea también se posiciona Deseos, que comenzó a pisar fuerte en el mercado. Ambas cuentan con sus propias fábricas nacionales.

En tanto, las compañías especializadas en colchones de alta gama, en cambio, importan gran parte de su oferta y apuntan, sobre todo, a un público ABC1 y a grandes cadenas de hoteles.

Inversión en descanso

En Uruguay los colchones más caros superan los US$ 4.000 e incorporan cada vez más variantes para lograr un producto que se adapte, literalmente, a cada cliente.

Desde Bed Time, empresa que se dedica a la venta de productos de alta gama importados desde Argentina, afirmaron que el colchón más caro cuesta más de US$ 3.000, cuyos principales compradores son los hoteles.

Radío indicó que en Simmons -empresa que importa y fabrica en el país-, los colchones más caros rondan los US$ 4.000. "Son de resortes independientes, con materiales de última generación, con espumas inteligentes y con telas de algodón de punto", relató. La empresa vende más sommiers que colchones y, en lo que respecta a los materiales, es más elegido el resorte que la espuma de poliuretano.

La ejecutiva aseguró, por otra parte, que no se debe hablar de un producto de mejor o peor calidad, ya que eso depende "de lo que a cada cuerpo le sienta mejor".

En este punto coincidió el jefe de Marketing de Dormiflex, al afirmar que todo depende de la percepción que tenga el cliente del colchón. "Hoy por hoy hay más variantes en resortes y el desarrollo de tecnologías de última generación generalmente van de la mano de esos colchones", contó. La venta de colchones de espuma se explica, en parte, porque son los recomendados por los traumatólogos.

Méndez agregó que la mayor parte de los colchones que comercializan "son libres de giro, no hay que darlos vuelta, no hay que hacerles ningún tipo de mantenimiento y tienen garantías prolongadas de más de 10 años. Son hechos en base a materiales con memoria que se adaptan a la curvatura y con propiedades térmicas". Los sommiers que comercializa la firma van desde US$ 665 a más de US$ 2.000, éstos de la marca King Koil, líder en el mundo.

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