"Cuando mi padre creó la marca El Moncayo le dijimos que no estaba buena, pero hay que reconocer que tiene personalidad", confesó Ignacio Cohelo, directivo de la empresa familiar Augusto Cohelo, que desde hace más de 10 años elabora esa yerba, tercera en preferencias detrás de Canarias y Baldo, según el Fast Track de Marcas El Empresario.
Se importa desde Brasil y la mezcla con yuyos -que vienen a su vez de destinos tan disímiles como Turquía, China, Argentina y Chile- se realiza en Uruguay. En promedio se venden unos 150.000 kilos por mes de los cuales el 70% va al interior y se dividen entre yerba clásica, compuesta y las partidas con ginkgo biloba y tilo extra.
Actualmente, este producto concentra el 50% de las ventas totales de la empresa, cuando hace apenas tres años los condimentos iban a la cabeza.
"Al principio hacíamos la yerba a pedido. Luego estuvimos un par de años en que la demanda crecía mes a mes y la producción estaba por debajo. Tuvimos que cambiar las instalaciones para poder cumplir con los clientes y duplicar el personal", explicó Cohelo.
Actualmente son 20 las personas que se dedican exclusivamente a la elaboración de la yerba que, en la capital, se puede encontrar principalmente en Ta-Ta, Multiahorro y algunos comercios de cercanía.
"Dar un paso más a otra cadena no nos ha sido fácil porque tenemos miedo de no cumplir y hay que cuidar la calidad antes que nada", apuntó el especialista. Y continuó: "Nuestros consumidores son muy fieles, son innovadores, no vieron la marca en ninguna publicidad, no se la impusimos, y eso tiene su mérito".
El empresario subrayó que como la gente la descubrió a través del boca a boca, construirle una imagen hoy sería "muy peligroso", porque eso implicaría, por ejemplo, delimitar un público objetivo cuando el actual es muy diverso.
En un mercado en el que se venden en total 32 millones de kilos de yerba anuales, El Moncayo tiene chances de crecer, no tanto en el interior, donde está llegando a su techo, pero sí en Montevideo.