Candelaria Reinoso Taccone
La calle Florida, icónica arteria comercial de Buenos Aires, está experimentando un renacimiento por el creciente flujo de turistas y la reactivación de la actividad económica en el microcentro. Aunque la pandemia dejó una huella en este corredor de la ciudad, con muchos locales gastronómicos cerrando sus puertas, hoy está más activa que nunca con la apertura de nuevas propuestas.
El resurgimiento de Florida se refleja en el aumento de las consultas de empresarios gastronómicos y la ocupación de espacios que antes estaban vacíos, aunque con un cambio en el perfil de inquilinos, que ahora se inclinan hacia segundas marcas. Aunque los comercios de renombre todavía tienen presencia, se observa un cambio hacia marcas menos conocidas que aprovecharon los precios bajos durante la pandemia para establecerse en la zona.
Hoy la demanda de alquiler se concentra en los locales de dimensiones reducidas, abarcando hasta 250 metros cuadrados. Este fenómeno explica por qué la revitalización de la zona no proviene principalmente de las grandes marcas. Las propiedades de mayor extensión se enfrentan a los desafíos para su arrendamiento, ya que la demanda se orienta hacia espacios más compactos.
Según el último relevamiento realizado por la operadora de real estate J.L. Ramos, se contabilizan 260 locales en la zona, con una tasa de vacancia que ronda el 2,6%, equivalente a siete u ocho locales disponibles. «Florida experimentó un crecimiento vertiginoso y una rápida recuperación entre 2022 y 2023, resultando en una escasa disponibilidad de locales», explicó Jorge Gayoso, director de L.J. Ramos. «Hay mucha presencia de turistas extranjeros debido a que para ellos Argentina está barata y eso contribuyó a este fenómeno. Hoy, las marcas establecidas en la peatonal están orientando sus estrategias hacia la clientela internacional», indicó.
A diferencia de barrios como San Telmo, donde la diversidad de viajeros es notable, en el microcentro predomina el perfil latino. «Para ellos, el centro resulta atractivo, con lugares emblemáticos como Plaza San Martín y la avenida 9 de Julio. Todo lo diseñado para el turismo se concentra en la calle Florida, donde hoy destacan establecimientos como I Love Gifts o La casa del dulce de leche. Incluso el espacio que antes albergaba una sucursal de Falabella de menor tamaño ha evolucionado hacia un local especializado en regalos», contó Gayoso.

Antes, alquilar un local en la calle Florida costaba entre US$ 60 por metro cuadrado (m²) y US$ 80/m², pero hoy es posible obtenerlo por entre US$ 15/m² y US$ 20/m², dando a pequeñas marcas la oportunidad de asegurar contratos de alquiler a largo plazo. En cambio, «las primeras líneas ahora prefieren instalarse en centros comerciales. Aunque todavía se encuentran marcas como Cuesta Blanca, Vitamina y Portsaid, estos locales se movieron dentro de Galerías Pacífico, en Córdoba y Florida, compartiendo espacio con marcas como Hugo Boss o Rochas», dijo Gayoso.
Antes y después
Dentro del ámbito gastronómico, las opciones tradicionales como Havanna y McDonald’s se mantienen, aunque surge el desafío de hacer frente a la abrumadora demanda. «Este año marcó el retorno del flujo de personas al microcentro, a excepción de los viernes debido a la modalidad del home office», advirtió el broker. Esa revitalización generó un reto: la insuficiente oferta gastronómica para satisfacer la creciente demanda en los horarios pico, comprendidos entre las 11 y las 15.
Contrario a la situación prepandémica, donde la oferta de locales era mayor, hoy persisten cierres en las calles laterales, con la necesidad de inversiones significativas para atraer a empresarios reticentes a operar solo de lunes a jueves. No obstante, los negocios que resistieron durante la pandemia ahora ven un auge.
Actualmente, solo quedan disponibles los locales de mayor envergadura, así como aquellos más reducidos en las arterias laterales. «Quienes identificaron la oportunidad en su momento aprovecharon la situación, pero aún pueden darse casos de reubicación o la incapacidad de las marcas para afrontar los aumentos en los costos de alquiler», señaló el experto.

Un dato interesante es que algunos locales que tenían un valor al inicio del contrato podrían haberse depreciado, incluso con las actualizaciones correspondientes. «Existe la posibilidad de que propietarios e inquilinos ajusten el precio del alquiler, o que aquellos que no puedan afrontar la situación opten por abandonar los locales», remarcó Gayoso, aunque aclara que mucho dependerá de las medidas económicas que tome el próximo gobierno.
La evolución del dólar también es un factor crucial. «Los comercios están sumidos en una profunda preocupación e incertidumbre. Ante un posible enfriamiento de la economía, no pueden vivir solo del turismo, necesitan al consumidor argentino», cerró Gayoso.