Falta jerarquízar al empresario

| Reclama la palabra para los privados y opina sin tapujos: el crecimiento responde a shocks externos, hay que sacar el foco de la región y negociar con EE.UU., las ocupaciones son un retroceso y ya es hora de dar trabajo en lugar de asistencia

POR GABRIELA ROCHA | grocha@elpais.com.uy

¿Cuál fue el proceso hasta llegar a ser Aluminios del Uruguay con capitales 100% nacionales?

En un principio era Egam (Elaboración General de Aluminio y Metales), una empresa nacional que entró en declive en la década del 50. En 1957 compraron la principal participación los canadienses Alcan y en 1997, a su vez, Alcan nos vendió las acciones a un grupo de gerentes uruguayos. Fue un proceso raro, ya que, por lo general, una multinacional compra y se queda; sin embargo, Alcan tuvo una estrategia de negocios diferente, concentró sus activos sobre todo en materias primas, chapas y productos de alto valor agregado, y salió de otros, quedando instalado solamente en Brasil en América Latina.

Pero lo importante es que dentro de la compañía no cambió nada; mantuvimos la misma gente y la cultura forjada en 40 años de trabajo, con los canadienses aprendimos a hacer las cosas bien, a cuidar la calidad y el medio ambiente, a tratar con buena fe a los empleados y a cumplir los compromisos.

¿Qué unidades de negocios tiene la empresa hoy?

En los años 90 descubrimos que para ser competitivos había que especializarse. Antes hacíamos cables conductores, tarros para leche, chapas acanaladas, pomos de crema dental y farmacéuticos. De a poco fuimos vendiendo esos negocios y nos concentramos en los dos básicos que tenemos hoy: perfiles de aluminio que van a las ventanas y las puertas, con una producción de 40.000 toneladas al año; y envases flexibles, un rubro que nació con el papel de aluminio pero después fue creciendo con la impresión y hoy hacemos envases con materiales plásticos y papel, desde las etiquetas de las bebidas refrescantes, hasta los embalajes para los alimentos, productos farmacéuticos y también el aluminio con papel para los paquetes de cigarrillos. En este rubro, hoy llegamos a producir unas 20.000 toneladas anuales.

¿Cuál es la más fuerte?

Históricamente el negocio de la construcción siempre fue el mayor y siempre se ha llevado dos terceras partes de la facturación (U$S 30 millones anuales), pero ahora particularmente estamos en un ciclo alto para ese rubro que fue muy perjudicado durante la crisis. Hoy lideramos con más o menos un 45% del mercado y competimos con otro fabricante local e importadores de Argentina, Brasil y China. El diseño de líneas propias nos ha permitido mantener el liderazgo, y los principales edificios que se han hecho en la costa, tanto en Punta del Este como en Montevideo, tienen materiales nuestros. En envases flexibles hay también otras empresas importantes que venden a nuestro nivel, pero de todos modos tenemos una participación del orden del 25%. El tener dos negocios nos permitió no caernos del todo durante la crisis de 2002, aunque en ese momento pasamos de 200 a 120 empleados; hoy nos recuperamos ampliamente y empleamos a más de 250 personas.

¿Qué planes de inversión tienen para el futuro?

Estamos trabajando ahora en un plan de inversiones para 2008 y 2009, pretendiendo mejorar la calidad y agregando nuevos productos para nuestras dos unidades de negocios, con foco en el mercado interno y también los países de la región: Paraguay, Argentina y Brasil, aunque también exportamos a México y Estados Unidos. El 30% de nuestra facturación viene de las exportaciones, la mitad de las cuales se destina a Brasil. En el mercado local vendemos mucho valor agregado; sin embargo, la presencia con nuestras propias líneas en el exterior aún es muy pequeña: recién este año entregamos el primer edificio en Puerto Madero, el edificio "Chateau" de 48 plantas, pero pensamos crecer en ese rubro.

En envases flexibles también hemos comenzado a exportar a Brasil y Paraguay y, si bien hoy es un mercado de volúmenes chicos, vamos a expandir esa capacidad en 2008. Estamos incursionando también con éxito en el mercado de transporte en Brasil, para armar ómnibus y camiones de aluminio. Por otra parte, para fin del verano lanzaremos otra línea al mercado interno, dedicada al segmento de construcción de alto valor; se trata de perfiles de gran tamaño, atendiendo a una tendencia arquitectónica actual que indica que incluso las ventanas se están haciendo de un metro y medio y dos de alto.

¿En su casa tiene todo de aluminio?

La verdad, tengo una casa de los años 60 que tenía las aberturas de madera dura bien hechas y las quisimos conservar; dan un poco de trabajo: hay que lijarlas, barnizarlas, cuidarlas de los bichitos y el sol… pero me gustan mucho, entonces dije, no las voy a cambiar. Pero por supuesto que tengo aberturas de aluminio en las partes nuevas, como en el churrasquero por ejemplo; tenemos además adornitos de aluminio, un sistema para poner la botella de vino acostada toda hecha del mismo material. No somos fanáticos, pero la verdad es que el aluminio tiene ventajas diferenciales muy importantes: es un material reciclable y ahorra mucha energía. En aberturas es muy demandado porque resiste mucho el paso del tiempo y el perfil se puede diseñar con la formita que uno quiere, además de que cierra mejor y no hay que mantenerlo: no se debe pintar todos los años como la madera. Por otro lado, en transporte se prefiere porque es liviano, a nadie se le ocurriría hacer un avión de acero, viajamos en avión y no nos damos cuenta que casi todo es de aluminio. También son de aluminio los vagones de los subtes y los trenes.

¿Qué opina de la situación económica actual?

En los países tan chicos como el nuestro es muy fuerte la incidencia del exterior. Hoy estamos en un ciclo mundial expansivo, hay afluencia de capitales importante, hay disposición de dinero para los países en desarrollo y nosotros pertenecemos a ese grupo de países. A la gente que está en el gobierno no le gusta que digan que cuando las cosas van bien es porque hay mucha influencia del exterior; pero cuando le toca un bajón obviamente se acuerda de que el problema es por la situación externa. Es sabido que, por muchos años más, hasta que tengamos una creatividad y una creación de valor agregado mayor en nuestra oferta, la dependencia va a seguir estando.

¿Qué considera que se ha hecho de acertado en este período expansivo?

En los aspectos internos hay cosas que se han hecho con éxito en los últimos tres o cuatro años como el apoyo social. La crisis de 2002 dejó un tendal muy fuerte de pobreza y de desempleo y, en ese sentido, creo que se han hecho progresos. Pero también considero que el programa de ayuda ya cumplió su ciclo, no se puede seguir mucho tiempo sólo ayudando, sino que se deben dar empleos legítimos y las personas tienen que trabajar y agregar el valor. Por otra parte, el gobierno tomó las riendas para retomar las negociaciones para un tratado de libre comercio con Estados Unidos, que es una clave importante de nuestros negocios, ya que en el comercio uno le tiene que vender bien a los grandes; ese tratado le va a hacer bien a nuestro país no solamente para vender, sino también para promover inversiones. Pero considero que en el gobierno hay todavía algo de ambigüedad en cuanto a si priorizar al Mercosur o la bilateralidad con aquellos mercados que nos parecen interesantes. El país debe sacar de foco a nuestros grandes vecinos, ya que tienen intereses muy diferentes a los nuestros. Por último, creo acertadas las misiones que hizo el presidente al extranjero, pero ahora tienen que salir a vender los empresarios locales.

¿Y cuáles considera que son los debes que aún tiene el gobierno?

En el aspecto laboral hay aún debes grandes todavía, por ejemplo, el haber incluido a la ocupación de las empresas como extensión de los derechos de huelga fue un retroceso muy grave, eso es y va a seguir siendo un freno para la inversión. Por otro lado, creo que hay una falta importante en la jerarquización del empresario: nos llenamos la boca diciendo que queremos más empleo, pero no le damos voz a la gente que tiene visión y lleva a delante los emprendimientos; si uno quiere promover la actividad en un país, le tiene que preguntar a los empresarios qué quieren hacer, y eso no ocurre normalmente en cómo se están haciendo las cosas aquí. No es una tradición tampoco. También hace falta incentivar a ser empresarios; nos estimulan a ser empleados desde la escuela, pero no contamos con un programa de educación que motive a las personas a tomar riesgo e invertir capital propio o, con una buena idea, invitar a otros a invertir en nuestro proyecto.

Perfil

Nombre: Jorge Soler

Ocupación: gerente general de Aluminios del Uruguay

Edad: 57

Estado Civil: Casado, tres hijos

Es ingeniero industrial, egresado de la Universidad de la República. Cuando era estudiante, fabricó bicicletas con un compañero y después cascos para motociclistas. Un buen día, cuando se estaba por recibir, vio un aviso en el diario que decía: empresa metalúrgica busca estudiante de ingeniería; así llegó a Aluminios del Uruguay y este año cumple 30 en la empresa.

Uno de sus hobbies es andar en moto; tiene una Honda 750. "Con una linda barra de amigos nos gusta mucho hacer cordillera; nos hemos ido a Argentina, Chile y Perú", comentó.

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