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Es francesa, apostó por Argentina pese a los problemas y creó un negocio con presencia en cuatro países

Chloé Proust creó la agencia de viajes Tierra Latina como parte de su tesis de posgrado; su empresa tiene locales en Buenos Aires, Río de Janeiro, Bogotá y París

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Chloe Proust, directora de la agencia Tierra Latina

Por Laura Ponasso

La aventura arrancó 10 años atrás, en un restaurante de Corrientes y con una botella de Malbec de por medio. Y esa misma aventura fue la que la llevó a una vida dividida entre Europa y América Latina. Así lo afirmó Chloé Proust, cofundadora de la agencia de viajes Tierra Latina, a La Nación.

Proust nació en 1990 en Sables d’Olonne, una localidad costera con alrededor de 40.000 habitantes, a la que ella define como «la Necochea de Francia». Allí vivió hasta los 15 años, cuando se trasladó a La Roche sur Yon para continuar sus estudios en un colegio de pupilos, en el que vivía de lunes a viernes y del cual salía los fines de semana para volver a su casa. «El liceo de esta ciudad tenía una especialidad que no existía en la mía: danza contemporánea, que fue mi mayor pasión de los 10 a los 18 años, hasta que me fracturé la rodilla bailando; en ese momento, renuncié a ser bailarina y decidí sumergirme en el mundo de los viajes».

Con ese objetivo en mente, Proust cursó la Licenciatura de Turismo y un posgrado en Administración de Empresas, con especialización en turismo en la universidad pública de Angers (Francia). Y mediante estos estudios, realizó pasantías de entre tres y seis meses en agencias de turismo en Nueva Zelanda, Perú y Argentina, a la vez que cursó un semestre en la Universidad Estatal de Gestión en Moscú.

El primer contacto con tierras latinas fue en 2011, cuando aterrizó en Cuzco, Perú, para una práctica profesional. «Allí conocí una nueva tendencia denominada ‘volunturismo’, una práctica que combina la participación como voluntario en un proyecto en el marco de una ONG y visitas a modo turístico por la región», señaló Proust. Y explicó: «Tenía que armar ofertas de este tipo para clientes norteamericanos. Así conocí a comunidades quechuas y aimaras que, a pesar de estar alejadas tanto a nivel de infraestructura vial como de idioma, querían abrirse al turismo».

De acuerdo con la joven, entre los motivos se destacaban los económicos -ingresos generados por el turismo en Perú están concentrados en unos pocos sitios- y también los culturales. «Querían mostrar a las generaciones futuras que hay un futuro posible y viable en sus tierras; y que este valor podía ser construido a través de la promoción de sus saberes ancestrales y de la enseñanza a los viajeros sobre cómo ellos viven, cuáles son sus creencias y cómo realizan las artesanías». Finalizado este período Proust viajó por Bolivia, Chile y Colombia, y retornó a Francia.

Amor a primera vista

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Chloé Proust visitó Colombia, tras realizar una pasantía en Perú, y quedó fascinada.

Proust había entablado una fuerte amistad con Arthur Thénot, con quien compartía una pasión: América Latina. Y juntos realizaron su tesis de maestría en conjunto sobre la promoción turística internacional de parques nacionales argentinos.

Así, llegó por primera vez al país en enero de 2014. Buenos Aires fue amor a primera vista y después de tan solo dos semanas me di cuenta de que un semestre de pasantía no sería suficiente para conocer todo lo que me llamaba la atención en este país». Esos seis meses se transformaron en seis años. En 2014 Proust trabajaba en una agencia de turismo de Buenos Aires y Thénot en el Ministerio de Turismo de Corrientes. Una semana antes de rendir la tesis, mientras cenaban en un restaurante en Corrientes, tuvieron la idea: crear una agencia para que viajeros franceses descubrieran el país y el continente de la misma manera que ellos: a través de la mirada de sus habitantes.

Para Proust y Thénot, la propuesta era clara: que los viajeros conectaran y vivieran una experiencia humana con un argentino que los recibiera en su casa como un amigo, que compartiera un maté mientras le enseña su cultura o sus artesanías.

Actualmente, la grilla incluye más de una docena de propuestas, que cuentan con el apoyo de poblaciones locales: una pareja de misioneros, que viven cerca de Iguazú, recibe a los viajeros en un ecolodge -alojamiento ecológico- que construyó dentro de una reserva; una comunidad andina de la provincia de Jujuy invita a los turistas a un taller de cocina, para que aprendan a preparar un guiso de quinoa típico de la zona; y una familia mapuche, de la zona de Bariloche, propone explorar la estepa patagónica a caballo y aprender a tejer con lana de oveja.

En 2021, durante la pandemia, Thénot dio un paso al costado, pero ella apostó y fue por más. Ese mismo año, Tierra Latina abrió una sucursal en Bogotá y en 2023, otra en Río de Janeiro, las que se suman a la de Buenos Aires y a la de París. Actualmente, 15 personas trabajan en la compañía.

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